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Ética versus facturación en un bufete: ¿cuáles son los límites para rechazar un asunto?
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Ética versus facturación en un bufete: ¿cuáles son los límites para rechazar un asunto?

Los abogados más jóvenes meten presión en los despachos porque quieren tener derecho a rechazar un trabajo por motivos éticos. El ESG es uno de los factores que más afectan los últimos tiempos

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Cuando se trata de ser rentable, las empresas siempre harán todo lo posible por conseguirlo. La ecuación es más simple también en el caso de los bufetes de abogados: en gran parte cobran por hora, por lo que mientras más complejo sea el caso, más horas harán, por lo tanto, más ganancia tendrán. Sin embargo, cuando se trata de definir una línea y estrategia de negocio de diferenciación, hay diferentes factores que se deben tomar en cuenta a la hora de dar el plácet a un caso. Bajo ese sistema, cada organización se hace su cartera de clientes, pero el problema está en el momento en que un bufete dice no a un caso por conflictos de interés o según el propósito que tenga. ¿Hasta qué punto gana la ética por sobre la facturación?, ¿dónde está el límite a la hora de no aceptar un caso?

A nivel global, toda persona imputada de un delito tiene derecho irrenunciable a ser asistida por un abogado defensor proporcionado por el Estado. "El derecho de defensa es algo que es intrínseco de la profesión jurídica, pero a veces tú puedes decidir si posicionarte o no. Entonces, en esa posición, tú marcas lo que quieres ser y tus valores", comenta la socia de Legal Operations Institue Studies (LOIS), Eugenia Navarro. La experta explica a El Confidencial que es cierto que en caso de que un bufete se niegue a defender un asunto, pueden dejar de ganar dinero porque están perdiendo un negocio, pero, en cambio, están marcando en una estrategia.

"Aquí tienes que poner en equilibrio el negocio. Que cualquier persona tiene derecho a la defensa, los valores, y la línea de trabajo de dónde quieres llegar. Una vez definido eso, pueden decir que no, pero lo que pasa es que es muy difícil hacerlo con una empresa que te da muchos ingresos", apunta Navarro. Los bufetes se pueden enfrentar a distintas situaciones en las que pueden pensar en dar una respuesta negativa y arriesgarse a perder dinero. Puede ser desde conflictos de interés con otro cliente, hasta uno de los criterios más escuchados en el último tiempo a nivel global: el ESG.

La presión ESG

Las cuestiones medioambientales, además de ser una prioridad en las agendas legislativas, son un buen ejemplo de cómo el propósito y el beneficio pueden ir de la mano... aunque no siempre de forma fácil. Cada vez existen más presiones normativas que presionan para mayores compromisos ambientales, en este sentido, en abril de este año, la Sociedad de Derecho de Inglaterra y Gales publicó una Guía histórica sobre el cambio climático para abogados. Este documento indica que "los abogados deben ser conscientes de este panorama cambiante y su impacto potencial en sus organizaciones, así como en el asesoramiento legal que brindan".

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"Algunas firmas de abogados están evaluando los riesgos de sus compromisos en esta área y algunas están imponiendo limitaciones a las instrucciones que aceptarán citando los compromisos de cambio climático de su propia organización. Algunos abogados también pueden optar por negarse a asesorar sobre asuntos que son incompatibles con el objetivo de 1,5 °C, o para clientes que trabajan activamente en contra de ese objetivo si entra en conflicto con sus valores o los objetivos declarados de su empresa", señala la guía.

Un informe elaborado por la consultora Obelisk Support llamado World in motion: Why the legal profession cannot stand still menciona que la firma de abogados británica, Bates Wells, fue la primera en convertirse en B Corp, un movimiento que busca equilibrar las ganancias con el propósito. Olivia Brooks, asociada de la firma, destacó en este documento que no podía creer que actualmente estuviese trabajando en una empresa en la que se rechazan activamente trabajos que no se alinean con sus valores. "Me formé en una empresa donde no teníamos el privilegio de decir que no a las cosas. Mientras que en Bates Wells, ciertas cosas están absolutamente prohibidas, como el petróleo y el gas, pero van mucho más allá", indica Brooks en el informe.

En entrevista con El Confidencial, el antiguo consejero delegado de Cuatrecasas, quien falleció en 2022 a los 59 años, Jorge Badía, comentaba sobre la posibilidad de incorporar en su forma de actuar el asesoramiento ético. Su idea era “contribuir a una sociedad mejor es una función fundamental de los abogados. Tendríamos que tener claro que esa es parte de nuestra esencia y, si lo incumplimos, estamos fallando en el rol que nos encomienda la sociedad. No solo es que no mereceríamos ganar lo que ganamos, sino que deberíamos dejar de existir. Nosotros podemos decir que estamos dispuestos a poner nuestro granito de arena para frenar el cambio climático, pero nuestra aportación, por mucho que pongamos placas solares o reduzcamos el consumo de papel, no tiene apenas impacto”.

