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Ni un gran río ni historia antigua: ¿por qué Madrid es diferente de las otras capitales de Europa?
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Toledo podría haber sido capital

Ni un gran río ni historia antigua: ¿por qué Madrid es diferente de las otras capitales de Europa?

Las características de Madrid son muy diferentes a las de otras capitales europeas, hasta el punto de que algunos lo consideran una "anomalía", pero hubo motivos para su capitalidad

Foto: Imagen de la Plaza Mayor de Madrid (iStock)
Imagen de la Plaza Mayor de Madrid (iStock)

Muchos no reparan en ello, pero en muchos sentidos Madrid es una excepción como capital europea: su río Manzanares es mucho menos extenso y caudaloso que el de otras grandes ciudades (como puede ser el Támesis en Londres o el Sena en París), su fundación no se remonta tan atrás en la historia, y en el momento de ser designada capital era mucho más pequeña que otras ciudades españolas.

El ingeniero Tomás Pueyo, de origen francés y español, y actualmente en Silicon Valley (Estados Unidos), ha escrito un extenso hilo dando respuesta a estas preguntas (en inglés) a través de su cuenta @tomaspueyo en la red social X / Twitter.

A lo largo del hilo, Pueyo señala la importancia de tener un gran río para otras ciudades: para tener acceso al agua potable, al riego y al comercio por barco. Por contra, define el Manzanares como un "riachuelo débil", lleno de bancos de arena que "ni siquiera vale la pena limpiar".

Los otros elementos que considera anómalos son su antigüedad y el tamaño que tenía cuando la eligieron capital. Para ilustrarlo, muestra unos gráficos muy reveladores: en uno de ellos vemos que Madrid fue fundada como ciudad mucho más recientemente (en el siglo IX, aunque ya existiese como asentamiento en épocas anteriores) que las capitales de otros países que históricamente fueron conquistados por los romanos, y que en el momento de ser designada capital (en el siglo XVI) solo era la décima ciudad más poblada de España, algo que lógicamente ha cambiado desde entonces.

Pueyo explica que la capitalidad de Madrid fue cosa del rey Felipe II, quien tomó esta decisión en 1561, después de que la corte hubiese tenido una naturaleza itinerante. Además, en esa época la Corona tenía también muchas tierras en América y en otras partes del mundo, por lo que no solo estaba escogiendo la capital de un país sino la de un imperio.

El ingeniero cree que el rey necesitaba una capital en la zona central, para así poder estar conectado a los desafíos que se planteaban en cada parte del país.

¿Por qué no Toledo?

En uno de los mapas que muestra, vemos cómo las carreteras de la época ya conectaban el centro de España con el resto de regiones, pero hace una pregunta clave: ¿por qué no elegir Toledo, que por entonces era más grande e importante que Madrid, con más historia y con el río Tajo?

Su respuesta es que había varios motivos: las calles eran demasiado estrechas para movilizar la corte, y la ciudad no tenía la capacidad de crecer mucho más, sin que el rey pudiese moldear su crecimiento a su gusto. Además, en Madrid no había nobles u obispos que pudieran darle problemas, y Felipe tenía mayor libertad para hacer las cosas a su manera.

Otros motivos, como las ventajas a nivel defensivo que ofrecía su ubicación, las montañas cercanas (ricas en agua y aire) o los bosques en los que cazar, terminaron de convencer al rey para establecer su corte en Madrid. A raíz de esta capitalidad, la ciudad creció enormemente y fueron creando más carreteras e infraestructuras para conectarla mejor con el resto del país.

Muchos no reparan en ello, pero en muchos sentidos Madrid es una excepción como capital europea: su río Manzanares es mucho menos extenso y caudaloso que el de otras grandes ciudades (como puede ser el Támesis en Londres o el Sena en París), su fundación no se remonta tan atrás en la historia, y en el momento de ser designada capital era mucho más pequeña que otras ciudades españolas.

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