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El ascenso de Bildu radicalizará al PNV para exigir a Sánchez un nuevo Estatuto
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Empate a escaños de los nacionalistas

El ascenso de Bildu radicalizará al PNV para exigir a Sánchez un nuevo Estatuto

El Parlamento vasco será el más soberanista de la historia (72% de los escaños). El PNV plantea un nuevo estatuto con el PSE de árbitro. "Bildu hará posible que este pueblo dé un salto cualitativo en pro de su soberanía", dice Otxandiano

Foto: Otxandiano y Otegi se abrazan y celebran los resultados electorales. (Reuters/Vincent West)
Otxandiano y Otegi se abrazan y celebran los resultados electorales. (Reuters/Vincent West)
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El País Vasco se adentra en una era desconocida. PNV y Bildu empataron por primera vez a escaños en las elecciones autonómicas del domingo, con una ligera ventaja para los primeros pero una tendencia generacional mucho más favorable para los segundos. Puede decirse que los jeltzales ganaron tiempo: evitaron el sorpaso y mantendrán el Gobierno vasco con la ayuda del PSE, que subió dos escaños. Imanol Pradales será investido lehendakari en sustitución de Iñigo Urkullu. El PP creció un diputado, Vox conservó el suyo y Sumar logró entrar en la Cámara de Vitoria a costa de Podemos, que desapareció.

Pero más allá del morbo por la supremacía entre PNV y Bildu, los resultados de anoche dibujan el Parlamento más soberanista de la historia. Entre ambas fuerzas suman 54 escaños, el 72% del total. Blanqueado por sus pactos con el PSOE, Bildu ganó incluso en Álava, la provincia más española de las tres vascas, confirmando la transformación sociológica del País Vasco. Su espectacular crecida de más de 88.000 votos tiene sustrato transversal y confirma que la sociedad ya no penaliza su connivencia con ETA.

El objetivo declarado de los jeltzales es aprovechar esta legislatura de mayoría 'plurinacional' en el Congreso para someter a votación un proyecto de nuevo estatuto vasco, que reconozca la "realidad nacional vasca" y confiera mayor autonomía política y fiscal a Euskadi. Una reforma comprometida en el acuerdo de investidura con Pedro Sánchez y para la que el PNV quiere contar con los votos del PSE, que de momento se abre a reconocer la condición de "nación vasca" en el preámbulo. El obstáculo sigue siendo el llamado "derecho a decidir".

Y sin duda el ascenso histórico de Bildu, que ayer empató a 27 escaños con el PNV y se quedó a apenas 28.000 votos del 'sorpaso', radicalizará las negociaciones de la futura ponencia política, para la que se ha pactado con el PSOE otra mesa de diálogo similar a la de Cataluña. No se han puesto fecha, pero los trabajos arrancarán una vez que se complete el actual Estatuto de Guernica, es decir, se transfieran las competencias pendientes, incluido el traspaso del régimen económico de la Seguridad Social. Para ello se han dado dos años máximo. El futuro lehendakari y el propio Sánchez presidirán esta comisión bilateral.

Foto: La plana mayor del PNV comparece tras los resultados electorales. (EFE) Opinión

El texto que salga del nuevo Parlamento vasco será heredero del Plan Ibarretxe (2005), que tumbó la mayoría del Congreso con el PP y PSOE de la mano. Sin embargo, ahora los partidos nacionalistas han cobrado una importancia decisiva para la gobernabilidad de España y esperan aprovechar la "ventana de oportunidad" que les ofrece Sánchez para reformular el sistema territorial en esta legislatura.

Así lo declaró anoche el candidato de Bildu, quien entre gritos de "¡independencia!", se comprometió con sus militantes a avanzar en sus objetivos. "El cambio está en marcha y es imparable (...) El siguiente Parlamento será el más soberanista, habrá una mayoría de izquierdas y eso se tiene que notar. Bildu hará posible que este pueblo dé un salto cualitativo en pro de su soberanía", gritó eufórico Pello Otxandiano. Bildu ha incluido en su programa electoral la exigencia de una "consulta habilitante", un referéndum previo a la negociación con el Estado que valide el marco "confederal". El PNV quiere hacer ese mismo referéndum, pero después de haber alcanzado un acuerdo en el Congreso. "Acuerdo en Euskadi. Acuerdo con Madrid. Vuelta a Euskadi para el referéndum popular", resumió su candidato en una entrevista con El Confidencial.

