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Euskadi quiere catar un Mundial, pero el fútbol tendrá que esperar
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La lucha por la oficialidad

Euskadi quiere catar un Mundial, pero el fútbol tendrá que esperar

La nueva ley del deporte abre la puerta para que las selecciones vascas puedan participar internacionalmente en disciplinas como surf o pelota. Mientras tanto, la selección de fútbol sigue hibernando

Foto: El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, con la camiseta de la Selección vasca de fútbol. (EFE/Facilitada por el PNV)
El presidente del PNV, Andoni Ortuzar, con la camiseta de la Selección vasca de fútbol. (EFE/Facilitada por el PNV)
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Una de las reivindicaciones históricas del nacionalismo vasco, la participación de sus selecciones deportivas en competiciones internacionales, ha recibido un espaldarazo con la nueva Ley del Deporte, aprobada en el Congreso recientemente. El PNV acordó con el PSOE la inclusión de una enmienda para que, cumpliendo una serie de requisitos, puedan contar con ese reconocimiento internacional. En el caso vasco, son las federaciones de Pelota y Surf las que más cerca están de lograrlo. Sin embargo, el deporte que durante años ha sido la punta de lanza de la lucha por la oficialidad, el fútbol, no parece capaz de organizar ni tan siquiera los partidos amistosos que durante un tiempo fueron una tradición navideña. Por no tener, el conjunto masculino no tiene ni seleccionador.

La enmienda arrancada por los jeltzales al gobierno, que ha cristalizado en el artículo 48.2 de la Ley del Deporte, hace algo sin precedentes: reconoce el derecho de las selecciones autonómicas a competir internacionalmente. Aún así, está lejos de colmar las expectativas de quienes llevan años soñando con una situación como la del Reino Unido, donde en muchos deportes cada una de las Home Nations, cuenta con su propio combinado nacional. Esta ley lo que permitirá es que las selecciones puedan participar en competiciones más allá de las fronteras españolas en dos supuestos: que la federación regional hubiera formado parte de una federación internacional "antes de la constitución de la federación española correspondiente" y en "en el caso de modalidades o especialidades deportivas con arraigo histórico y social". En ambos casos, se requiere el consentimiento previo del Consejo Superior de Deportes. Estos supuestos no son casuales, encajan como anillo al dedo con disciplinas concretas y muestra hasta dónde estaba el gobierno de Sánchez dispuesto a llegar en sus negociaciones con el PNV.

Foto: Sánchez y Ortuzar sellan este lunes su acuerdo para posibilitar la investidura del candidato socialista a La Moncloa. (EFE)

El primer supuesto tiene en mente una disciplina: el surf. La Federación Vasca de Surf, ha sido una de las federaciones más activas a la hora de reclamar la oficialidad. Ha tenido también una importante presencia en la vida pública vasca, y es que el surf es un deporte muy asentado y su federación siempre ha mantenido un perfil muy visible. De hecho, durante buena parte de los 2000, las camisetas y sudaderas de la EHSF (las siglas en euskera de la federación) se convirtieron en un must para los jóvenes vascos y llegaron a competir en popularidad con marcas como Quicksilver o Billabong.

Lo relevante en este caso es que el surf vasco sí que gozó de reconocimiento internacional en el seno de la Federación Europea de Surf hasta el año 2005. Pero la entrada ese año de la Federación Española en el organismo continental, terminó con la salida de los vascos. Desde la EHSF se entendió que desde la española se maniobró a sus espaldas para lograr que perdieran la membresía (un movimiento que casi recuerda a cuando, en el año 2000, el PP logró que expulsaran al PNV de la Internacional Demócrata Cristiana). Desde entonces la relación entre ambas federaciones es muy tensa, hasta el punto que la vasca llevó el caso a los tribunales. Dada la tensión entre ambos organismos, desde el surf vasco aún mantienen la cautela a pesar de que la normativa está hecha a su medida. Además, hace tiempo que cursó su solicitud de adhesión a la International Surfing Association. Fue hace cuatro años, cuando acompañados de representantes del Gobierno Vasco, los responsables de la EHSF acudieron a California para registrar la petición. La estrategia del Gobierno Vasco para lograr el reconocimiento internacional de sus selecciones viene de atrás, aunque haya saltado ahora a la palestra con la nueva Ley del Deporte.

Es el segundo supuesto, por ambiguo, el que ha dado lugar a más batalla política. Y es que el "arraigo histórico y social" puede ser interpretado de diferentes maneras. Por el momento, la interpretación mayoritaria se centra en los deportes autóctonos. De esta forma, se pondría fin a algo que desde el nacionalismo vasco se ha considerado siempre una "anomalía", que no exista una selección vasca de pelota vasca. También en este caso, el Gobierno Vasco se ha pasado años haciendo gestiones para lograr la oficialidad. Y siempre se ha encontrado con la negativa de la Federación Internacional de Pelota Vasca, que tiene su sede en Pamplona. En el mes de octubre se celebró en Biarritz el Mundial, donde España (con pelotaris riojanos y castellanos además de obviamente, vascos y navarros) se impuso en el medallero. Con la nueva normativa, el próximo Mundial podría contar con la presencia de una selección vasca.

