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¿Desesperados por ir a París? Razones por las que ir a la reventa es jugar a la ruleta rusa legal
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Cuenta atrás para la final de la Champions

¿Desesperados por ir a París? Razones por las que ir a la reventa es jugar a la ruleta rusa legal

La compraventa 'online' de entradas 'de segunda mano' se encuentra en un limbo legal que dificulta su persecución, sin embargo, la UEFA ha amenazado con actuar contra quien la lleve a cabo... y tiene instrumentos para hacerlo

Foto: Aficionados del Real Madrid. (EFE/Luca Piergiovanni)
Aficionados del Real Madrid. (EFE/Luca Piergiovanni)

Basta un tecleo rápido en Google para encontrar algún anuncio como el siguiente. "Hola. Máxima seriedad. Vendo camisetas y regalo cuatro entradas para la final de la Champions, que al final no podemos ir. Las entradas las entrega la UEFA cinco días antes del partido. El precio de cada una son 2500 euros. Abstenerse reventas y regateos. Tengo los justificantes de pago de las entradas y toda su documentación de la compra de ellas. Máxima seriedad". La propuesta, colgada en el portal Milanuncios desde hace apenas unos días, es una de tantas. Como sucede con cada gran partido, son muchos los aficionados dispuestos a pagar grandes sumas de dinero por vivir el encuentro en directo. Y, consiguientemente, son otros tantos quienes tratan de sacar una buena tajada de ello.

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Sin embargo, acudir a la reventa de entradas es una actividad que comporta altos riesgos legales. Y ello a pesar de que, curiosamente, cuando esta se desarrolla en internet, es difícil asegurar que se trate de una actuación ilícita. "Lo cierto es que hay un vacío legal que dificulta determinar su régimen jurídico", explica Cruz Peira de Lucas, abogada del departamento de Litigación y Arbitraje de Ceca Magán. Mucha atención, por tanto, aquellos aficionados sin entrada para el Real Madrid-Liverpool del próximo 28 de mayo en París y que estén tentados de buscar algún anuncio como el descrito.

La razón del limbo legal de la reventa en internet está en la fecha de la normativa aplicable. La norma que prohíbe y sanciona en determinadas circunstancias la reventa de tiques es el Real Decreto 2816/1982, por el que se aprueba el Reglamento General de Policía de Espectáculos Públicos y Actividades recreativas, texto aprobado con motivo del Mundial de fútbol que se celebró en nuestro país en ese mismo año. En su artículo 67.2 se establece que "queda terminantemente prohibida la venta y reventa callejera o ambulante de localidades. Al infractor, además del decomiso de las localidades, se le impondrá una multa, especialmente si se tratara de un revendedor habitual o reincidente". Aún no existía, por tanto, el famoso: "Vendo boli bic por 2.000 euros y regalo tres entradas para la final de la Champions".

Foto: El Bernabéu será un referente mundial. (EFE/Real Madrid)

"Es una regulación antigua, pero la falta de consenso parlamentario ha impedido aprobar una nueva norma que recoja las nuevas formas de reventa de entradas, que son especialmente problemáticas cuando son especulativas" —es decir, cuando se vuelven una suerte de subastas a través de los portales en la red—, expone Peira de Lucas. Una modalidad que difícilmente puede producirse en la venta callejera, en donde la negociación y el intercambio entre reventa y comprador suelen ser cerrados, sin la participación de terceros aficionados que puedan contraofertar el precio inicial.

A falta de una norma nacional actualizada, tampoco las comunidades autónomas se han decidido a regular el mercado secundario de entradas a espectáculos y eventos. Según detalla la letrada, solo Galicia cuenta con una censura expresa de reventa que alcanza también el entorno digital. En efecto, la Ley 10/2017 de espectáculos públicos y actividades recreativas de la comunidad autónoma dispone, en su artículo 18.4, que "se prohíbe la reventa de entradas en papel o en cualquier medio o soporte electrónico". De hacerlo, tal actuación se considerará una infracción grave castigada con multas de hasta 30.000 euros.

Falta una norma sólida para perseguir el mercado secundario de entradas, pero la UEFA puede actuar contra quien revenda tu tique

¿Quiere decir esto que acudir a la reventa digital es una actividad que no tendrá consecuencias? Ni mucho menos. Una cosa es que los poderes públicos carezcan de un instrumento jurídico sólido para perseguir el mercado secundario de tiques y otra que no exista riesgo de penalización para quien participe del mismo. Así, el pasado 11 de mayo, la UEFA emitía un contundente comunicado advirtiendo sobre los riesgos de adquirir "entradas no autorizadas" para la final de la UEFA Champions League 2022. En su misiva, el máximo organismo del fútbol europeo recordaba a los aficionados que la venta de entradas para el partido es un proceso reglado, por lo que quien acuda a la reventa de la compra de tiques se expone a una serie de "peligros".

