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¿Vía para la esperanza? CNA Fagor acepta estudiar "alternativas" al duro plan de ajuste
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en una semana planteará medidas a la plantilla

¿Vía para la esperanza? CNA Fagor acepta estudiar "alternativas" al duro plan de ajuste

La dirección se compromete a reconsiderar los 220 despidos al existir “opciones que hacen viable mantener la actividad”. Los trabajadores ven "positivo" el cambio, pero recelan de la empresa

Foto: Trabajadores de Edesa Industrial protestan a las puertas de la planta de Mondragón por los planes de la empresa de despedir a 220 trabajadores. (EFE)
Trabajadores de Edesa Industrial protestan a las puertas de la planta de Mondragón por los planes de la empresa de despedir a 220 trabajadores. (EFE)

Hace poco más de tres años, CNA Group se hizo con los activos productivos de Fagor Electrodomésticos por 38,5 millones de euros tras la resolución del titular del Juzgado de lo Mercantil número 1 de San Sebastián, Pedro José Malagón, que puso en valor la apuesta del grupo catalán por reactivar la actividad en todas las líneas productivas de la cooperativa a raíz de su quiebra y su compromiso con el empleo, con una plantilla de hasta 850 trabajadores en cuatro años. Hoy, poco queda de esta apuesta. Edesa Industrial, la heredera de Fagor, ha pasado de la anunciada expansión a luchar por sobrevivir.

CNA se hizo en 2014 con los activos de Fagor con el compromiso de crear 850 empleos: hoy plantea reducir la plantilla de 350 trabajadores a 130

La segunda vida de Fagor se encuentra con respiración asistida después de que la dirección de la empresa haya planteado un drástico plan de viabilidad que contempla reducir la actual plantilla de 350 trabajadores a apenas 130, con el cierre de la planta de fabricación de placas de cocción y hornos de Garagartza, en Mondragón (Guipúzcoa), y el mantenimiento únicamente de las producciones rentables de ollas a presión, termos y calentadores de gas.

La decisión de CNA el pasado 30 de junio de interponer en los juzgados un preconcurso de acreedores, con el monumental enfado del Gobierno vasco, que en su momento fue el gran avalista del grupo catalán en su pugna con la argelina Cevital para hacerse con los activos de Fagor, ha dado paso a un nuevo escenario en el que cada vez están más latentes las sospechas sobre las verdaderas intenciones del grupo catalán al adquirir en 2014 las fábricas de Escoriaza, Mondragón y Basauri. Sobre todo entre los trabajadores, que rechazan de forma frontal el plan industrial planteado por la dirección, con el que busca refinanciar la deuda de 100 millones de euros y reducir sus gastos de estructura.

La empresa insiste en la necesidad de "un esfuerzo de todas las partes" para poder continuar en el País Vasco y garantizar la sostenibilidad de la marca

Con dos posturas antagónicas, la reunión de este martes entre la dirección y los sindicatos estaba llamada a certificar la ruptura entre ambas partes. Sin embargo, para sorpresa de los empleados, la empresa ha trasladado su intención de “estudiar alternativas” al duro ajuste de personal planteado, al considerar que existen “opciones que hacen viable el mantenimiento de la actividad”, según ha anunciado a través de un escueto comunicado. Pero toda alternativa, según insiste en su advertencia, “pasa por un esfuerzo de todas las partes” dentro de la pretensión de “continuar con la actividad industrial en el País Vasco y garantizar la sostenibilidad de la marca”.

Foto:  Vista de los astilleros de la Naval en Sestao (Vizcaya). (EFE)

La decisión de la compañía de "reconsiderar" sus planes de despedir a 220 trabajadores, aunque sin aportar detalles, ha abierto una cierta vía de esperanza entre los trabajadores. En un escenario tan crispado, que la dirección "reflexione" y se abra a modificar su plan de viabilidad para rebajar las medidas drásticas es visto por los trabajadores como algo "positivo". "Es un paso constructivo", apuntan. En todo caso, recelan de la actuación de la dirección a falta de una mayor concreción, que tendría que llegar el próximo martes en un nuevo encuentro con los trabajadores, donde se han comprometido a presentar "alternativas adicionales", según informa el comité de empresa de Edesa Industrial y Geyser Gastech, empresas que integran CNA Fagor.

Los trabajadores temen que la intención de la empresa sea la de mantener la marca Fagor, pero sin conservar los empleos en el País Vasco

Los trabajadores temen que la empresa quiera ganar tiempo para abordar una negociación 'en la sombra' en torno a alguna alternativa. No se fían de la dirección, y más después de que la pasada semana lanzara un ultimátum al comité de empresa al apremiarle a dar una respuesta al plan de viabilidad, que este lunes fue rechazado de forma “mayoritaria” por los empleados en asamblea. “La compañía confía en que las partes entiendan y compartan la necesidad de adaptar la nueva realidad que es indispensable abordar para mantener la viabilidad, el empleo, la producción, y sea posible continuar con la actividad industrial en el País Vasco”, había advertido la dirección.

Ahora, ante la nueva postura de la empresa, el comité reclama una “apuesta en firme a favor de la fabricación, el empleo y la sostenibilidad del proyecto” para que gran parte de los 220 trabajadores amenazados no se queden sin trabajo. Mientras se negocia una solución, la producción de Edesa Industrial se encuentra bajo mínimos tras la paralización de algunas actividades tras un ERE de suspensión que hace que apenas medio centenar de trabajadores estén activos.

Foto: Arantxa Tapia, Josu Erkoreka y Bingen Zupiria, este martes en la presentación del Plan de Industrialización 2017-2020. (EC)

A la espera de conocer nuevas informaciones, los trabajadores sospechan que la empresa quiere deslocalizar la producción. Temen que la intención de la compañía sea la de mantener la marca Fagor, pero sin conservar el empleo en el País Vasco. A este respecto, el comité censura que la empresa esté más centrada en usar la marca Fagor que en desarrollar un verdadero plan industrial. “Para usar la marca, tienen que tener un mínimo de actividad industrial y puestos de trabajo, porque eso está vinculado a la marca”, señala. El comité no descarta la opción del cierre de toda la producción por mucho que la empresa haya reforzado su pretensión de continuar en el País Vasco.

Sin embargo, la empresa ha dejado constancia en varias ocasiones de la necesidad de acometer “una nueva estructura empresarial estable y sostenible”, lo que obliga a un ajuste de las líneas de producción, una reducción de la plantilla y la obtención de financiación no bancaria para reactivar las líneas de negocio rentables en las fábricas de Escoriaza y Basauri. Para ello, asegura que hay “inversores comprometidos”, siempre y cuando se aplique un plan de reestructuración que permita garantizar la pervivencia de Edesa Industrial.

Hace poco más de tres años, CNA Group se hizo con los activos productivos de Fagor Electrodomésticos por 38,5 millones de euros tras la resolución del titular del Juzgado de lo Mercantil número 1 de San Sebastián, Pedro José Malagón, que puso en valor la apuesta del grupo catalán por reactivar la actividad en todas las líneas productivas de la cooperativa a raíz de su quiebra y su compromiso con el empleo, con una plantilla de hasta 850 trabajadores en cuatro años. Hoy, poco queda de esta apuesta. Edesa Industrial, la heredera de Fagor, ha pasado de la anunciada expansión a luchar por sobrevivir.

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