Arnaldo Otegi leyó ayer las elecciones vascas así: a sus 341.000 votos cosechados anoche hay que sumar los 55.000 que obtuvieron en las autonómicas de Navarra de mayo pasado, lo que les convierte en "la primera fuerza política de Euskal Herria". La aspiración del nacionalismo es incorporar a Navarra al País Vasco, utilizando el procedimiento que establece la disposición transitoria cuarta de la Constitución.

Un recuento de infarto

El PNV resiste por estrechísimo margen como la fuerza más votada, pero la coalición Bildu, heredera del brazo político de ETA, logró este domingo un avance histórico que le sitúa en un empate a escaños: 27 asientos para cada uno, a falta del recuento del voto exterior. Apenas trece años después del final del terrorismo y sin haber repudiado nunca la violencia, la heredera de Batasuna se confirma como alternativa real de gobierno en Euskadi. Al 100% del escrutinio, los de Arnaldo Otegi obtienen el apoyo masivo de 338.000 votos (88.000 más), lo que se traduce en seis escaños más de los que tenía (21). Ganaron en puntos estratégicos como Guipúzcoa, Álava, Vitoria, Éibar y avanzaron posiciones en la margen izquierda de Vizcaya.

En un recuento de infarto, el PNV logró salvar el temido sorpaso por apenas 28.000 votos, y su fortaleza de Vizcaya volvió a ser la clave. Se confirmó que el de Sabino Arana se ha vuelto un partido mortal tras 40 años ejerciendo el poder de modo casi ininterrumpido —solo tres años estuvo en la oposición (2009-2012), por la ilegalización de Batasuna—. La arriesgada operación de sustituir al lehendakari Iñigo Urkullu por otro candidato más joven y desconocido, Imanol Pradales, les permitió salvar los muebles ante Bildu: obtuvo 357.000 votos y 27 parlamentarios, cuatro menos que en 2020.

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La gobernabilidad del País Vasco estaba predeterminada. PNV y PSE reeditarán su coalición de gobierno y Pradales será investido lehendakari. Entre ambos suman 39 escaños, los que marca la mayoría absoluta. Habrá que esperar, no obstante, al escrutinio del voto exterior (CERA), que ya hace cuatro años modificó el resultado final. La participación fue del 62,4%.

Los socialistas de Eneko Andueza mejoran sus resultados con 12 representantes, dos más, y seguirán ejerciendo de subalterno del PNV tanto en el Gobierno vasco como en el resto de las principales instituciones vascas. El PSE es el partido clave, "el que decide", repiten. Durante toda la campaña han desterrado cualquier posibilidad de pactar con Bildu mientras no condene a ETA, pero lo cierto es que hay una fecha marcada en rojo en el calendario de todos los partidos: las municipales de 2027, donde Bildu espera poder contar con su apoyo, aunque sea de manera puntual, para gobernar ayuntamientos, igual que en Pamplona.

El Partido Popular crece un escaño, en Álava. Los de Javier de Andrés se habían marcado un objetivo más ambicioso, convencidos de que la marca de Feijóo era mucho mejor y centró su discurso en la gestión económica y en desnudar la plena sintonía del PNV con las políticas de Pedro Sánchez y Podemos/ Sumar. Pero no resultó. Se quedaron con 94.000 votos, lejos de los 133.000 votos cosechados el 23-J. En Álava entran también Vox, que mantiene a su actual parlamentaria, y Sumar. La marca de Podemos dilapida su herencia de seis escaños y desaparece del hemiciclo vasco.

El cambio sociológico en Euskadi es notable. El 'xirimiri' discursivo de Bildu, con un candidato amable y centrado en los temas sociales, ha calado fuerte entre la sociedad vasca, que premia su apuesta por las políticas como la vivienda. Los pactos con el PSOE de Sánchez en Madrid y en Navarra le han permitido blanquearse, alejar la sombra del pasado de ETA y presentarse como una opción ganadora. Los de Otegi alardean de tener "paciencia estratégica" y se quedarán en la oposición esperando a la próxima oportunidad: las municipales y forales de 2027.

El País Vasco se adentra en una era desconocida. PNV y Bildu empataron por primera vez a escaños en las elecciones autonómicas del domingo, con una ligera ventaja para los primeros pero una tendencia generacional mucho más favorable para los segundos. Puede decirse que los jeltzales ganaron tiempo: evitaron el sorpaso y mantendrán el Gobierno vasco con la ayuda del PSE, que subió dos escaños. Imanol Pradales será investido lehendakari en sustitución de Iñigo Urkullu. El PP creció un diputado, Vox conservó el suyo y Sumar logró entrar en la Cámara de Vitoria a costa de Podemos, que desapareció.

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