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El Retiro, la Movida y la Sala Pradillo: Juan Muñoz rememora 50 años de carrera entre títeres
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El Retiro, la Movida y la Sala Pradillo: Juan Muñoz rememora 50 años de carrera entre títeres

El artista presenta 'Recuerda' este domingo en el teatro del Real Coliseo de San Lorenzo de El Escorial. La obra aborda una vida vibrante que también forma parte de la historia del teatro español

Foto: Juan Muñoz en un momento de la obra 'Recuerda' sobre la historia de La Tartana. (La Tartana)
Juan Muñoz en un momento de la obra 'Recuerda' sobre la historia de La Tartana. (La Tartana)

Cuando se habla de títeres se suele aludir siempre al público infantil, obviando las representaciones para adultos y menospreciando el trabajo de un sector del que cada vez quedan menos artesanos. Es un hecho que este arte milenario ha sido maltratado a lo largo de los años, y mucho más en España donde no es demasiado reconocido dentro del teatro. Por eso aún debería tener más mérito que una compañía como La Tartana, fundada en 1977, cuando se respiraba en el país un clima de libertades y oportunidades como probablemente ya nunca viviremos, continúe ofreciendo algunas de las mejores obras que hay en cartelera.

Este domingo presentan Recuerda, las memorias de su director, Juan Muñoz (Madrid, 70 años), en un enclave idílico, el Real Coliseo Carlos III de San Lorenzo de El Escorial, a las 19.00, con precios que van de los 4 euros a los 14. El espectáculo repasa la obra de un titiritero, con el propio Muñoz en escena, abordando una vida vibrante, repleta de momentos para el recuerdo, que también forman parte de la historia cultural y del teatro español.

placeholder Foto histórica de La Tartana en 1979. (La Tartana)
Foto histórica de La Tartana en 1979. (La Tartana)

“Un espectáculo íntimo y cercano situado en el escurridizo territorio de la memoria: ese no lugar donde la realidad y la ficción se mezclan, donde el presente y los recuerdos se entrelazan para construir una historia conmovedora y sincera”, revela Muñoz, que no tiene problema en echar la vista atrás.

El Retiro, La Movida y el teatro de calle

Con él viajamos hasta noviembre de 1977, fecha del estreno de Polichinela, la primera obra que inauguraba el catálogo de La Tartana, la compañía con la que luego va a viajar por medio mundo. Aquel teatrillo, de marionetas con cachiporra, fue un éxito instantáneo en El Retiro. “Recuerdo que como aquello era algo corto, 30 minutos, decidimos compaginarlo con un zancudo y un cabezón”, describe.

Foto: 'Prima Facie', con Vicky Luengo, hasta el 17 de septiembre en los Teatros del Canal de Madrid.

Aquel 77 también ve la presentación del fundacional y pionero Primer Festival de Títeres de Madrid, organizado por los polifacéticos Francisco Porras y Gonzalo Cañas. “La calle juntó a muchos artistas de la época que, aún procedentes de ámbitos muy distintos, participaban del mismo espíritu alegre y desenfadado de la Transición”, escribió Toni Rumbau, fundador de la histórica compañía La Fanfarra de Barcelona.

Las imágenes que pueden verse en el fantástico documental, Construyendo teatro: 40 años de oficio, que repasaba cuatro décadas de trabajo, muestran a unos jóvenes dispuestos a romper con lo establecido. “La Tartana es un equipo de personas que estamos aquí para crear, para intentar hacer cosas lo más novedosas posibles del mundo nuestro, que es el mundo del títere, el mundo del espectáculo, el mundo del teatro. Y yo creo que eso es la base de todo esto, de todo lo que hemos creado. La base de La Tartana es la gente”, dice al inicio del reportaje Muñoz.

placeholder Momento de 'Recuerda'. (La Tartana)
Momento de 'Recuerda'. (La Tartana)

En aquellos inicios de La Tartana eran cuatro, tres titiriteros y un músico. Ahí estaba Carlos Marquerie que en el documental resalta unas palabras de Francisco Peralta: “El arte no es solo lo que se hace sino la manera de mirar. En el arte es fundamental como uno mira. La marioneta es una escultura en movimiento”. El maestro Peralta será quien les introduzca en el mundo de los títeres. “Fue en el colegio de Las Nieves, que era donde nos daba clase. Él nos fue metiendo en la cabeza esa perfección de las cosas, del movimiento y de cómo manipular los muñecos para que puedan tener vida”, relata Muñoz.