"Todas las entradas para las finales son distribuidas por la UEFA y están sujetas a estrictos términos y condiciones que prohíben su publicidad, reventa o transferencia no autorizada", señalaba el comunicado. "Por lo tanto, cualquier entrada que se ofrezca a la venta por parte de terceros en Internet (incluyendo las redes sociales, los mercados y las plataformas de venta de entradas) estará infringiendo los términos y condiciones de la venta de entradas". Y el organismo concluía aseverando que su política es la de hacer cumplir "activamente" las condiciones de venta, lo que incluye "la supervisión en Internet, y tomará medidas (incluyendo la cancelación de entradas) cuando se identifiquen anuncios no autorizados".

placeholder Foto: EFE.
Foto: EFE.

La legislación de consumidores y usuarios permite la inclusión de condiciones generales y cláusulas que, cuando no sean negociadas individualmente, serán válidas siempre que cumplan una serie de requisitos como la concreción, la claridad y la sencillez; su accesibilidad y legibilidad, y que estén regidas por el principio de buena fe y establezcan un justo equilibrio entre los derechos y las obligaciones de las partes. En este caso, no existe precedente que haya declarado abusivo para los consumidores la prohibición de revender las entradas (y las consecuencias en caso de hacerlo), por lo que tales disposiciones serían válidas y aplicables por parte de la UEFA.

Fraude

La prohibición de la reventa no fue la única circunstancia de la que advirtió el máximo organismo del fútbol europeo en su comunicado. "Los aficionados también deben ser conscientes de que los terceros que ponen a la venta entradas en Internet a menudo no están en posesión de las entradas que dicen tener a la venta, a pesar de exigir precios desorbitados por ellas", subrayaba el texto; "la UEFA es consciente de que la demanda de entradas para las finales puede dar lugar a entradas falsificadas en el mercado secundario, como ha ocurrido en anteriores finales. Se advierte a los aficionados que no podrán acceder a los estadios con entradas falsificadas".

La venta regular de entradas al público se ha realizado exclusivamente a través de la UEFA o de los equipos que han llegado a la final. El correo electrónico que envió el Real Madrid a sus socios señalaba, en este sentido, que "la entrada será intransferible y solo podrá ser utilizada por el socio adjudicatario, quedando prohibida su cesión o venta a terceras personas (...). La organización solicitará la documentación necesaria para comprobar la titularidad de las entradas en el acceso al estadio y NO [sic] se permitirá el acceso a aquellos aficionados que no cumplan estas condiciones".

Foto: La artista posa durante un acto, este año. (Reuters/Caitlin Ochs)

"La venta de entradas falsificadas es mucho más grave que la reventa", expone Cruz Peira de Lucas, "porque se adentra en el terreno del delito y, por tanto, puede ser castigada con penas de cárcel". Regulado en el artículo 248 del Código Penal, cometen esta infracción quienes, "con ánimo de lucro, utilizaren engaño bastante para producir error en otro, induciéndolo a realizar un acto de disposición en perjuicio propio o ajeno". Si la cuantía de lo estafado supera los 400 euros, la pena con la que se castiga el delito es de seis meses a tres años de prisión. En casos muy graves, si la cuantía defraudada supera los 50.000 euros, la pena puede alcanzar los seis años de cárcel.

Además, a la estafa puede sumarse el delito de falsedad documental si no solo se vende una imitación de una entrada, sino que además se es el autor de la falsificación del documento físico de la misma; aunque en esta final de la Champions, la UEFA ha diseñado un procedimiento digital para la adquisición y muestra de los tiques en la entrada del estadio que, 'a priori', dificultará y mucho que pueda acceder al estadio una persona distinta a la que figura en el tique.

El comprador estafado, concluye Peira de Lucas, tiene instrumentos legales para actuar contra quien le vendió la entrada falsa. "El problema es que suelen pertenecer a redes con un procedimiento muy sofisticado, en el que ocultan su identidad y ni siquiera operan en el país en el que llevan a cabo la reventa, por lo que a la policía o al juzgado le resulta muy difícil su identificación tanto si es una persona física como una jurídica", detalla. Y, sin el autor del delito, es difícil que el procedimiento judicial tenga éxito. La recomendación, en estos casos, sería acudir a una asociación de consumidores y usuarios que ayude al afectado a gestionar la reclamación. En todo caso, para quien se lo esté pensando, mejor no acudir a la reventa.

Basta un tecleo rápido en Google para encontrar algún anuncio como el siguiente. "Hola. Máxima seriedad. Vendo camisetas y regalo cuatro entradas para la final de la Champions, que al final no podemos ir. Las entradas las entrega la UEFA cinco días antes del partido. El precio de cada una son 2500 euros. Abstenerse reventas y regateos. Tengo los justificantes de pago de las entradas y toda su documentación de la compra de ellas. Máxima seriedad". La propuesta, colgada en el portal Milanuncios desde hace apenas unos días, es una de tantas. Como sucede con cada gran partido, son muchos los aficionados dispuestos a pagar grandes sumas de dinero por vivir el encuentro en directo. Y, consiguientemente, son otros tantos quienes tratan de sacar una buena tajada de ello.

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