Reabre Gabana, la sala de fiestas de la jet set madrileña

"Gabana ha vuelto". Lo dice Tito Pajares, el empresario nocturno propietario de una de las salas más emblemáticas de la capital. El local ahora se sitúa en la calle María de Molina con Príncipe de Vergara, y es un espacio mucho más grande que el original, que estaba en los bajos del hotel Wellington. "Duplicamos el aforo de la sala anterior", comenta Pajares mientras describe cómo son los interiores y la división que ha realizado, con un espectacular restaurante y una terraza. "El gran opening todavía está por venir. Habrá que tener paciencia, porque lo que queremos es ir mejorando los equipos profesionales hasta poder hacer la gran inauguración".

Pajares reabre uno de los locales con más historia del Madrid de las últimas tres décadas, epicentro de la fiesta más exclusiva y lugar del famoseo madrileño, donde lo mismo estaba una noche Bruce Willis en la cabina, que media plantilla del Real Madrid o el mismísimo Felipe VI, que celebró allí su despedida de soltero. "En su momento fue un revulsivo para la ciudad. Situó el ocio nocturno madrileño al nivel europeo, y empezamos a ser conocidos por todos los países de América del Norte y Sudamérica", recuerda el también presidente de la Federación Nacional del Ocio Nocturno.

Costa Castellana

La historia de Gabana comienza unos años antes de inaugurarse la sala de la calle Velázquez. "Mi hermano y yo abrimos varios locales en la llamada Costa Castellana", apunta el empresario, que con poco más de veinte años fue haciéndose un nombre en la noche madrileña gracias a terrazas como el Café de los Artistas, Bolero o Castellana 51. "En aquella época éramos dos personas que estaban acabando sus carreras y que tenían un buen nivel de relaciones públicas. Aquello fue un éxito internacional, que ponía a Madrid dentro de la vanguardia nocturna".

Costa Castellana fueron poco más de diez kioscos, que abrían durante los meses de verano. Allí se reunían los cachorros de las jóvenes generaciones del PP y parte del pijerío de los alrededores. "Cualquier visitante extranjero, aparte de venir a disfrutar nuestra gastronomía, siempre iba en verano a las terrazas de la Castellana", añade. "Aquello fue mi adolescencia, a principios de los noventa. Fueron diez años gloriosos de Madrid, donde cualquier ciudadano del mundo que viniese pasaba por allí y la gente disfrutaba en temporada de verano de un lugar sin vecinos, donde no molestaba a nadie".

Un ambiente ideal, en el que las familias de apellido compuesto socializaban, "tanto con personas conocidas como desconocidas". Pajares recuerda la música de Mecano, de Nacha Pop y de Hombres G: "Todo ello fue una convulsión que vino después de La Movida. Una cosa verdaderamente fresca". Pajares y su hermano seguirán con aquello hasta la mitad de los noventa, cuando deciden hacerse con un local que había en el número ocho de la calle Velázquez, que unos años antes había alojado la segunda época de Zambra, un tablao que llegó a llevar el bailaor Cristóbal Reyes.

Gabana Velázquez

Desde su apertura, Gabana fue especial. Cuidaban todos los detalles. "Teníamos muy claro que había que llevar todo lo vivido en las temporadas de verano a una sala de fiestas en invierno. Y eso lo conseguimos recuperando el buen servicio. Es decir, desde los directores de sala, jefes de rango, y camareros, hasta los espectáculos, las bailarinas y las relaciones públicas. En Gabana conocíamos a la gente por nombre y apellido", continúa, explicando una manera de servir que se hizo reconocida entre la jet set y la gente del famoseo.

"Fuimos los primeros que pusimos una librería de botellas. El cliente la compraba y podía venir cuando quisiera y consumirla con sus amistades"

Además, les gustaba poner el nombre a las diferentes botellas que tenían. Así, cualquiera que fuera a pasar por allí en diferentes días, podía beber de su botella. Un gesto de distinción que también gustó mucho. "Fuimos los primeros que pusimos una librería de botellas. El cliente la compraba y nosotros se la guardábamos. Podía venir cuando quisiera y consumirla con sus amistades", continúa.

