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Madrid sueña en verde: cómo convertir una mole de hormigón en un bosque urbano
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Madrid sueña en verde: cómo convertir una mole de hormigón en un bosque urbano

Arquitectos implicados en Madrid Nuevo Norte y Renazca explican los detalles técnicos de ambos proyectos, que prevén la instalación de enormes jardines y hasta un arroyo donde ahora no hay ni un pedazo de tierra

Foto: Recreación de Renazca, el proyecto que aspira a transformar el corazón financiero de Madrid. (Fermín Vázquez Arquitectos)
Recreación de Renazca, el proyecto que aspira a transformar el corazón financiero de Madrid. (Fermín Vázquez Arquitectos)

Imagine que una gris y tétrica playa de vías se convierte en un bosque urbano de casi 150.000 metros cuadrados junto a una de las principales estaciones de tren de España. Ahora piense que un desangelado laberinto de baldosas y hormigón entre edificios de oficinas se transforma en un gigantesco jardín con un arroyo en el corazón de Madrid. Ninguno de estos supuestos es una utopía. Todo lo contrario. Es el futuro con el que sueña la capital a través de dos proyectos fundamentales: Madrid Nuevo Norte, la antigua operación Chamartín; y Renazca, el plan que prevé la metamorfosis del barrio financiero de Azca. Dos de los arquitectos implicados en estos desarrollos explican a El Confidencial las particularidades técnicas de ambos.

Los proyectos utilizan como fuente de inspiración a Madrid Río, un desarrollo que ya supuso un enorme salto para la ciudad. La realidad es que hace décadas que Madrid aspira con dejar atrás los problemas asociados a estas zonas y convertirlos en espacios verdes. De la misma forma que soterró el tráfico en la M-30 bajo uno de los paseos más concurridos por los madrileños, ahora se quiere hacer lo propio con el norte y el sector financiero de la capital. Por un lado, para superar la brecha histórica que suponen las vías del tren en Chamartín. Y, por otro, para acabar con la degradación de Azca, muerto al caer el horario laboral y lejos de lo que se espera para el entorno de la Castellana. Las obras de Madrid Nuevo Norte ya han comenzado y la tramitación de Renazca avanza según lo previsto.

Foto: Recreación del proyecto Madrid Nuevo Norte.

Juan Tur, director de proyectos de West 8, el estudio de arquitectura encargado de Madrid Nuevo Norte; y Laura Martín, arquitecta de b720 Fermín Vázquez arquitectos y coordinadora de Renazca, detallan cómo serán estos proyectos y cómo se pasará de una mole de hormigón a un bosque urbano. El segundo estudio, además, también está implicado en la nueva estación de Chamartín a través de una UTE con Unstudio y Esteyco.

El gran parque central de Madrid Nuevo Norte se asentará sobre las vías de la estación de Chamartín, en una superficie de casi 150.000 metros cuadrados. Una vez construida la estructura, que será una especie de túnel con grandes pilares para soportar las losas, el siguiente paso para el bosque será medir el espesor de la tierra y, en función de eso, la disposición de los árboles. Así, con una profundidad de entre uno y dos metros, los ejemplares de gran porte se ubicarán encima de estos pilares que soportan la cubrición y que aguantan un peso mayor. "En el fondo es como si fuera una enorme jardinera", explica Tur.

El parque central de Madrid Nuevo Norte, de 150.000 metros, contará con 23 especies de árboles, 22 de arbustos y 5 tipos de trepadoras

Un estudio sobre las distribuciones de cargas concluyó los espesores de toda la vegetación, al margen de los ejemplares de gran porte. Así, el césped que cubrirá buena parte del suelo requerirá entre 15 y 20 centímetros, mientras que los arbustos que trufarán el parque necesitarán entre 30 y 50 centímetros. Los árboles de menor tamaño, por su parte, entre 80 y 130. En todo el espacio se utilizarán gravas drenantes ligeras y hormigones porosos para las zonas en las que sean necesarias capas de refuerzo. "Todos los elementos del bosque y sus especies están seleccionados y adaptados al clima de Madrid, no solo para conseguir su adaptación al entorno, también para la sombra en los meses más cálidos", añade el arquitecto de West 8, que advierte de que cualquier tierra no sirve: "También tiene que ser seleccionada para que sea permeable y con los nutrientes adecuados. Que no afecte a la estructura es vital".

El símil de la jardinera se entiende mejor cuando se explica el soporte. El parque se asentará sobre una estructura impermeabilizada que dispondrá de un sistema de drenaje que desplazará el agua a los bordes de las losas. Desde ahí pasarán al terreno a través de jardines de lluvia y estanques de infiltración, según consta en la memoria del proyecto de Madrid Nuevo Norte.

placeholder Recreación del parque central de Madrid Nuevo Norte, sobre las vías del tren. (MNN)
Recreación del parque central de Madrid Nuevo Norte, sobre las vías del tren. (MNN)

En el perímetro de los parterres, que son las zonas con césped, habrá un circuito de tubos para la recogida de aguas antes de llegar al sistema de celdas con el que conecta. Esta infraestructura se complementa con la topografía seleccionada para las zonas ajardinadas, que incorporará depresiones y pequeñas vaguadas para impedir la escorrentía de aguas. En los puntos donde hay áreas pavimentadas, detallan desde el estudio de arquitectura, se utilizará tanto materiales drenantes a través de sus juntas como una cama de gravillín sobre un nuevo sistema de celdas similar al anterior.

