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Cómo un plan para "tomar el rectorado por Palestina" acabó en un 'pasacampus' en la Autónoma de Madrid
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la avería en los trenes no ayudó

Cómo un plan para "tomar el rectorado por Palestina" acabó en un 'pasacampus' en la Autónoma de Madrid

Los jóvenes de la UAM quisieron sumarse a las protestas iniciadas en EEUU. La convocatoria de este lunes, sin embargo, naufragó. Acudieron 40 personas a la espera de lo que ocurra mañana en la Complutense

Foto: Estudiantes llamando a la rectora de la UAM. (A.F.)
Estudiantes llamando a la rectora de la UAM. (A.F.)
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El campus de Cantoblanco de la Universidad Autónoma de Madrid quiso ser el epicentro de la protesta estudiantil contra el genocidio en Gaza, pero tan solo pudo quedarse en el intento. Este lunes a las 10:30 de la mañana, diversos colectivos y asociaciones habían convocado una protesta para condenar que la institución académica tenga "acuerdos con empresas relacionadas con el estado de Israel". La intención más ambiciosa era tomar el edificio principal y solicitar a Amaya Mendikoetxea, la rectora, que se posicionara abiertamente a favor de Palestina. No ocurrió. Apenas fueron unas cuarenta personas y los gritos de "no nos mires, únete", no surtieron efecto.

Mientras que al otro lado del charco –en las Universidades de Columbia (NY), Austin o California–, las protestas estudiantiles se zanjaron con centenas de arrestados, represalias y disturbios, en Madrid solo hubo gritos y pancartas. Tan solo una mujer se sumó a la marcha durante, aproximadamente, cuatro minutos.

"Ha faltado gente", reconoce David, una de las voces cantantes de la cita. Hubo dos eventos simultáneos que favorecieron la puesta en marcha de la convocatoria; pero también hubo tres sucesos imprevistos que la condenaron al fracaso. El hartazgo estudiantil venía incrementándose desde el pasado mes de octubre –con el estallido de la guerra en la Franja de Gaza–; pero explosionó con una charla patrocinada por el Departamento de Estado de la Defensa de EEUU en la UAM.

placeholder 'Pasacampus' en la facultad de Psicología. (A.F.)
'Pasacampus' en la facultad de Psicología. (A.F.)

El seminario iba a celebrarse este lunes y contaba con la ponencia de un exmilitar estadounidense. Por ello, los estudiantes se organizaron para convocar un escrache. “La idea era entrar en mitad del evento”, explican los chavales. Crearon un grupo de WhatsApp para avisarse unos a otros. "Compas, a las 10:30 en la puerta de Filosofía". Sin embargo, la iniciativa llegó a oídos de los docentes que organizaban el taller y se optó por cancelarlo. Sin evento, claro, no hay escrache. "Aún así, haremos un pasacampus", explica David a este diario. La práctica consiste en caminar por todos los rincones del campus a la espera de que se sumen otros compañeros a la protesta, pero no funcionó como esperaban.

Durante más de dos horas, el grupo estudiantil recorrió las facultades de Filosofía, Economía, Ciencias, Psicología, Derecho y Biología. Para organizar el recorrido, se sentaron en el suelo haciendo un círculo para poner ideas en común. Mientras, un chico de unos 19 años que desconocía el origen de esta quedada, preguntó en alto a su compañera de paseo:

- Uy, ¿y esto? ¿Es un grupo de yoga?

- No tiene pinta, pero no sé qué es.

placeholder Decenas de estudiantes subiendo al rectorado. (A.F.)
Decenas de estudiantes subiendo al rectorado. (A.F.)

Minutos después, el grupo de activistas comenzó su misión. Caminaron por todos los pasillos coreando “no es una guerra, es un genocidio” e intentando llamar la atención del resto de estudiantes que atendían a las clases. Eduardo gritó por el megáfono hasta quedarse casi sin voz; al final de la concentración, el joven estaba exhausto. Corría de lado a lado para que todos le escuchasen: "Era un hospital, no una base militar" [decía refiriéndose al centro médico Al Aqsa bombardeado por los israelíes]. Los estudiantes ajenos a la protesta miraban incrédulos a sus compañeros, pero nada de esto les impidió seguir hasta el final.

placeholder Jóvenes incrédulos mirando la protesta. (A.F.)
Jóvenes incrédulos mirando la protesta. (A.F.)

El otro gran acontecimiento que fomentó la protesta fueron las revueltas en Estados Unidos. Desde mediados del mes de abril, miles de jóvenes acamparon en el campus de la Universidad de Columbia contra el conflicto en Gaza. Como un efecto dominó, multitud de facultades del país se fueron contagiando del activismo estudiantil. En España, las primeras movilizaciones llegaron a las Universidades de Sevilla y Valencia. La realidad es que el aterrizaje en Madrid no ha sido un éxito; los defensores de la causa palestina han perdido el primer round. Ahora es el turno de la Complutense.

Foto: Cartel de la convocatoria por Palestina en Madrid.

Este martes se prevé una gran asamblea a medio día en la ciudad universitaria de la capital. De hecho, esta cita es una de las razones por las que los manifestantes de la Autónoma justifican, también, la poca afluencia de gente: "Muchos han decidido esperar ya a mañana", explican. "Y luego hemos perdido a mucha gente en el tren", continúan. Se refiere al caos de Cercanías generado durante la mañana del lunes. Las retenciones llegaron a tal punto que incluso tuvieron que retrasar la quedada unos 30 minutos. Otros tantos alertaban a sus compañeros de que tardarían horas en llegar. Cabe destacar que la principal conexión de transporte público del campus de Cantoblanco es su parada de Cercanías. La zona se ubica en la zona norte de Madrid, próxima a Alcobendas.

En torno a la 13:30 de la tarde, los jóvenes consiguieron acceder al edificio. Subieron un par de pisos y exigieron a la rectora que se personase, aunque no llegó a aparecer. Portaron una gran pancarta, pegaron multitud de folios con mensajes y soñaron con ser Columbia, pero no lo consiguieron.

El campus de Cantoblanco de la Universidad Autónoma de Madrid quiso ser el epicentro de la protesta estudiantil contra el genocidio en Gaza, pero tan solo pudo quedarse en el intento. Este lunes a las 10:30 de la mañana, diversos colectivos y asociaciones habían convocado una protesta para condenar que la institución académica tenga "acuerdos con empresas relacionadas con el estado de Israel". La intención más ambiciosa era tomar el edificio principal y solicitar a Amaya Mendikoetxea, la rectora, que se posicionara abiertamente a favor de Palestina. No ocurrió. Apenas fueron unas cuarenta personas y los gritos de "no nos mires, únete", no surtieron efecto.

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