Gabana fue el centro de reunión de dos generaciones de clientes. Más de dos décadas funcionando a pleno rendimiento. De alguna manera, los padres fueron dejando paso a los hijos. "Fueron cambiándose por una cuestión de edad, de más mayores a más jóvenes. Tuvimos que cambiar el equipo comercial, manteniendo los mismos criterios y las mismas colas que nos llevaron al éxito en su día", explica de aquella época, donde también pasaron de las invitaciones realizadas en imprenta a estar en las redes sociales.

Zona Vip y DJs famosos

"También fuimos de los primeros en tener zonas VIP de Madrid, donde todos los personajes públicos se dejaban ver. Hasta que poco a poco esto fue evolucionando y tuvimos una marca internacional, con personajes de cualquier sector que venían a visitarnos", rememora Pajares, a la vez que da una ristra de nombres sin parangón: Cristiano Ronaldo, Bruce Willis, Salma Hayek, Jean-Claude Van Damme o Sofía Loren.

"Tom Jones tenía siempre la costumbre de cerrar las puertas de la sala. Llegaba tarde con los amigos, cuando actuaba en Madrid, y le gustaba que le fotografiasen cerrándolas", comenta. "También venían muchas personas de la moda. Recuerdo a Valentino o a Óscar de la Renta. También Alejandro Sanz y Miguel Bosé". Y cuando los DJs comienzan a ser populares y muchos nombres conocidos deciden ponerse detrás de la cabina, ahí está también Gabana para darles su espacio."Conseguimos que personajes muy cercanos a la gente, como Mario Vaquerizo, Alaska, David Delfín o Bimba Bosé pincharan para nosotros. Es decir, conseguimos que personajes públicos que no se dedicaban a poner música, se subieran al escenario e hicieran una hora de sesión con su música preferida".

Aquello fue todo un éxito, que derivó en las actuaciones de personajes como el hijo de Nicholas Sarkozy, Pierre Sarkozy, o el hijo de Tom Cruise, Conor Cruise, "un chaval fantástico".

Gabana María de Molina

Hoy Gabana abre con los mismos mimbres que la dieron a conocer. Trato exclusivo y diferencial. Muchos reservados e innumerables botellas de champagne en un local de más de mil metros cuadrados. "Y a diferencia de la antigua Gabana, en la planta de arriba tendremos un restaurante con escenario y música en vivo", señala sobre Jimmy's Restaurant, un local de altos techos, espacios privatizables y un carácter explosivo. "Con una propuesta gastronómica repleta de referencias internacionales, platos pensados para compartir y deliciosas carnes, todo ello diseñado y ejecutado por el chef Eduardo Maine, con más de quince años de experiencia tras los fogones".

Cuenta también con algunas referencias de bocados japoneses, y será embajador del jamón más exclusivo del mundo, Joselito, que protagonizará alguna sorpresa en la carta.

"Jimmy’s ha llegado para explorar la esencia del disfrute a través de experiencias únicas, basadas en su sofisticada gastronomía, una delicada carta de coctelería y sus mágicos espectáculos en vivo, contando con una bodega, disponible en ambos espacios, que recoge las referencias de champagnes, destilados y espirituosos más relevantes del mundo", cuenta.

Para Pajares era fundamental hacer una propuesta que actualizara el espíritu del antiguo Gabana. "Donde la persona que viniese de fuera viese unos espacios, unas luces, unas formas de servicio, unas calidades y un cariño con la gente similares a lo que puedes tener en Londres, en París, en Montecarlo o en Berlín", reflexiona.

Este animal nocturno, marido de la ex miss España Sofía Mazagatos, con quien acaba de tener un hijo, también destaca el diseño de interiores: "Es algo que jamás ha existido en Madrid. Hay escaleras mecánicas, ascensores, plazas de parking privadas, una barra de coctelería dentro del club". Habrá dos bartenders realizando tanto cócteles clásicos como de autor, en una apuesta decidida por poner a la sala dentro de la vanguardia coctelera.

"Tendremos dos embajadas de marcas como Bentley y Maserati. Y luego hemos recuperado una zona dedicada a Dom Perignon. Solamente hay dos en España, una está en Ibiza y la otra va a estar aquí", apunta de otra de sus principales bazas, los espumosos, que ya eran conocidos de antes. "Éramos la empresa que más botellas de champán vendía en España". En definitiva, Gabana regresa con un concepto similar a aquello que les hizo conocidos, pero actualizando su propuesta y queriendo posicionarse nuevamente en el corazoncito del famoseo y los madrileños más disfrutones.