Este sistema configura, por decirlo así, la maquinaría del enorme bosque que vertebrará el futuro de Madrid. Pero el diseño puramente estético y visual también sigue unas directrices concretas. La disposición geométrica de los árboles y el resto de elementos sigue la lógica de la playa de vías, de modo que en la superficie habrá una estructura verde compuesta por las copas de los árboles. Así, habrá hasta 23 especies de árboles, 22 de arbustos y 5 tipos de trepadoras. En West 8, que también participó en el proyecto de Madrid Río, explican que este sistema de líneas, paralelo al dibujo que marcan los pilares, genera además un “efecto bambalina” que aumenta la percepción de densidad para quien está en el bosque al superponerse las diferentes pantallas.

Una pradera con arroyo

Madrid Río también inspira a b720 Fermín Vázquez Arquitectos para Renazca. Y también en este caso el planteamiento es muy ambicioso. El llamado corazón financiero de Madrid es ahora una especie de superposición de laberintos y túneles que son la antítesis de los estándares de accesibilidad y seguridad que marcan el futuro de las grandes ciudades. La sombra de los edificios de oficinas junto a la Castellana y el Santiago Bernabéu son cualquier cosa menos un lugar de reposo tras la jornada laboral. Y como en el parque central de Madrid Nuevo Norte, la pretensión de los diseñadores es que sea todo lo contrario.

La pradera central de Renazca tendrá un pequeño riachuelo y varias estancias: desde una zona de hostelería a una biblioteca al aire libre

El proyecto, según consta en la memoria, plantea la renaturalización de todo el espacio. La explicación técnica es similar a la anterior, con la salvedad de que Renazca no se situará sobre las vías del tren. La zona central, compuesta por diferentes capas de tierra, albergará varios tipos de árboles y vegetación, con la misma premisa ya detallada. "Estamos trabajando en un informe para ver dónde se pone cada ejemplar, ya que hay niveles inferiores y no en todos sitios podrá haber árboles de gran porte", explica Laura Martín.

El eje vertebrador será la llamada pradera central. Se eliminarán las escaleras y rampas actuales y se sustituirá por una superficie verde a modo de valle, con pequeñas colinas. En ese punto se prevé que pueda haber en un futuro diferentes actividades de ocio y culturales, con capacidad flexible para entre 100 y 10.000 personas. La idea es que en todo el espacio, de más de 80.000 metros cuadrados, haya diferentes estancias para revitalizar la zona con el cierre de las oficinas. Habrá un área de hostelería, otra de juegos, un jardín de esculturas y una biblioteca al aire libre, entre otros. En el diseño también participan los estudios Diller Scofidio + Renfro (Estados Unidos) y Gustafson Porter + Bouwman (Reino Unido).

Foto: Grúas trabajando en varios edificios de Madrid. (Reuters)

Uno de los grandes atractivos del futuro complejo de Azca será la recuperación del antiguo arroyo de la Castellana, conocido como el Carcabón, un elemento que ni los más viejos del lugar alcanzan a recordar. La coordinadora de Renazca advierte de que es un pequeño río que aparece y desaparece en función de las circunstancias. El agua que contiene procederá de las lluvias almacenadas, con una cisterna debajo, y funcionará con un circuito cerrado que recicla el agua. "El trabajo del estudio incluye también un análisis para impermeabilizar todo el complejo, no solo la parte del arroyo, y garantizar que el agua no se filtre. Es muy importante", añade.

Los plazos que se manejan todavía son difusos. Desde West 8 calculan que el parque central durará en torno a un año y medio, pero todavía no hay fecha para el inicio de las obras. Para Renazca, en cambio, la previsión es que comiencen en 2023, con un año por delante.

Imagine que una gris y tétrica playa de vías se convierte en un bosque urbano de casi 150.000 metros cuadrados junto a una de las principales estaciones de tren de España. Ahora piense que un desangelado laberinto de baldosas y hormigón entre edificios de oficinas se transforma en un gigantesco jardín con un arroyo en el corazón de Madrid. Ninguno de estos supuestos es una utopía. Todo lo contrario. Es el futuro con el que sueña la capital a través de dos proyectos fundamentales: Madrid Nuevo Norte, la antigua operación Chamartín; y Renazca, el plan que prevé la metamorfosis del barrio financiero de Azca. Dos de los arquitectos implicados en estos desarrollos explican a El Confidencial las particularidades técnicas de ambos.

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