Insuficiente, primer paso o peligroso precedente

La interpretación de esta nueva normativa es variada y las críticas han llegado tanto de quienes la consideran insuficiente como de quiénes creen que abre peligrosamente la puerta a que las selecciones autonómicas puedan reclamar su oficialidad cada vez en más disciplinas. Bildu y ERC plantearon en el Senado, una enmienda, que fue tumbada, que quería eliminar la autorización previa del CSD para que las autonómicas puedan entrar en federaciones internacionales. También desde Junts, la diputada Pilar Calvo, tuvo duras palabras contra el PNV y los acusó de vetar "el sueño del independentismo catalán". El anhelo de Junts era que el derecho a participar en competiciones internacionales no se quedase exclusivamente en los deportes "autóctonos". Desde el otro lado, las preocupaciones se han centrado en futuras interpretaciones del "arraigo histórico". Desde Ciudadanos, Guillermo Díaz se preguntó “quién determina lo que es arraigo histórico y social” y el Partido Popular llegó a ofrecerse a apoyar la ley si se eliminaba el artículo 48.2, el que permite la representación internacional de las autonómicas.

placeholder Los pelotaris Ezkurdia y Altuna III  durante la final del Campeonato del Cuatro y Medio, en Bilbao. (EFE/Javier Zorrilla)
Los pelotaris Ezkurdia y Altuna III durante la final del Campeonato del Cuatro y Medio, en Bilbao. (EFE/Javier Zorrilla)

Es el PNV, impulsor de la enmienda, el más satisfecho con el resultado de la legislación. Se apuntan así un tanto después de que durante muchos años, desde el entorno de la izquierda abertzale se les acusase de no hacer los suficiente por la oficialidad. Su estrategia, más progresiva, da ahora sus primeros frutos.

Los jeltzales lo consideran "un primer paso" aunque el diputado Joseba Agirretxea ya avisó de que seguirán trabajando "para que el reconocimiento sea pleno y alcance a todas las modalidades deportivas". Y en ese futuro, aún no se renuncia al gran sueño: contar con una selección de fútbol que compita de igual a igual con la española.

El partido navideño: un modelo agotado

Entre los elementos que componen la Navidad vasca, el fútbol jugó durante décadas un papel importante. Al Olentzero, el esforzado carbonero que hace las labores de Papá Noel, y a las reposiciones de Mr Bean con las que la televisión vasca solía contraprogramar el discurso navideño del Rey, tradicionalmente había que sumar el partido navideño de la selección vasca (ya habrá tiempo de hablar de la nomenclatura) a la lista de hitos euskonavideños.

El fútbol ha jugado siempre un papel importante para el nacionalismo vasco. La selección de Euskadi que giró por el mundo en plena Guerra Civil sigue siendo un símbolo ampliamente recordado. Y durante muchos años, el partido amistoso que jugaba la selección vasca era la representación más visible del deseo de parte de la sociedad de competir a nivel internacional. Desde 1993, cuando los vascos se enfrentaron un 22 de diciembre a Bolivia en Anoeta, los partidos navideños se celebraron ininterrumpidamente hasta el año 2007. Fueron los años de esplendor de esta jornada de reivindicación festiva, con años como el 2006 en el que se jugaron hasta tres partidos (Cataluña, Gales y Serbia). Llegó incluso un videojuego en 2002, Euskal Herria Mundiala, que permitía algo que no se podía hacer en el FIFA, jugar el Mundial con Euskadi. Pero después del empate a uno entre los vascos y Cataluña en San Mamés las navidades de 2007, las cosas se torcieron. Y entre los ingredientes que lentamente mataron esta tradición navideña organizada por la Federación Vasca de Fútbol, está un debate semántico que deja lo de si España es "la Roja" o "la Furia" en un juego de niños.

Hasta 2007, el combinado vasco había jugado con el nombre de Euskadi, y ese año lo hizo por primera vez como Euskal Herria. El debate es complejo y no hay respuestas tan claras, pero está muy extendida hoy en día la noción de que el sabiniano Euskadi hace referencia a los tres territorios de la Comunidad Autónoma Vasca y que Euskal Herria incluye también a Navarra y al País Vasco francés. De cara al partido del siguiente año, el Gobierno Vasco apostó por volver a los orígenes y recuperar la denominación Euskadi. Eso no gustó en los sectores más afines a la izquierda abertzale y una buena parte de los potenciales integrantes de la selección llegó a firmar un comunicado en el que anunciaban que solo jugarían bajo el nombre de Euskal Herria. Desde el Gobierno Vasco se llegó a hablar de "boicot" por parte de los futbolistas. También se pedía a las autoridades vascas que hicieran un mayor esfuerzo por lograr la oficialidad. Con unas cosas y con otras, pasaron dos navidades sin partido.

