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La bronca del Gobierno enturbia la marcha del 8-M en Madrid y desinfla la participación
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La bronca del Gobierno enturbia la marcha del 8-M en Madrid y desinfla la participación

El revuelo de las últimas semanas ha hecho mella en las calles de la capital. La Delegación del Gobierno cifra en 17.000 las participantes de la marcha oficial, mientras que la liderada por las críticas de Montero no pasó de 10.000

Foto: Manifestantes participan en la marcha organizada por la Comisión 8M con motivo del Día de la Mujer, en Madrid. (EFE/Kiko Huesca)
Manifestantes participan en la marcha organizada por la Comisión 8M con motivo del Día de la Mujer, en Madrid. (EFE/Kiko Huesca)

Nieves y Carmen tienen 70 y 66 años. En torno a las 18:30, miran su teléfono en la ronda de Atocha intentando ubicarse. "¿A qué manifestación van ustedes, señoras?". "Eso me gustaría saber, estamos perdidas. Venimos todos los años y estamos buscando la grande, la de siempre", señalan. Finalmente, deciden subir por el paseo del Prado siguiendo el recorrido de la concentración oficial de la Comisión 8M. No es un caso aislado. Minutos antes de las siete, fueron varias quienes preguntaban en alto hacia dónde había que dirigirse. Las expectativas este año eran confusas. ¿Sabían las mujeres a qué manifestación dirigirse?, ¿tienen todas tan claro las diferencias entre ambas? La realidad es que muchas, no. El revuelo de las últimas semanas ha hecho mella en la participación y la Delegación del Gobierno cifra en 17.000 personas la asistencia a la concentración oficial y 10.000 a la alternativa. Unos números irrisorios si se tiene en cuenta la afluencia de mujeres de los años anteriores. No obstante, quienes salieron a la calle lo vivieron con la misma intención de siempre: reivindicar "los derechos de las mujeres".

Foto: La diputada del PSOE en el Congreso, Andrea Fernández (EFE/Mariscal)

Quien sí sabía dónde estaba es Isabel, una abogada jubilada que porta una pancarta donde puede leerse Opinar es libertad, división es perdición. "Todo se discute y todas tenemos nuestros criterios, pero separar el 8-M a estas alturas no ayuda en absoluto", señala. Reflexiona como letrada sobre la polémica ley del solo sí es sí. "¿Te doy mi opinión real? Me la he leído entera. Es una norma excelente. No se ha comunicado la grandeza que tiene y se ha centrado todo en una discusión sobre esa disposición transitoria". Isabel continúa su marcha con su amiga Nieves a lo largo del paseo del Prado dirección plaza España.

placeholder Isabel, sujetando su pancarta en el paseo del Prado. (A.F.)
Isabel, sujetando su pancarta en el paseo del Prado. (A.F.)

Y como la pluralidad es discutir, no todas iban a estar de acuerdo. Maribel está en Atocha con sus dos hijas, Ana y Teresa. Vienen desde Murcia para asistir a la concentración abolicionista y crítica con Montero. "Vinimos también el año pasado y el 25 de noviembre [Día Internacional contra la Violencia de Género]". Ana relata a El Confidencial que sufrió una agresión sexual hace años, lo que provocó que ella, su hermana y su madre se involucraran de lleno con la lucha feminista. Esta concentración estuvo marcada por el grito "ser mujer no se elige", algo con lo que están de acuerdo Alba y Sara, ambas de 26 años. Critican principalmente la ley trans: "Nos están desprotegiendo", considera Alba. El auge del movimiento de los últimos años ha provocado que jóvenes como ellas se hayan adherido a estas reivindicaciones. "A la grande de 2018 no fuimos, fue a partir de 2019 cuando empezamos a movernos", continúan. Y respecto a la división, en esta concentración hay una aguja en un pajar. Sara reconoce que le da "pena" y es "una tontería", pero que, a la vez, "es inevitable". Delegación del Gobierno cifra en 10.000 las participantes de esta manifestación.

Pero la naturaleza del 8-M trasciende la polémica en el Ejecutivo. La denuncia contra los asesinatos —10 mujeres en lo que va de año— y la crítica a la brecha salarial, los techos de cristal y la trata con fines de explotación sexual. La Comisión del 8M lleva desde 1977 organizando la marcha. “Cabemos todas” es su bandera. “Es una pena que haya mujeres que no crean en la necesidad de respetarnos entre todas en los puntos comunes”, declaró su portavoz, Sofía, a este medio. La escisión abolicionista, que se posiciona en contra de la ley trans, y convocó una manifestación media hora antes desde el mismo punto: la glorieta de Atocha. Lo cierto es que dicha separación se diluía según se avanzaba por el paseo del Prado. Según Delegación del Gobierno, 17.000 personas participaron en la concentración oficial. Este número dista mucho de las convocatorias de años anteriores; posiblemente consecuencia de la confusión y revuelo de las últimas semanas. No obstante, el sentir en ambas manifestaciones fue de jauría y garra.

En el paseo del Prado no cesaron las reivindicaciones ni los gritos. Tampoco faltaron las mujeres iraníes. Su revolución tiene nombre propio en el centro de la capital. Se llama Mahsa y tiene 37 años; llegó a Madrid hace meses huyendo de la situación en su país de origen. Un grupo de jóvenes iraníes residentes en España se ha organizado por Telegram para acudir juntas a la marcha. En mitad del alboroto, se hizo el silencio. Sonaba Shervin Hajipour, un cantante iraní que se ha colado entre lo más escuchado en el mundo por su himno protesta. Mahsa se siente afortunada de poder manifestarse sin miedo.

placeholder Mahsa, una mujer iraní en la concentración de Madrid. (A.F.)
Mahsa, una mujer iraní en la concentración de Madrid. (A.F.)

