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¿Los aviones son responsables del cambio climático? No hay problema: dentro de poco no podrán volar
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¿Los aviones son responsables del cambio climático? No hay problema: dentro de poco no podrán volar

El aumento de la frecuencia e intensidad de las olas de calor está obligando a que cada vez se cancelen más vuelos. Esta industria (responsable de un 2,1% de las emisiones) se enfrenta a su mayor reto

Foto: Cuanto más calor, mayor longitud de pista es necesaria. (iStock)
Cuanto más calor, mayor longitud de pista es necesaria. (iStock)

Desde 1903 no hemos parado de maravillarnos a nosotros mismos. La aviación ha revolucionado el mundo en todos los ámbitos posibles. De hecho, es algo tan importante para nosotros que, en los últimos 100 años es una de las ciencias que más han evolucionado. De hecho, solo pasaron 24 años entre el desastre del Hindenburg y el primer ser humano en el espacio. Desde entonces, los avances no han parado de sucederse uno tras otro, siendo ahora los vuelos en avión accesibles prácticamente a todo aquél que quiera. Pero hay un problema: si el cambio climático continúa avanzando a este ritmo, es posible que todos y cada uno de nosotros nos quedemos en tierra, para siempre.

Esto se debe a que la cantidad de vuelos cancelados debido a las altas temperaturas aumenta año a año. Así lo afirma un estudio elaborado por investigadores de las universidades de Reading y de West London en el Reino Unido. El problema es que, las condiciones que se deben cumplir para que los aviones puedan despegar y aterrizar de forma segura son tres: el peso del aparato, la longitud de la pista y las condiciones meteorológicas, sobre todo la temperatura.

"Las temperaturas en el aeropuerto de Portland alcanzaron su récord histórico (46,6 ºC) en junio del año pasado"

Cuanto más frío está el aire, más denso es. Esto supone una ventaja para las aeronaves dado que la cantidad de sustentación que sus alas (a una velocidad fija) son capaces de proporcionar depende principalemente de este factor. Por el contrario, según va aumentando la temperatura, el aire se hace cada vez más 'ligero', separandose sus moléculas más y más. Si la temperatura aumenta más allá de un punto crítico, eso significará que el avión en cuestión será incapaz de alcanzar la velocidad clave antes de que se acabe la pista del aeropuerto en el que esté operando, por lo que el vuelo será cancelado o pospuesto por razones de seguridad. Además, cuanto más calor hace es necesaria una mayor cantidad de combustible para cubrir la misma ruta, lo que aumenta el peso de la aeronave al despegue.

Este efecto ya está teniendo lugar, explican los investigadores. En su estudio, analizaron los datos de 10 aeropuertos en Grecia y descubrieron que, según han ido aumentando las temperaturas en los últimos 30 años, el peso máximo al despegue de los aviones ha disminuído 3,9 toneladas, lo que equivale, según Paul Williams, uno de los autores del estudio "a 40 pasajeros y todo su equipaje".

placeholder En los días cálidos la distancia de despegue aumenta. (iStock)
En los días cálidos la distancia de despegue aumenta. (iStock)

Esto es algo relativamente común en algunos aeropuertos de las zonas más cálidas del planeta, pero ya nos está pasando en latitudes más septentrionales del hemisferio norte. Algunos de los más importantes ejemplos tuvieron lugar en la ciudad de Londres durante el verano de 2018, cuando las temperaturas en el London City Airport (que dispone de una pista muy corta, de tan solo 1.508 metros, lo que contrasta, por ejemplo, con la más corta de las pistas del aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas, que alcanza los 3,5 kilómetros) alcanzaron los 35,5 ºC, lo que obligó a cancelar una serie de vuelos por ser demasiado 'pesados' para poder despegar en esas condiciones meteorológicas.

Y no es la única vez que ha ocurrido esto: en Estados Unidos, en 2017, más de 60 vuelos tuvieron que ser cancelados en Phoenix en un periodo de 3 días porque las temperaturas alcanzaron los 48,8 ºC.

Foto: Avión aterrizando. (Reuters)

Ambos eventos se correspondían con el desarrollo de 'olas de calor'. Estos eventos climáticos extremos están definidos como situaciones atmosféricas en las que las temperaturas exceden los rangos normales para esa época del año en ese lugar determinado durante un periodo de varios días. El problema es que la crisis climática está aumentando tanto la frecuencia como la intensidad de estos fenómenos climáticos. En la década de los años 60, en Estados Unidos, ocurrieron un total de dos al año. En la década de los 2010 la media alcanzó las seis anuales.

