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Las guerras de la basura: los verdes y los rojos contra Ecoembes y su contenedor amarillo
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HISTORIA DE UN DESENCUENTRO

Las guerras de la basura: los verdes y los rojos contra Ecoembes y su contenedor amarillo

Tras aprobarse en el Congreso la ley de residuos, el diputado Juan López de Uralde subió al estrado y puso a los amos del reciclaje en España en el blanco de sus críticas. ¿Por qué ecologistas y recicladores no se llevan bien?

Foto: Una semana de plástico recogida por la familia de Gaspar Antuna en Madrid. (Reuters/Paul Hanna)
Una semana de plástico recogida por la familia de Gaspar Antuna en Madrid. (Reuters/Paul Hanna)

El pasado jueves, el Congreso de los Diputados aprobó finalmente la Ley de Residuos y Suelos Contaminados Para Una Economía Circular. En su paso por la Cámara Alta, el texto original había recibido 579 enmiendas, lo que da a entender lo importante que era para muchas industrias. Una coma más o menos, una interpretación diferente de un nuevo impuesto y su gasto en envases plásticos o reciclaje podría dispararse en muchos millones de euros anuales. Durante meses, empresas y organizaciones patronales han afilado sus esfuerzos de 'lobby' para tratar de que la nueva ley no les haga mucho daño. La Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas no tardó en pronosticar cierres y miles de despidos si la nueva regulación —parte de la cual simplemente transpone, con cierto retraso, directivas europeas— salía adelante.

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Juan López de Uralde, diputado por Unidas Podemos y presidente de la Comisión de Transición Ecológica del Congreso, salió al estrado tras la aprobación. "En este momento, estamos incumpliendo las normativas europeas" en cuanto a recuperación de residuos, dijo antes de comenzar a lanzar puñales a diestro y siniestro. "Se ponen en marcha por fin los sistemas de retorno de envases", o SDDR, una versión actual de la clásica devolución de botellas a la tienda de alimentación, un sistema que ya incorporan 10 países europeos y que en España, según Uralde, "ha estado bloqueado durante mucho tiempo".

¿Bloqueado por quién? Aunque en su intervención acotada no dio nombres concretos, horas después fue más específico en su cuenta de Twitter: hablaba de Ecoembes, la organización privada sin ánimo de lucro impulsada en 1996 por los principales productores-distribuidores de envases y que gestiona los residuos depositados en los contenedores amarillo y azul de toda España. Uralde, como exdirector de Greenpeace España, una de las organizaciones que tiene a Ecoembes entre ceja y ceja, no es imparcial en este debate, y en los apenas seis minutos de los que dispuso antes de que le cortaran dejó sobre la moqueta del Congreso otras acusaciones nunca probadas, pero dirigidas al mismo destinatario: "Vertederos saturados, incendios en las plantas de reciclajes que nos hacen sospechar qué hay detrás de determinados incendios, exportaciones de residuos a terceros países...".

¿Cómo una plataforma cuya existencia depende de promover el reciclaje —recoger envases usados, procesarlos y convertirlos de nuevo en útiles— ha acabado siendo etiquetada como "el lobo al cuidado de las gallinas" por los colectivos verdes y de izquierda? Además de Uralde, Alianza Verde, amalgama de partidos ecologistas agrupada dentro de Podemos ha tildado a Ecoembes de "monopolio poco eficaz" y Más Madrid llevó a la Asamblea de Madrid un informe de Greenpeace con el título 'Ecoembes Miente', donde los acusaban de falsear las cifras de reciclaje de envases o participar en la quema de residuos en vertederos que posteriormente contarían como reciclados, en la línea de lo que repitió el portavoz de Unidas Podemos.

De acuerdo con el informe, Ecoembes estaría reciclando solo un 25% del material que recoge en 'sus' contenedores frente al 80,7% que indican sus últimos datos anuales, de 2020. A finales de 2020, la plataforma emitió un comunicado desmintiendo estas prácticas y acusando a la ONG de confundir a la opinión pública mezclando conceptos, pero el incendio estaba lejos de ser apagado. La semana pasada, Uralde sacó el bidón de gasolina para seguir alimentándolo.

Guerra de datos, guerra de conceptos

Tras esta batalla por los datos de reciclaje laten intereses económicos muy relevantes. La nueva ley de residuos establece que, si no se alcanza un 70% de botellas de plástico recuperadas en 2023 o un 85% en 2027, el SDDR (Sistema de Depósito, Devolución y Retorno) se implantará obligatoriamente para lograr alcanzar los ambiciosos objetivos que marca Europa para 2030.

