Este hombre asegura que lo peor de la chapuza de la línea 7B está por venir

La tragedia de San Fernando de Henares se acercaba a su final hasta que el geólogo Antonio Ruiz se puso manos a la obra a investigar el caso. Este técnico tiene clarísimo que la chapuza de la línea 7B no ha hecho más que empezar. “Estos 15 años nos han contado que el derrumbe de las casas era por la disolución de las sales. Mentira”, señala. Para el experto, el principal problema es que las labores de consolidación no se están haciendo bien.

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Antonio Villarreal. San Fernando de Henares Fotografías: Ana Beltrán

El geólogo acordó con los vecinos un trato. Él analizaba gratuitamente la situación de sus casas con el georradar y ellos les dejaban ver cómo iban las “labores de consolidación” de la Comunidad de Madrid –este lunes volvieron a sufrir temblores en la Plaza Trébol–. Los residentes le vieron como una especie de Mesías después de años de incertidumbre. Antonio se metió en las casas de Nines y David, entre otros, para analizar qué ocurría realmente bajo el suelo. El experto llegó a la conclusión de que la cosa no pintaba bien. Y que el futuro se presenta cuanto menos desesperanzador. Antonio Ruiz habla con El Confidencial sobre los resultados de sus estudios. “Ya no cuelan las explicaciones de la Comunidad”, apunta.

Este geólogo explica que el gran problema ha sido pensar que las mismas razones que afectaban a las obras del metro, lo hacían también a las casas. Si bien es cierto que la presencia de sales –que se disuelven con agua– están presentes en la profunda ubicación del metro, apenas perceptibles en la superficie. ¿Qué provocó, entonces, el derrumbe de las viviendas? El arrastre del material en profundidad. El terreno tiene fracturas geológicas de hace cientos de años que fueron erosionadas con el tiempo.

Básicamente, dejaron en el terreno hendiduras o valles profundos. Esos huecos fueron rellenados por el mismo material donde se encajaron, el sustrato yesífero, “muy fácilmente arrasable”. Y posteriormente, todo fue tapizado por los acarreos del río Jarama, permeables. Llegó el agua y, como un filtro de café, escurrió el líquido y se acumuló en una de esas fracturas.

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Hasta ahí, no hay ningún problema. “De hecho, es algo que ocurre con frecuencia. Además, algunas fracturas ya tenían agua acumulada que venía de la zona de Coslada”, señala. El quid de la cuestión es que esa agua entre en circulación. Si lo hace aceleradamente, se lleva consigo el material de relleno de la propia fractura. Lo que provoca que se hunda la superficie del terreno: las casas. Y lo que modificó el recorrido hidráulico fue precisamente la construcción del metro. Esta teoría va en línea con el último informe de la Comunidad de Madrid, donde también explica detalladamente sus actuaciones integrales. [... Los cambios sufridos a raíz de las actuaciones realizadas han provocado que estos procesos [el arrastre] se aceleren en el tiempo...].

"El muro de Narnia"

Para solventar el problema, la Comunidad de Madrid está realizando “labores de consolidación” con hormigón. Para ello se redactaron planes de estabilización como la Redacción del proyecto para estabilización del terreno, impermeabilización, reparación de la superestructura y reparación del sistema de drenaje del túnel, rehabilitación funcional, estructural o demolición de edificaciones asociadas a la infraestructura de la línea 7B del metro de Madrid.

Se adjudicó un contrato por 10 millones de euros a la empresa Rodio Kronsa, S.L. Son estas "labores de consolidación" las que llevan a Antonio por el camino de la amargura. El experto cataloga estas actuaciones como El muro de Narnia. Según Ruiz, esta inyección no se está haciendo bien. Argumenta que estos trabajos y perforaciones se están haciendo en función de la ubicación de las casas y las calles, no según el trazado geológico, que es donde se genera la inestabilidad del terreno. Es decir, las inyecciones de hormigón no siguen el recorrido de las fallas del subsuelo, sino solo la superficie. Básicamente, se tendrían que estar haciendo en otro sitio. “No vale de nada”, continúa, "esto solo da estabilidad en un área de un metro cuadrado". Las consecuencias de todo esto, según Ruiz, son claras: "Más derrumbes".

El conflicto en este municipio se expande como una mancha de aceite. Cuando parece que ya no va a haber más derrumbes, aparece una nueva grieta, una nueva obra o un nuevo experto como Antonio. Más de 600 familias sufren las consecuencias. Para la consejería de Transportes es uno de los asuntos cruciales de la legislatura. Los afectados ya han empezado a cobrar las indemnizaciones para quienes han perdido sus viviendas y se ha habilitado una oficina en San Fernando para evitar que los afectados tengan que trasladarse hasta la sede institucional en la capital. De hecho, este jueves en la Asamblea de Madrid, la presidenta, Isabel Díaz Ayuso, anunció que ha cumplido su compromiso de aumentar las indemnizaciones a los afectados. "Los servicios jurídicos han encontrado la posibilidad de incrementarlas entre 10.000 y 63.000 euros por vivienda atendiendo al daño moral por conviviente", señaló Ayuso. "Esta misma mañana he ordenado a la Consejería que llame uno a uno a los afectados para explicarles la nueva situación que les es tan favorable". La cuestión monetaria fue otra de las polémicas que salpicó a San Fernando porque muchos consideraban que la oferta del Ejecutivo regional no era suficiente.

'Papers' de 2008 avisaban del caos

En su día, con el inicio de las obras, la Comunidad de Madrid hizo oídos sordos de las recomendaciones de los expertos sobre su ambicioso plan en San Fernando. Existe, además, un paper de la Universidad Complutense de Madrid y la Universidad Politécnica que data del 2008, Informe de Asesoramiento Hidrogeológico.

“Los procesos de disolución han podido verse acelerados por el incremento de la interacción entre estos materiales sulfatados y las aguas renovadas subterráneas de la recarga procedente del río Jarama”. Y pronosticaron el desastre.

“Es importante tener en cuenta que con el tiempo estos materiales sulfatados van a seguir alterándose, por lo que es imprescindible el anteriormente citado estudio geotécnico, así como la vigilancia a largo plazo de la zona [...] la naturaleza kárstica del sistema subterráneo impide que puedan descartarse subsidencias y colapsos”. Nadie hizo caso.

Lo último que anunció la administración es que las “labores de composición” de inyectar hormigón evolucionaban favorablemente. El problema es que a estas alturas, algunos vecinos no se fían. “Nos dicen que va todo sobre ruedas, pero se siguen desprendiendo”, señala David, un vecino de la calle Trébol afectado. Este lunes se produjo otro altercado en su zona. Cayeron cascotes y tuvieron que acudir los bomberos y la Policía Nacional. Los residentes presentaron los estudios de Antonio Ruiz a la Comunidad de Madrid, aunque cada vez tienen menos esperanzas.

Nieves, residente del bajo de la calle Trébol, explica que entregaron el informe de Antonio Ruiz a la Comunidad de Madrid a finales de enero. A las pocas horas, las máquinas que operaban frente a su casa cesaron su labor. Esta vecina explica que les dijeron que no querían problemas. Sea como fuere, Nieves está agotada. Argumenta que los escombros de uno de los derrumbes llevan más de dos meses frente a su domicilio. "Cualquier día aparecen ratas", señala. Le han vuelto a salir grietas en la habitación de matrimonio, otra vez.