Durante los ochenta viajan por Europa y estrenan obras en colaboración con figuras de La Movida como el escritor Leopoldo Alas, que se encarga de un libreto libertario que tiene como protagonistas a Romeo y Julieta. Un año antes, en 1984, también trabajan junto a Alas en La ciudad irreal, un espectáculo donde los actores compartían la escena con marionetas de pequeñas cabezas y ojos rasgados. “Una parábola cómica y trágica impulsada por unos temas musicales trepidantes que describía dos décadas en la agonía de una cultura”, escribía Leopoldo Alas en el programa. “Sus víctimas se encarnan en la danza escénica de los actores y en los tiernos títeres, que con el inmovilismo casi oriental de sus rasgos, complican los elementos de una narración desengañada”.

La Sala Pradillo eclosión de lo alternativo

En 1990, Muñoz inaugura la Sala Pradillo, un espacio en el que da hueco a muchas de las obras de su compañía. Es un momento especialmente fértil y boyante para la actividad creativa, también para un teatro más experimental y alternativo, que ve en la Pradillo uno de sus espacios de referencia.

Foto: El cómico Carles Sans, miembro de Tricicle durante cuarenta años. (Cedida)

“Nacen títulos como Muerte de Ayax (1991), El Hundimiento del Titanic (1992), Paisajes de un Paseante (1993), Espera (1995), La Roca y la Colina (1996) o la premiada Frankenstein (1997), que recibe el Premio Max al Mejor Espectáculo Infantil. La misma Sala Pradillo gana un Max de Nuevas Tendencias en 2006”, recordaba Rumbau en un excelente texto para Titeresante sobre los 40 años de La Tartana.

Estos años ocupan la parte central de Recuerda, donde Muñoz y La Tartana giran, conocen a distintos marionetistas y se asocian con multitud de compañías de Europa y América. “Acompañado por el técnico en el escenario y rodeado de maletas, que se yerguen como poderoso símbolo del viaje, de la vida y de la memoria y de las que salen los títeres que protagonizaron algunas de las producciones más celebradas de la compañía”, apunta.

Desprotección y abandono del teatro de títeres

Sin embargo, Muñoz se muestra muy crítico con el actual momento de los títeres y las marionetas. “Nuestro arte, al contrario que el del teatro, no está reconocido. Nos encontramos con que no hay teatros donde estrenar nuestras obras”, analiza de una situación que ha ido mermando su ánimo, a pesar de que recientemente en Alcorcón se abría el Centro del Títere, de cuya fundación es director Muñoz.

placeholder Momento de 'Recuerda'. (La Tartana)
Momento de 'Recuerda'. (La Tartana)

“No resulta fácil emprender un proyecto de títeres, a los ensayos hay que sumar también el tiempo que uno tarda en crear los muñecos. No es fácil, la verdad”, continúa. Y, sin embargo, en estos más de cuarenta años ha estrenado más de una treintena de obras, con sus figurines, marionetas y títeres. “Lo que más me apasiona es el taller. Para mi, la mayor experiencia, es crear el muñeco perfecto, que pueda hacer de todo”, desvela.

Cuando se habla de títeres se suele aludir siempre al público infantil, obviando las representaciones para adultos y menospreciando el trabajo de un sector del que cada vez quedan menos artesanos. Es un hecho que este arte milenario ha sido maltratado a lo largo de los años, y mucho más en España donde no es demasiado reconocido dentro del teatro. Por eso aún debería tener más mérito que una compañía como La Tartana, fundada en 1977, cuando se respiraba en el país un clima de libertades y oportunidades como probablemente ya nunca viviremos, continúe ofreciendo algunas de las mejores obras que hay en cartelera.

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