Esto, según los detractores de Ecoembes, cambiaría la estrategia: los envases irían de vuelta a la tienda y no al contenedor, lo que sería detrimental para sus intereses. Aunque el sistema afectaría solo a latas, 'bricks' o botellas de menos de tres litros, un estudio encargado por el Ministerio de Transición Ecológica a la empresa pública Tragsatec cifró en 2.193 las toneladas anuales de residuos que ya no acabarían en la naturaleza con el nuevo sistema.

"El sistema actual, pese a que cumple con el objetivo para envases de plástico en 2030", decía el informe, "no cumple con los objetivos para aluminio fijados para 2025 ni 2030; tampoco cumple los objetivos del 2030 para acero, vidrio, ni papel y cartón de la misma directiva".

La batalla, por tanto, se ha trasladado a los datos: a su credibilidad en primer lugar, pero también a su transparencia. En los últimos meses se han publicado para todos los gustos, desde el 80% de Ecoembes hasta el 11% de un estudio reciente, publicado por Elisava Research, departamento de investigación de la Facultad de Diseño e Ingeniería de la Universidad de Vic y Universidad Central de Cataluña, que directamente dice que "desmiente las cifras oficiales de reciclaje de plástico en España". El artículo se publicó a mediados de febrero en la revista 'Sustainable Production and Consumption'.

"Hemos hecho un análisis de flujo de materiales donde hemos analizado todos los datos que están publicados y hemos visto que hay muchas incoherencias", explica a El Confidencial Javier Peña, director general y Científico de Elisava. "La información que se nos está dando de que se está reciclando entre el 47 y el 80 por ciento no es real", afirma con rotundidad.

En Ecoembes discrepan de este análisis, que creen que contiene errores significativos. "Extrapolar los datos de recogida de envases de plástico de una ciudad como Granada a la realidad nacional es sencillamente inasumible", explican fuentes de Ecoembes. "El porcentaje de envases plásticos de ese estudio (10,6%) es mucho más elevado que los que dan los estudios del resto de comunidades autónomas, lo que en la práctica implica sobredimensionar el dato de la generación de este residuo". Otras fuentes, como la Fundación Economía Circular, cifran esta cantidad en torno al 6% del total de residuos.

placeholder Exposición de vehículos y contenedores de la nueva contrata de limpieza y recogida de residuos de Barcelona. (EFE/Enric Fontcuberta)
Exposición de vehículos y contenedores de la nueva contrata de limpieza y recogida de residuos de Barcelona. (EFE/Enric Fontcuberta)

Consultado al respecto, Óscar Hernández, de la Asociación Nacional de Recicladores de Plástico (Anarpla), coincide en que es peligroso tomar como referencia una única ciudad, ya que los porcentajes de tipos de basura van variando mucho en función del tipo de ciudad y el momento del año. "Imagínese una ciudad costera en verano", explica.

En el trabajo de los investigadores catalanes, añade, "exclusivamente se toma como referencia lo que se recoge en el contenedor amarillo para su clasificación y reciclado posterior, dejan fuera los miles de toneladas que se recogen, clasifican y reciclan en la fracción resto", es decir, en los contenedores grises. "Tampoco contabilizan las recogidas selectivas llamadas 'fuera del hogar', es decir, en centros de gran generación como estadios deportivos, estaciones de transporte, aeropuertos, centros de ocio, universidades, hospitales, etcétera", por lo que es difícil que el resultado final sea preciso.

Peña defiende el trabajo realizado, e invita a los críticos a responder por la misma vía, con un estudio revisado por pares en una revista Q1. "Si asumimos, y consideramos que esto no se debe asumir, que efectivamente la composición de plásticos de envase en contenedor gris es del 5,98%, hablaríamos de una cantidad alrededor de 1.100.000 toneladas", dice el ingeniero químico de Elisava. "De esta manera, el indicador subiría a 30% de recogida selectiva; por tanto, que quede claro que seguimos igual de alejados y los datos siguen siendo igual de malos e igual o más de opacos: no nos perdamos en lo secundario cuando lo importante es poner luz ante tanta opacidad".

Todos de acuerdo en algo

Que, dentro de las posturas enfrentadas, todos estén de acuerdo en la necesidad de una nueva ley ya es un avance sustancial.