Además, están durando más. La media a mediados de siglo XX era de tres días, y ahora de cuatro, según datos de la Agencia de Protección Medioambiental de Estados Unidos (EPA). Y por si eso fuera poco, la temporada anual de olas de calor ha aumentado 47 días desde 1960. Dicho de otro modo: son más frecuentes, peores y largas y, como explicaba el Panel Intergubernamental del Cambio Climático de la ONU (más conocido por su sigla en inglés, IPCC) en un informe el mes pasado, van a ser todavía más comunes e intensas en los próximos años.

placeholder La solución pasa por hacer aviones más ligeros. (iStock)
La solución pasa por hacer aviones más ligeros. (iStock)

Como explica Erica Fleishman, directora del Instituto de Investigación sobre Cambio Climático de la Oregon State University en Estados Unidos, "las temperaturas en el aeropuerto de Portland (la ciudad más poblada del estado) alcanzaron su récord histórico (46,6 ºC) en junio del año pasado, lo que los expertos consideraron 'un evento que ocurre una vez cada 1.000 años'. Pero la realidad es que, teniendo en cuenta los niveles actuales de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), a finales de siglo esto se convertira en 'eventos que ocurren cada 5 o 10 años'".

Y en todo este problema es inevitable ser conscientes de la tremenda irónia, dado que según el IPCC, la aviación mundial es responsable del 2,1% de todas las emisiones de GEI, causantes principales de la crisis climática y, por tanto, del aumento de las temperaturas y de las olas de calor.

La 'vía de Oriente Medio' y otras soluciones

Este problema podría tener, potencialmente, diversos 'arreglos', explican los investigadores. El primero, (carísimo e ideal si, por algún extraño motivo, estamos completamente en contra de combatir el cambio climático) es construir nuevos aeropuertos con pistas de aterrizaje mucho más largas, capaces de permitir los despegues y aterrizajes de todo tipo de aviones, sean cuales sean las condiciones meteorológicas. En este escenario, no es necesario sustituir todos y cada uno de los aeropuertos, sino solo algunos que hagan la función de 'núcleos' para los vuelos de larga distancia y sean una escala para destinos capaces de ser cubiertos por aparatos de menor tamaño.

La segunda opción de la que disponemos es seguir lo que los investigadores llaman 'la vía de Oriente Medio'. En estos países, en los que el calor no es esporádico, sino una realidad continua, en los aeropuertos con pistas más cortas los vuelos de gran peso (los más vulnerables a las condiciones meteorológicas) se planean para que tengan lugar entre la última hora de la tarde y la primera hora de la mañana, cuando la temperatura ambiente es más baja y, por tanto, el aire más denso.

Foto: La transición verde de la aviación tiene muchos desafíos. (EFE/EPA/Christian Bruna)

El tercero y, también, el más razonable es, como explica Paul Williams, aligerar las aeronaves, ya sea utilizando nuevos materiales o limitando la cantidad de pasajeros y carga de las aeronaves: "En lo que más vamos a confiar para sacarnos de este problema va a ser la modernización de las flotas de aviones para que estén compuestas por aeronaves con un peso mucho menor".

De todos modos, estas soluciones solo arreglan la mitad del problema. La aviación mundial, completamente dependiente de los combustibles fósiles, tiene que llevar a cabo cambios de calado para reducir su huella de carbono que, a fin de cuentas, es responsable del aumento de las temperaturas que puede dejarlos en tierra. A pesar de que diversas compañías están investigando la viabilidad de los vuelos eléctricos para rutas de cortas, a día de hoy los vuelos de larga distancia siguen (y seguirán) necesitando la enorme energía que les proporciona el queroseno. Como explica el propio Paul Williams: "La aviación es un hueso duro de roer".

Desde 1903 no hemos parado de maravillarnos a nosotros mismos. La aviación ha revolucionado el mundo en todos los ámbitos posibles. De hecho, es algo tan importante para nosotros que, en los últimos 100 años es una de las ciencias que más han evolucionado. De hecho, solo pasaron 24 años entre el desastre del Hindenburg y el primer ser humano en el espacio. Desde entonces, los avances no han parado de sucederse uno tras otro, siendo ahora los vuelos en avión accesibles prácticamente a todo aquél que quiera. Pero hay un problema: si el cambio climático continúa avanzando a este ritmo, es posible que todos y cada uno de nosotros nos quedemos en tierra, para siempre.

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