Es noticia
El velódromo que hizo a Madrid soñar a lo grande se lleva otro 'mazazo': seguirá en el almacén
  1. España
  2. Madrid
Ni tiene uso ni se espera que lo tenga

El velódromo que hizo a Madrid soñar a lo grande se lleva otro 'mazazo': seguirá en el almacén

El misterio de las maderas de Camerún vive una nueva entrega. La ambiciosa obra arquitectónica por la que el Ayuntamiento pagó seis millones en los años noventa volvió a salir en una comisión municipal

Foto: Una imagen del interior del velódromo de Casa de Campo este año. Funciona como almacén de madera. (Cedida)
Una imagen del interior del velódromo de Casa de Campo este año. Funciona como almacén de madera. (Cedida)

Fue un sueño olímpico que acabó encerrado en un almacén de la Casa de Campo. El misterio de las maderas de Camerún, que el Ayuntamiento de Madrid adquirió en los noventa para levantar un velódromo en Carabanchel, se topa de bruces con la realidad de nuevo. La inversión de seis millones de euros –que supuso también la remodelación del antiguo canódromo del distrito– se ha quedado en un recuerdo amargo de lo que pudo llegar a ser. El costoso proyecto nunca se usó como velódromo, aunque se planteó con idea de sorprender al mundo y conseguir, tal vez, unos Juegos Olímpicos en la ciudad. Pero eso tampoco ocurrió.

Ni siquiera tiempo después se ha utilizado para otros fines. El alcalde de Madrid en aquella época y principal impulsor de la obra, Agustín Rodríguez Sahagún, sugirió que podría servir como lugar de paso incluso para la Vuelta a España, pero ese sueño tampoco llegó a cumplirse. En 2021, el asunto dio un nuevo giro. El Confidencial se hizo eco de la desaparición de las maderas camerunesas, de especial calidad y que fueron las utilizadas para las pistas del velódromo. Nadie sabía nada de ellas.

Después se supo que quedaron resguardadas en el almacén del edificio, tras ser desmanteladas por el mismo arquitecto que las levantó. Lo hacía bajo las órdenes del Consistorio, que tenía y tiene la propiedad. Años después, el tema volvió a debate la semana pasada en la comisión municipal de Cultura, Turismo y Deporte. Pero la respuesta volvió a ser la misma: no hay planes a la vista para su recuperación.

Foto: Imagen: Laura Martín.

María Caso es la diputada del PSOE que el 20 de febrero llevó esta pregunta a la sesión. La delegada de Deporte del Ayuntamiento, Sonia Cía, estaba presente en la reunión y fue quien respondió. No tienen previsto darle un uso próximamente, y se detuvo en apunte: no es la primera vez que los socialistas cuestionan el futuro del velódromo en alguna sesión municipal.

"Viendo su interés, nos gustaría saber si tienen previsto que el Ayuntamiento lo ceda a alguna institución o algún municipio determinado, y por qué", se explayó. Tras su intervención, Caso recordó que fueron 70.000 metros de madera camerunesa de alta calidad los que causaron a las arcas municipales un "coste irreversible", dado que nunca se llegaron a utilizar para el velódromo.

Desmantelaron la estructura

El arquitecto del proyecto, Manuel Canalda, cuenta a este periódico que fue en tiempos de Alberto Ruíz Gallardón, alcalde de Madrid entre 2003 y 2011, cuando les contactaron para desarmarla. "Se trata de un material muy valioso, está tratado y puede aguantar muchísimos años a las ratas, alimañanas o insectos", remarca. Por eso, entiendieron que, ante el desuso del espacio, lo mejor era tenerlas a buen recaudo. Había que salvaguardar este producto estrella.

Pero no todo ha quedado desmantelado. El velódromo tiene dos partes principales, como explica su creador: por un lado, está la estructura que sujeta las curvas de la pista, preparada para que los ciclistas pasen incluso a 70 kilómetros por hora. Luego, está el circuito en sí mismo. Los peraltes o las cerchas para sujetar el camino son estructuras "muy costosas", en palabras del arquitecto.

Así que la parte que se ha quitado es la del esqueleto de madera que sostiene la ruta, pues para hacerlo "pueden valer otros tipos de madera y no hace falta usar la de Camerún, que sí tiene un efecto de calidad importante en el recorrido", indica Canalda. La de pino, por ejemplo, la considera una buena opción para el soporte. Después de desmontar parte de la construcción, tocó almacenarla: "Fue un auténtico rompecabezas". Caja por aquí, caja por allá y un sinfín de horas catalogando y enumerando la madera.

Canalda asegura que no han vuelto a contactarle desde el Ayuntamiento por ese tema, ni sabe qué pasará con la madera. A su juicio, ese tipo tan específico debería aprovecharse concretamente para velódromos, tanto las varillas como las perchas. Aunque no tiene margen de maniobra, sí tiene una idea de lo que podría hacerse con él. Y da varias opciones. "Ese velódromo se puede reconstruir o regalar, porque está montado de tal forma que pueda desbaratarse y rearmarse en cualquier otro lugar. Como si quisieran hacerlo en Pamplona o Sevilla", imagina.

Fue un sueño olímpico que acabó encerrado en un almacén de la Casa de Campo. El misterio de las maderas de Camerún, que el Ayuntamiento de Madrid adquirió en los noventa para levantar un velódromo en Carabanchel, se topa de bruces con la realidad de nuevo. La inversión de seis millones de euros –que supuso también la remodelación del antiguo canódromo del distrito– se ha quedado en un recuerdo amargo de lo que pudo llegar a ser. El costoso proyecto nunca se usó como velódromo, aunque se planteó con idea de sorprender al mundo y conseguir, tal vez, unos Juegos Olímpicos en la ciudad. Pero eso tampoco ocurrió.

Noticias de Madrid Madrid Arquitectura
El redactor recomienda