Foto: Plásticos flotando en el mar. (Unsplash)

El asunto de los residuos y su tratamiento es tan capaz de polarizar porque tiene mucho de político. De fondo hay todo un debate sobre si lo adecuado es reciclar tanto como se produce o, por el otro lado, producir cada vez menos residuos para evitar que aquellos restos imposibles de reciclar no acaben acumulados en vertederos o, lo que es peor, escapen a la naturaleza. La tendencia actual, en la calle y en las instituciones, es la última y de ahí que la nueva ley de residuos haga tanto hincapié en la venta a granel de los supermercados o el énfasis en que los restaurantes sirvan agua del grifo.

De hecho, todas las partes implicadas en el debate de los residuos aparecen entre los lobistas del registro de transparencia de la Unión Europea. Ecoembes se ha reunido siete veces con comisarios o directores generales —principalmente con el español Daniel Calleja Crespo, director general de Medioambiente durante los últimos años— entre 2015 y 2020 para exponer su visión de la economía circular o la estrategia de plásticos de cara a la elaboración de las nuevas directivas. Pero también Greenpeace y otras organizaciones han llamado muchas veces a las puertas de la Comisión Europea en estos años. Como decíamos, las leyes de residuos son absolutamente críticas para la cuenta de resultados de las empresas; por eso, entre los lobistas habituales aparecen desde ONG ecologistas hasta organizaciones sectoriales o multinacionales.

Pese a sus temores, Carlos Arribas, coordinador de Residuos en Ecologistas en Acción, salió razonablemente satisfecho del Congreso el otro día. En primer lugar, porque la implantación del SDDR estará condicionada a "objetivos más tempranos de incumplimiento de los que establece la directiva europea".

Además, Arribas destaca que en la miríada de enmiendas "no se ha podido tumbar el tema de la responsabilidad ampliada del productor en cuanto a las obligaciones en el tema de la limpieza viaria o de playas", es decir, que, si los envases acaban siendo residuos, tendrán que ser los productores quienes paguen su limpieza, y no los ayuntamientos o los ciudadanos.

Foto: Aumentar la recogida selectiva será uno de los principales objetivos. (Unsplash/@zibik)

La gran incógnita en todo esto es si, de nuevo, la ley será capaz de aportar calidad a la información disponible. "En la ley se habla de un registro de productores donde se tienen que comunicar realmente los productos que van al mercado, esa es la cifra clave: los productos que ponen en el mercado y en la composición de esos productos", dice Arribas. "Esas son informaciones que hasta ahora no tenemos, porque ahora solo hay las que dan los productores, pero, bueno, ahí había mucha trampa, realmente no había una transparencia real".

Es decir, podemos saber cuántas latas se han reciclado en los centros a partir de cuántas se han recogido en los contenedores, pero aún faltan puntos de información previa para poder trazar perfectamente el círculo. O tener todos los mismos datos y que nadie dude de ellos.

"Los estudios e índices que calculamos en Anarpla y Cicloplast proceden de encuestas representativas a los propios recicladores de plásticos y el índice se refiere al reciclado de todos los envases plásticos, que incluyen tanto domésticos como comerciales e industriales", explica Hernández. "Actualmente, con datos de 2020 llegamos a una tasa de reciclado de envases de plástico del 51,4%", una cifra diferente al 80% de Ecoembes "porque nosotros la damos de todos los envases de plástico y la tasa de Ecoembes es sobre los envases domésticos".

La mirada del discrepante

Alberto Vizcaíno trabajaba en el Servicio de Información Ambiental de la Comunidad de Madrid cuando comenzó su cruzada contra los datos oficiales. "Los datos que yo manejaba para hacer indicadores de sostenibilidad de la Comunidad de Madrid no coincidían con los datos oficiales", explica a este periódico. "Entonces, ahí es donde me salta la liebre". Una vez dejó el trabajo, comenzó un blog donde denunciaba la contabilidad de los residuos, un trabajo reunido en el libro 'Contenedor Amarillo, S.A.' que se publicó en 2020.

Foto: Foto: iStock.

La recogida de residuos por parte de las CCAA y los ayuntamientos vienen arrojando cifras de reciclado bastante por debajo de las que ofrece Ecoembes, como sucedió con un estudio propio del Govern balear que arrojó un 25% de envases reciclados del contenedor amarillo. Este tipo de informaciones provocaron el año pasado una nueva batalla con la Federación Española de Municipios y Provincias, a los que una asociación acusaba de quedarse con los millones de euros que Ecoembes les entregaba por la recogida y tratamiento de los residuos.

