Los veranos del cambio climático: dónde estamos y hacia dónde vamos

Las predicciones de los científicos del IPCC sobre los escenarios climáticos hacia los que nos conduce el calentamiento global están dejando paso a los hechos comprobados. Evidencias como las cuatro olas de calor que hemos sufrido este verano en España y que, a falta de que las autoridades sanitarias confirmen el número total de muertes que han causado, según los expertos podrían rondar o incluso llegar a superar las 11.324 muertes que se produjeron el pasado año, tal y como recogía un reciente estudio publicado en la revista Nature Medicine. Una cifra que ascendió hasta las 61.672 víctimas mortales causadas por el calor extremo durante el verano (30 de mayo a 4 de septiembre) de 2022 en toda Europa.

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Sin embargo, y pese a la dureza de los datos, se trata de una situación de la que todos, y muy especialmente nuestros mandatarios, venimos siendo advertidos desde hace décadas por parte de los científicos. En su informe sobre impactos, adaptación y vulnerabilidad al cambio climático de 2022, el IPCC alertaba a los ‘policy makers’ (responsables políticos) que, a menos que impulsen de manera decidida y urgente la acción climática y cumplan con los objetivos de reducción de emisiones asumidos por el Acuerdo de París, “hacia 2050, aproximadamente la mitad de la población europea podría estar expuesta a un riesgo alto o muy alto de estrés por calor durante el verano, particularmente en el sur del continente”.

Recordemos que el Acuerdo de París es, desde 2016, un tratado internacional legalmente vinculante por el que las 194 partes que lo suscribieron (193 países más la UE) adquirieron el firme compromiso de contener el aumento de las temperaturas por debajo de un grado centígrado y medio respecto a los niveles preindustriales. A tal fin, los países deben reducir sus emisiones de CO2 y el resto de gases de efecto invernadero (GEI) de manera escalonada pero firme. En el caso de la UE, el compromiso anunciado y asumido con carácter legal mediante la Ley Europea del Clima, es recortar las emisiones de GEI un 55 % en 2030 y seguir reduciéndolas hasta alcanzar la neutralidad de carbono en 2050.

Europa en la 'zona cero'

Un compromiso que resulta acorde con el nivel de amenaza que sufre Europa ante el avance del cambio climático. Y es que, como señala la Organización Meteorológica Mundial, “Europa está experimentando un calentamiento mucho más rápido y acentuado de lo previsto, en torno al doble de la media mundial”, hasta experimentar ya un aumento de la temperatura de "aproximadamente 2,3 °C por encima de la media respecto al período preindustrial". Debido a ello, y en caso de no elevar los objetivos de mitigación y muy especialmente de adaptación, tal y como alerta el artículo de Nature “el calor extremo podría provocar hasta 68.000 muertes cada verano en Europa hacia finales de la presente década y más de 94.000 en la siguiente”.

En nuestro país y según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) las olas de calor están aumentando en duración y afectan cada vez a más territorio. Así, el número de días de calor extremo “se ha incrementado de forma significativa: a razón de unos tres días por década desde 1975", por lo que, según sus datos, “actualmente nos enfrentamos a entre diez y doce días más de calor extremo que en los años 80". Asimismo crece de forma notoria la superficie afectada "extendiéndose a razón de 2,7 provincias por década".

Esos son los escenarios hacia los que nos dirigimos: ese “territorio desconocido” al que aludía el director de cambio climático del programa Copernicus de la UE, Carlo Buontempo, en su artículo del pasado mes de junio. En él alertaba, entre otras cosas, de las graves consecuencias para el sistema climático del acelerado recalentamiento de los océanos. Un calentamiento que está batiendo récords en todo el planeta, y muy especialmente en el Mediterráneo, donde la temperatura del agua se ha elevado este verano por encima de los treinta grados. En opinión de este experto, lo que estamos viviendo es la constatación de que “el cambio climático no es algo que vendrá dentro de unas décadas o de unos años, sino que, como estamos comprobando, está ocurriendo ya: aquí y ahora”.

Adaptación

En el informe del IPCC los expertos convocados por la ONU destacaban la necesidad de aprender de los episodios de calor extremos que estamos viviendo para afrontar mejor los siguientes. “Una vez que la ola de calor haya terminado -señalan- la clave será evaluar qué funcionó bien o mal y qué mejoras se deben emprender para adaptarnos mejor a la próxima” que muy probablemente será “más intensa y persistente que la anterior”.

Opinión

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Para ello “los gobiernos deben evaluar si los sistemas de alerta temprana frente al cambio climático proporcionaron la información oportuna y más útil, si la imprescindible coordinación entre administraciones se desarrolló de manera eficiente y si la eficacia de las medidas implementadas es susceptible de mejora”. Asimismo, y en su opinión, “compartir las lecciones aprendidas es fundamental para permitir que otras ciudades y regiones planifiquen mejor sus respuestas a los próximos episodios extremos de calor”.

Mitigación

Respecto a las medidas de mitigación, más allá de los objetivos anunciados por la UE y otros países firmantes del Acuerdo de París, el resto de las partes deberán acudir a la próxima Cumbre de Cambio Climático (COP28), que se celebrará a finales de noviembre en Dubái (Emiratos Árabes Unidos), con sus planes de reducción de emisiones de GEI debidamente cumplimentados para anunciarlos al mundo.

Dichos planes, conocidos como ‘contribuciones determinadas nacionales’ (NDC, por sus siglas en inglés) deberán especificar las diferentes acciones que están llevando a cabo para reducir dichas emisiones y contribuir así a contener el calentamiento global por debajo de los 1,5 grados pactados y suscritos por todos.

Se acaba así el tiempo de las promesas: ha llegado el momento de poner las cartas boca arriba y comprobar quien iba de farol. La pregunta es si una cita tan relevante para el planeta, con un cambio climático empujándonos a todos hacia los peores escenarios y en mitad de una guerra que ha elevado los intereses de las energías fósiles, debía celebrarse en uno de los principales países productores de petróleo. En cualquier caso, allí se decidirá en gran medida los veranos hacia los que vamos.