Foto: Jorge Badía, consejero delegado de Cuatrecasas. (Isabel Blanco)
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Además, Badía mencionó que este tipo de asesoramiento no solo estaría ligado al ESG, sino que también puede ser con guerras, ejemplificando con la guerra de Ucrania: “El problema de la ética es que requiere decir que no; no llevo a este cliente, no utilizo este argumento o no presto este tipo de servicios. Ahí es donde se juega la partida y no en cuánto papel consumimos. Si los abogados de un despacho como este no somos capaces de dar una respuesta de ese tipo, la sociedad tendría que quemar este edificio y echarnos. Así de claro”, sentenciaba el máximo directivo del segundo mayor bufete nacional.

Los jóvenes: los líderes del cambio de paradigma

Los abogados jóvenes quieren tener derecho a rechazar un trabajo por motivos éticos. Esto se ha convertido en una realidad últimamente y son quienes más presionan a los socios para ello. Aunque su poder de decisión no es clave para la organización, cada día es más la influencia que tienen respecto a este tipo de decisiones. "Creo que para ellos es importante ver que en su organización se busquen valores de sostenibilidad, éticos y de igualdad", comenta Eugenia Navarro. Además, esto puede afectar directamente a la lucha por el talento que actualmente existe en el mundo de la abogacía.

"Si tú quieres atraer al talento, también tendrás que ver cuáles son sus intereses y tienes que adaptarte un poco a ellos. Además, hay que encontrar a los buenos, y ellos seguramente están muy sensibilizados con estos temas de la sociedad, de repartir beneficios, de conciliación, entre otros", añade Navarro. El mismo informe de Obelisk, asegura que casi dos tercios de los encuestados dicen que los empleadores deberían permitirles negarse a trabajar en ciertos asuntos por razones éticas. Específicamente, solo el 18% puede decir que su empleador actual se los permite, y poco más de la mitad dice que se sentirían capaces de desafiar a la dirección si sienten que se les está pidiendo hacer algo que consideran poco ético.

Diversos expertos en el documento explican que el rechazar ciertos casos por estos ámbitos éticos se está convirtiendo en una dinámica interesante en el sector y la presión está empezando a crecer. Algunos directores también aseguraron estar genuinamente comprometidos con los criterios ESG, pero muchos todavía hablan de la boca para afuera: casi todos los encuestados coinciden en que algunas organizaciones son culpables de ser un escaparate, o con una intención de marketing, cuando se trata de abordar la las políticas de inclusión y otras cuestiones éticas. Y, sin embargo, la mitad dice que su propio empleador tiene un propósito más allá de la rentabilidad.

"Estas decisiones están tomando peso, y el sector cada vez es más consciente y está evolucionando totalmente", señala Navarro

Por su parte, la fundadora de Obelisk, Dana Denis-Smith, enfatiza en el documento que las B Corps no niegan la importancia de las ganancias. "Simplemente, dicen que hay que asegurarse de que las ganancias sean buenas, de que no se esté haciendo ningún daño como parte de su obtención". Pero dice que los profesionales se enfrentan a un dilema: "¿Las empresas de petróleo y gas, por ejemplo, no tienen derecho a representación?". En este sentido, Oliver Bridal, counsel en la firma Citeline, se preguntaba lo mismo que al comienzo: ¿dónde está el límite a la hora de no aceptar determinados tipos de trabajo?

"Presumiblemente, la mayoría de las empresas que están realizando proyectos ecológicos son empresas de petróleo y gas, entonces, ¿dices que no a todo su trabajo? ¿O dices si a solo una parte? Pero luego, si dices que no a algo porque es petróleo y gas, no te darán otro trabajo. Entonces, ¿dónde trazas la línea? ¿Y luego dice no a ciertos proyectos ecológicos que requieren minerales de tierras raras? Es muy complicado", sentenció Bridal en World in motion: Why the legal profession cannot stand still.

En este sentido, la socia de LOIS apunta a los límites que se propone la empresa y ejemplifica con el caso de la firma americana Watchtell. Se trata de un bufete que, desde hace varios años, decidió darse el lujo de rechazar grandes asuntos, escogiendo solo los complejos y de alto perfil. Actualmente, es uno de los bufetes más rentables del mundo y sus socios ganan más de 4,4 millones de euros al año. "Esto ocurre en los despachos actualmente, que son decisiones que pueden ser de manera puntual, pueden afectar la facturación, pero que también pueden ayudar a reorientar el negocio o el modelo de negocio hacia lo que ellos quieren en un futuro. Yo creo que estas decisiones están tomando peso, y que el sector cada vez es más consciente y está evolucionando totalmente", finaliza Navarro.

Cuando se trata de ser rentable, las empresas siempre harán todo lo posible por conseguirlo. La ecuación es más simple también en el caso de los bufetes de abogados: en gran parte cobran por hora, por lo que mientras más complejo sea el caso, más horas harán, por lo tanto, más ganancia tendrán. Sin embargo, cuando se trata de definir una línea y estrategia de negocio de diferenciación, hay diferentes factores que se deben tomar en cuenta a la hora de dar el plácet a un caso. Bajo ese sistema, cada organización se hace su cartera de clientes, pero el problema está en el momento en que un bufete dice no a un caso por conflictos de interés o según el propósito que tenga. ¿Hasta qué punto gana la ética por sobre la facturación?, ¿dónde está el límite a la hora de no aceptar un caso?

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