Las que sí que faltaron "fueron las asesinadas", gritaron en camino a Cibeles. Las cifras del pasado mes de diciembre fueron críticas, con hasta 11 mujeres muertas a manos de sus parejas o exparejas. El 40% de las víctimas de 2022 había interpuesto una denuncia previa. Este discurso fue común en ambas reivindicaciones. La reducción de asistentes puede ejemplificarse de forma muy sencilla: era difícil moverse entre la multitud, pero no imposible. Las convocatorias de años anteriores impedían incluso dar un paso.

La escisión de Atocha hacía hincapié en la cuestión de la ley trans. Este es uno de los puntos calientes de este año, además del fiasco de la ley del solo sí es sí. La ley trans ya incomodaba a un sector del PSOE liderado por Carmen Calvoque se abstuvo en su votación en el Congreso—. En la misma línea le siguen conocidas feministas clásicas como Ángeles Álvarez, presente en la protesta. La norma reconoce no solo los derechos de las personas transexuales, también las del colectivo LGTB en su conjunto. El matiz que dinamitó la polémica fue el principio de la autodeterminación de género. La escisión crítica que ha convocado la manifestación paralela considera que “ser mujer no se elige”.

Foto: Manifestación del 8-M en Madrid en 2020. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

De hecho, en el acto institucional del 8 de marzo organizado por el Ministerio de Igualdad, un grupo de mujeres abucheó a Irene Montero por esta cuestión. Fueron invitadas a participar en el debate para expresarle a la ministra y resto de ponentes su opinión, alegando que a las mujeres se las discrimina por el sexo biológico con el que nacen. "Quizá lo que nos queréis explicar es que no hay mujeres que tengan pene, pero mi obligación como ministra es respetar los DDHH", les contestó. La dirigente de Podemos defendió que lo que oprime y amenaza a las mujeres es el machismo, no las personas trans. En paralelo, en Gran Vía abundaban las banderas trans y arcoíris. Carmen García de Merlo, abogada, enfermera y transexual, habla con El Confidencial. "Las mujeres LBT somos parte del feminismo. Y como enfermera, te digo, si la mayoría de las profesionales son mujeres, ¿cómo es posible que nunca haya habido una mujer presidenta?". Madrid no fue un caso aislado. En el resto de ciudades españolas, también se convocaron manifestaciones por el 8-M.

placeholder Marcha abolicionista en Atocha. (A.F.)
Marcha abolicionista en Atocha. (A.F.)

Las concentraciones se producen en un momento crítico para el Gobierno de coalición, aunque las ministras de ambos colores han acudido a la manifestación oficialista. Este martes se aprobó en el Congreso la toma en consideración para la reforma de la ley del solo sí es sí, planteada unilateralmente por el PSOE y en contra de Unidas Podemos y otros socios del bloque de investidura. La controvertida norma es uno de los proyectos estrella de la formación morada, incluso tras la cascada de rebajas de penas a violadores, cuya cifra asciende ya a los 721. Fue precisamente este agujero jurídico lo que armó de argumentos a la escisión crítica con Irene Montero. El año pasado ya pedían su dimisión. Ahora, también la reprobación de Pedro Sánchez por mantener a la ministra en el cargo. Desde Igualdad, en cambio, mantienen que el problema es de los jueces y su interpretación de la ley.

Paradójicamente, la reforma de esta ley histórica en el panorama español se produce en un momento clave. El 8 de marzo unificó en 2018 a cientos de miles de mujeres en las calles de Madrid tras el escándalo de la violación múltiple de la Manada. Fue un grito feroz que se materializó con un aumento del término feminismo en debates, tertulias, cocinas del hogar y dentro del Congreso. No obstante, las ministras de UP están más arrinconadas que nunca. Así se dejó entrever este martes en la Cámara Baja, cuando ningún otro ministro del Gobierno de coalición acompañó a Irene Montero y Ione Belarra. Salió adelante con el apoyo del PP, la abstención de Vox, y la negativa de ERC y Bildu.

Nieves y Carmen tienen 70 y 66 años. En torno a las 18:30, miran su teléfono en la ronda de Atocha intentando ubicarse. "¿A qué manifestación van ustedes, señoras?". "Eso me gustaría saber, estamos perdidas. Venimos todos los años y estamos buscando la grande, la de siempre", señalan. Finalmente, deciden subir por el paseo del Prado siguiendo el recorrido de la concentración oficial de la Comisión 8M. No es un caso aislado. Minutos antes de las siete, fueron varias quienes preguntaban en alto hacia dónde había que dirigirse. Las expectativas este año eran confusas. ¿Sabían las mujeres a qué manifestación dirigirse?, ¿tienen todas tan claro las diferencias entre ambas? La realidad es que muchas, no. El revuelo de las últimas semanas ha hecho mella en la participación y la Delegación del Gobierno cifra en 17.000 personas la asistencia a la concentración oficial y 10.000 a la alternativa. Unos números irrisorios si se tiene en cuenta la afluencia de mujeres de los años anteriores. No obstante, quienes salieron a la calle lo vivieron con la misma intención de siempre: reivindicar "los derechos de las mujeres".

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