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El Protocolo de Montreal y el cáncer de piel. Cuando los tratados suponen un beneficio
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17 millones de casos de cataratas en 1985

El Protocolo de Montreal y el cáncer de piel. Cuando los tratados suponen un beneficio

Se aprobó en 1987 y consiguió eliminar la emisión de los clorofluorocarburos a la atmósfera, una sustancia que estaba acabando con la capa de ozono, la cual nos protege de los rayos UVA

Foto: Agujero en la capa de ozono a finales de 2020. Foto: NASA
Agujero en la capa de ozono a finales de 2020. Foto: NASA

Habitualmente, cuando hablamos de los efectos que el cambio climático tendrá en nuestras vidas nos vemos obligados a avisar de cosas que ocurrirán en el futuro cercano, o que su frecuencia aumentará año a año, como las sequías, las olas de calor, los huracanes, las inundaciones y otros fenómenos climáticos extremos. Pero no siempre es así. La lucha climática sí ha dado (y seguirá dando) resultados y muy severos, porque a lo largo de este siglo, 443 millones de estadounidenses e infinidad más de habitantes de otras partes del mundo (muchos de los cuales ya han nacido) deberán agradecer al consenso al que se llegó en la ciudad canadiense de Montreal en 1987 no sufrir un cáncer de piel.

Así lo afirman un grupo de investigadores de Centro Nacional para la Investigación Atmosférica de EEUU y la Agencia de Protección Medioambiental de EEUU (EPA) en un nuevo estudio. En su trabajo científico han analizado los beneficios que el Protocolo de Montreal, aprobado en el año 1987 (y que prohibió la emisión de clorofluorocarburos a la atmosfera, unos destructores de la capa de ozono), en la salud de las personas.

"Si hay voluntad, las naciones del mundo pueden unirse para solucionar problemas medioambientales globales"

El Protocolo de Montreal tenía un objetivo muy claro: proteger la capa de ozono que rodea la atmósfera y sobre la que algunas de nuestras actividades tienen un efecto devastador. Esta capa de ozono es fundamental para que la vida, tal y como la conocemos, tenga lugar en la tierra, dado que actúa como un escudo que filtra algunas de las radiaciones más peligrosas para nosotros (como los rayos solares UVB, extraordinariamente energéticos y cancerígenos). La llegada a la tierra de estos rayos solares es capaz de afectar a nuestro tejido cutáneo, provocando mutaciones que, en ocasiones, pueden provocar una reproducción descontrolada de las células de nuestra piel, causando un cáncer de los que existen tres tipos diferentes: el carcinoma basocelular, carcinoma espinocelular y el más famoso, el melanoma.

placeholder El agujero de la capa de ozono sobre la Antártida en el año 2000, cuando alcanzó su máximo.
El agujero de la capa de ozono sobre la Antártida en el año 2000, cuando alcanzó su máximo.

No solo eso, sino que este tipo de radiación ultravioleta causa, también, cataratas en los ojos. Según un estudio, en 1985 se estimó que 17 millones de casos de cataratas, muchos de los cuales fueron provocados por la filtración UVB, provocaron cegueras alrededor del mundo.

El estudio

Para llevar a cabo su estudio científico, los investigadores desarrollaron un modelo informático que les permitía mirar tanto al pasado como al futuro para simular el impacto del Protocolo de Montreal en la vida de los estadounidenses nacidos entre 1890 y 2090. Sabiendo la progresión de los casos de cáncer de piel de cataratas, así como el avance del deterioro de la capa de ozono y su posterior recuperación, pudieron determinar con sorprendente exactitud qué nos espera, y son buenas noticias.

"Es muy esperanzador", explica Julia Lee-Taylor, una de las coautoras del estudio. Y continúa: "Se muestra que, si hay voluntad, las naciones del mundo pueden unirse para solucionar problemas medioambientales globales".

Foto: La atmósfera terrestre desde la Estación Espacial Internacional.

Y menos mal que está dando resultado. Según los modelos informáticos del estudio, aquellos nacidos entre los años 1900 y 2040 tienen (tendrán o tuvieron) un riesgo elevado de cáncer de piel y cataratas, siendo los nacidos entre 1950 y 2000 los que sufriremos las peores consecuencias del efecto de los clorofluorocarburos en la capa de ozono. A pesar de eso, los científicos aclaran que "los impactos en la salud habrían sido mucho más severos sin el tratado, con los casos de cataratas y cáncer de piel aumentando año a año a un ritmo cada vez más rápido a lo largo del siglo".

Habitualmente, cuando hablamos de los efectos que el cambio climático tendrá en nuestras vidas nos vemos obligados a avisar de cosas que ocurrirán en el futuro cercano, o que su frecuencia aumentará año a año, como las sequías, las olas de calor, los huracanes, las inundaciones y otros fenómenos climáticos extremos. Pero no siempre es así. La lucha climática sí ha dado (y seguirá dando) resultados y muy severos, porque a lo largo de este siglo, 443 millones de estadounidenses e infinidad más de habitantes de otras partes del mundo (muchos de los cuales ya han nacido) deberán agradecer al consenso al que se llegó en la ciudad canadiense de Montreal en 1987 no sufrir un cáncer de piel.

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