La medida que más ha hecho por el ecologismo en Madrid no ha costado ni un euro
Abrir las compuertas del Manzanares facilitó el transcurso natural del agua permitiendo el desarrollo medioambiental de la zona... ahora pueden verse incluso zorros en el parque
Cuando el hijo de Tomás salió el lunes del Instituto Ortega y Gasset se topó con un zorro. El animal paseaba por la puerta del centro educativo a escasos metros del parque Madrid Río. Hizo un par de fotos y se las enseñó a su padre. En la zona, a la altura del Puente de los Franceses, se encontraban también Santiago Martín Barajas y Guillermina Garzón, de Ecologistas en Acción, quienes capturaron la instantánea orgullosos de su trabajo. La aparición de este animal es el resultado del programa de renaturalización del Manzanares que inició hace cinco años.
Os invito a ver este vídeo que acabo de hacer a un zorro en el renaturalizado tramo urbano del Manzanares, 200 metros aguas arriba del Puente del Rey. Una preciosidad en pleno centro de la ciudad de Madrid. La biodiversidad en el tramo urbano del río sigue aumentando. Disfrutadlo pic.twitter.com/xxoc5R5Uzx
— Santiago M. Barajas (@Santi_MBarajas) December 12, 2021
¿Qué hace un zorro campando por Madrid y por qué ha sido tan barato conseguirlo? Porque solo hubo que levantar las compuertas que desde los años 50 mantenían el agua estancada en tramos. “Las abrían de vez en cuando, pero era un asco, el río no tenía recorrido natural”. Una vecina del barrio de toda la vida que pasea a la altura de Príncipe Pío recuerda que en aquella época llegó a ver insectos, putrefacción e incluso cadáveres de burro pasado el Paseo de la Florida. “Como te lo digo”, dice, “era una cosa repugnante”. Mantener el agua estancada durante 60 años era una mera estrategia estética para simular un gran caudal como los ríos centroeuropeos. Pero esto es España y, el Manzanares, un río de régimen mediterráneo que jamás será el Danubio.
Ahora el agua fluye y el geosistema ha provocado la aparición de especies vegetales y animales. “Esto ha sido la propia naturaleza, el ecosistema se regula solo si se hace correctamente”, explica a El Confidencial Santiago Martín Barajas. En solo un año aparecieron las islas de tierra y, en 2021, hay un zorro paseando por un parque de la capital.
¿Gracias a la construcción del parque?
Hay quienes pensarán que el origen de este oasis de naturaleza es producto de la iniciativa de soterrar la M-30 e implantar el parque Madrid Río. “Las obras no se hicieron en absoluto pensando en el bienestar del entorno, solo en el beneficio del hombre. Estas construcciones de granito, de hecho, interfieren en que el agua de la lluvia llegue al río cuando llueve y se provocan induraciones”, explica Garzón.
Lo que ha provocado la correcta regulación de las aguas del río y, en consecuencia, la estabilidad del ecosistema, ha sido el plan de renaturalización que presentaron desde Ecologistas en Acción en 2016. Desde entonces se han formado pequeñas islas que favorecen el transcurso del agua, han crecido especies como álamos, sauces o fresnos, y se han popularizado las visitas de animales como nutrias, zorros o garzas reales. “En el confinamiento vi un jabato en un portal de la calle Saavedra Fajardo”, recuerda Tomás, “no creo haya persona humana que pueda negar que esto es una maravilla”.
Incultos urbanitas
Los expertos sitúan la cultura media española en uno de los problemas principales respecto a los problemas ambientales. “No tenemos una educación enfocada al respeto de la naturaleza”, apunta Garzón. La geóloga explica que nuestros ríos son semiáridos mediterráneos lo que supone un mayor esfuerzo y trabajado de las zonas. Esto sumado a que “se ha despreciado la labor del campesino y denostado la vida rural”, provoca falta de interés en cuestiones como la conservación medioambiental. “Ahora nos estamos dando cuenta de que es la única solución que tenemos. O cuidamos la tierra o estamos abocados al desastre”.
Actualmente el río mantiene una constante de dos metros cúbicos por segundo aunque, tras Filomena, el cauce aumentó a más de 16 durante casi un mes. Ningún árbol se cayó. “Esto demuestra que la vegetación no es un peligro para las inundaciones. ¡Al contrario! Los árboles muchas veces pueden prevenir el desastre. Sujetan las orillas y mantienen un cauce más o menos organizado. El problema es edificar sobre llanuras de inundación -parte que puede ser superada por las aguas en temporadas altas-. Ahí puedes poner un parque, tener algo de ganado controlado… pero no un edificio”. Pero para ver un Madrid en tales condiciones habría que trasladarse a 'La pradera de San Isidro' (1788) de Francisco de Goya donde las grandes construcciones se mantienen alejadas del río. Hoy, gran parte de esa llanura de inundación del Manzanares está edificada pero no hay riesgo de peligro; el agua se controla con los embalses del Pardo y de Manzanares El Real.
Nuevas especies
Esto no exime la aparición de especies invasoras como los Gansos del Nilo. “De momento no debemos preocuparnos por ellos”, opina Martín. “Seguramente alguien los trajera a España y se escaparon de alguna de granja”, aclara Garzón. En cualquier caso, la especie está controlada; tan solo hay dos parejas de gansos del Nilo por puente del parque. Las cotorras, en cambio, sí son un problema. “Hay que matarlas porque deterioran el sistema. Se comen las hojas superiores de los árboles y eso afecta al entorno”, explica la geóloga.
Una vez la naturaleza hace su parte, el hombre debe gestionar la suya. La única alteración humana en el ecosistema actual es para el bienestar del mismo. “Nosotros hemos alterado todo el entorno desde la Edad Media. Qué menos que intentar echar una mano para que se mantenga lo mejor posible”. El equipo de Ecologistas en Acción ha implantado nidos de pájaro de diferentes tamaños para las variadas especies porque “en los bloques de cemento que pusieron aquí, no pueden hacer nada”, apuntan. La recuperación del espacio se ha generado de forma natural y autóctona excepto la extracción de las especies exóticas como el ailanto y acondicionar las orillas de la zona del Puente de los Franceses. Además, se han recuperado peces como el barbo o el gobio y, cultivadas en acuarios por su extinción en el Manzanares, están introduciendo especies como las gambusias para “mantener la fauna en equilibrio”.
No se puede luchar contra el río. Se ha generado una falsa sensación de seguridad edificando a las orillas y construyendo embalses y diques aunque “a la larga empeora la situación”. Por el momento, el madrileño de bien acostumbrado al ruido y contaminación puede disfrutar de la naturaleza sin salir de la ciudad. Lo justo para la necesidad de un urbanita en Twitter.
Cuando el hijo de Tomás salió el lunes del Instituto Ortega y Gasset se topó con un zorro. El animal paseaba por la puerta del centro educativo a escasos metros del parque Madrid Río. Hizo un par de fotos y se las enseñó a su padre. En la zona, a la altura del Puente de los Franceses, se encontraban también Santiago Martín Barajas y Guillermina Garzón, de Ecologistas en Acción, quienes capturaron la instantánea orgullosos de su trabajo. La aparición de este animal es el resultado del programa de renaturalización del Manzanares que inició hace cinco años.