placeholder El centrocampista de Euskadi, David Zurutuza y A. Romero, de Venezuela, durante el partido amistoso entre las selecciones de Euskadi y Venezuela. (EFE/David Aguilar)
El centrocampista de Euskadi, David Zurutuza y A. Romero, de Venezuela, durante el partido amistoso entre las selecciones de Euskadi y Venezuela. (EFE/David Aguilar)

En 2010, se llegó a una solución salomónica: ni Euskadi ni Euskal Herria, Euskal Selekzioa (Selección Vasca). Se buscaba la oficialidad sin tener consenso ni tan siquiera en torno al nombre. Venezuela fue quien visitó a los vascos, de nuevo en San Mamés, el 29 de diciembre. A pesar de la ilusión de los aficionados por la vuelta del partido anual, nada volvería a ser como antes y el modelo fue agotándose año tras año. Cada vez menos aficionados acudían e incluso los más fervientes defensores de la oficialidad de la selección vasca se mostraban hastiados con el modelo. El último partido navideño se disputó contra Túnez, en 2016. Ya un año antes el Gobierno Vasco había optado por cambiar de estrategia y buscar jugar en fechas FIFA. Más visibilidad y a priori mejores rivales. Pero el balance es más bien pobre. Desde ese partido en la Navidad 2016, solo han sido tres los encuentros jugados por la selección vasca: en 2018, en Mendizorroza, una visita a Panamá en 2019 y un encuentro frente a Costa Rica en 2020, en Ipurua.

No está claro cómo se va a recuperar del parón de la pandemia. Antes, la Federación Vasca había buscado un golpe de efecto con la contratación del inclasificable Javier Clemente. En su presentación, el Rubio de Barakaldo, convertido casi en un diplomático, decía que quería que se conociera a los vasco en el mundo. Dos partidos duró, puesto que Clemente no se conformaba con un cargo casi simbólico y cuando le surgió la oportunidad de volver a Libia, atendió la llamada. A día de hoy, no tiene sustituto.

La selección vasca de fútbol se encuentra ahora en un punto muerto. Durante el mandato del ya fallecido Luis Mari Elustondo, en 2020, la Asamblea de la Federación Vasca aprobó solicitar formar parte de UEFA y FIFA. Pero sin el apoyo de la Federación Española todo siguió su cauce y los Comités Ejecutivos tanto de FIFA como de UEFA concluyeron que la vasca no cumple con los requisitos para entrar a ninguno de los dos organismos. La papeleta le tocó resolverla al nuevo presidente, Javier Landeta. Para poner fin al culebrón, al menos por el momento, decidieron que no iban a recurrir el portazo ante el TAS.

"Los Comités Ejecutivos de FIFA y UEFA concluyeron que la vasca no cumple con los requisitos para entrar"

Este año, como si de un remake de Netflix se tratara, la selección vasca ha traído de vuelta el partido navideño, pero con protagonistas femeninas. Las vascas se impusieron 3-0 a Chile con goles de las realistas Nerea Eizagirre, Amaiur y la alavesista Ane Miren. 2.400 personas acudieron a ver el encuentro en Vitoria.

Mientras se disputaba el Mundial de Catar, fueron muchos los aficionados vascos que quisieron hacer fútbol ficción y tratar de imaginar dónde podría llegar la Euskal Selekzioa contra los mejores del mundo. Incluso se llegó a viralizar un cartel que anunciaba un encuentro frente a Colombia. Pero no era real, Más que fake news, era una manera de intentar despertar un interés que parece aletargado.

Si bien el Gobierno Vasco ha recibido con los brazos abiertos la nueva ley del deporte, resulta evidente que las disciplinas que van a poder competir a nivel internacional, no tienen el impacto mediático necesario para hacer marca de país en el exterior. El fútbol es el deporte rey, y es el que tiene la capacidad para llegar a todos los rincones del planeta. A falta de esa plataforma, la estrategia parece pasar por los grandes eventos deportivos. Si no puedes tener tu equipo, al menos puedes albergarlos. Y tienen otra ventaja, se prestan a un relato más despolitizado que pone el foco en el retorno económico. Bilbao iba a acoger partidos de la Eurocopa (a pesar de ciertas resistencia a ver a la Roja en San Mamés) y solo la pandemia truncó esa posibilidad. Y este verano, la capital vizcaína acogerá el inicio del Tour de Francia. Pero esa ya es otra historia.

Una de las reivindicaciones históricas del nacionalismo vasco, la participación de sus selecciones deportivas en competiciones internacionales, ha recibido un espaldarazo con la nueva Ley del Deporte, aprobada en el Congreso recientemente. El PNV acordó con el PSOE la inclusión de una enmienda para que, cumpliendo una serie de requisitos, puedan contar con ese reconocimiento internacional. En el caso vasco, son las federaciones de Pelota y Surf las que más cerca están de lograrlo. Sin embargo, el deporte que durante años ha sido la punta de lanza de la lucha por la oficialidad, el fútbol, no parece capaz de organizar ni tan siquiera los partidos amistosos que durante un tiempo fueron una tradición navideña. Por no tener, el conjunto masculino no tiene ni seleccionador.

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