El modelo de negocio de Ecoembes, cobrar a las 12.000 empresas que emplean el punto verde por el tratamiento y gestión de sus envases, también levanta muchas suspicacias entre sus detractores. El volumen de negocio de la entidad, que no tiene ánimo de lucro, crece año tras año hasta casi rozar los 700 millones en el último ejercicio disponible.

"Nadie sabe muy bien en qué se gastan esos 700 millones", dice Vizcaíno. Las cuentas anuales de Ecoembes pueden consultarse en su página.

El activista valora los pasos dados por la ley de residuos en cuanto al origen de la información, aunque critica la falta de recursos para garantizar su cumplimiento. "Abre la puerta a presentar un sistema de depósito, devolución y retorno, pero dice que solo si no se cumplen los objetivos europeos; para auditar esos datos, la ley tendría que haberlo dotado de un cuerpo de auditores independientes que no existe por ninguna parte", dice Vizcaíno.

El origen del conflicto

El blog de Vizcaíno fue uno de los primeros en documentar este conflicto latente que diversas organizaciones ecologistas o políticas tienen hacia Ecoembes. La organización no suele comentar las declaraciones o el baile de cifras que se arrojan contra ella, con la excepción de aquel informe de Greenpeace. En declaraciones a El Confidencial, sí que celebran la llegada de la ley de residuos, que tildan de "necesaria y ambiciosa".

Lo verdaderamente importante para el sector vendrá con el futuro Real Decreto de Envases

"Es un paso clave hacia un nuevo modelo de producción y consumo más sostenible en nuestro país, que apuesta claramente por la prevención, la reutilización y el reciclaje de todos los residuos mientras prioriza la eficiencia, la innovación y el ecodiseño como motores de una nueva circularidad", dicen estas fuentes, aunque precisan que lo verdaderamente importante vendrá con el futuro Real Decreto de Envases. La ley aprobada la semana pasada viene a ser el marco general, pero aún falta por redactar la letra pequeña.

"Debemos ser sensibles a ese entorno y asegurar que la necesaria transición se lleva a cabo de forma justa y sin que nadie se quede atrás, especialmente las pymes que forman buena parte de nuestro tejido empresarial y que son generadoras de la mayor parte del empleo en nuestro país, o los ayuntamientos con menores recursos", explican desde Ecoembes.

Foto: Envases de plástico en un supermercado. (iStock)

Los temores lanzados por la industria de que la nueva ley encarecerá los precios son, para el experto de Ecologistas en Acción, infundados. "El coste de los productos para el usuario final va a ser insignificante", calcula Arribas, "porque ahora mismo el coste para una botella de agua de tres cuartos de litro no llega ni a un céntimo de euro".

La ley incorpora nuevos impuestos que gravan la utilización de materiales plásticos no reciclados, pero para Arribas estos son de carácter más disuasorio que recaudatorio, porque en realidad los envasadores hace tiempo que están optando por envases ligeros con mucho contenido en papel y cartón. "Las bandejas de poliexpán prácticamente han desaparecido", señala.

En esta batalla, unos y otros, e incluso a veces dentro del mismo bando, se arrojan datos diferentes y proponen soluciones distintas para llegar al objetivo utópico del 90% de envases reciclados. Lo único cierto es que no hay soluciones fáciles. Analizando la evolución entre 2005 y 2019 con los datos de Eurostat, España apenas ha mejorado en un 19% su capacidad de reciclar, una cifra bastante discreta. Por otro lado, países como Alemania, que usan sistemas de devolución como el que ahora nuestro país quiere poner en marcha, ha registrado una evolución negativa, del 68 al 63% en estos 14 años.

También en la guerra de los residuos la primera víctima es la verdad.

El pasado jueves, el Congreso de los Diputados aprobó finalmente la Ley de Residuos y Suelos Contaminados Para Una Economía Circular. En su paso por la Cámara Alta, el texto original había recibido 579 enmiendas, lo que da a entender lo importante que era para muchas industrias. Una coma más o menos, una interpretación diferente de un nuevo impuesto y su gasto en envases plásticos o reciclaje podría dispararse en muchos millones de euros anuales. Durante meses, empresas y organizaciones patronales han afilado sus esfuerzos de 'lobby' para tratar de que la nueva ley no les haga mucho daño. La Federación Española de Industrias de Alimentación y Bebidas no tardó en pronosticar cierres y miles de despidos si la nueva regulación —parte de la cual simplemente transpone, con cierto retraso, directivas europeas— salía adelante.

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