Es noticia
Intrahistoria de una falsa alarma en Cambados: dos fardos falsos y un despliegue de película
  1. España
  2. Galicia
HARINA Y POLIESPAN

Intrahistoria de una falsa alarma en Cambados: dos fardos falsos y un despliegue de película

La aparición de dos paquetes sospechosos arrastrados por la marea en el interior de la ría de Arousa activa un amplio despliegue en plena batalla para cercar a los narcos en Galicia

Foto: Varios fardos arrojados por los narcos al mar, en una imagen de archivo. (EFE/A. Carrasco Ragel)
Varios fardos arrojados por los narcos al mar, en una imagen de archivo. (EFE/A. Carrasco Ragel)

Cambados, Pontevedra, abril del 2024. Dos fardos sobre la arena de la playa de Tragove, en el interior de la ría de Arousa arrastrados por la marea alta. No, tampoco esta vez fue una escena de película ni un extra de Fariña. Es otra de las situaciones surrealistas que ocurren de cuando en vez en las Rías Baixas, de donde el narcotráfico nunca se ha ido. 34 años después de la Operación Nécora, solo es más discreto (y tecnológico) y se sirve de comunicaciones encriptadas, motores de gran caballaje, antenas GPS y hasta narcosubmarinos.

En apariencia, podría ser uno de los paquetes que los narcos alijan en las naves nodrizas en alta mar y transportan a tierra por los recodos de la costa gallega, todo ello a velocidades supersónicas a bordo de las embarcaciones semirrígidas que ellos mismos se fabrican en astilleros ilegales. Fue una falsa alarma. En su interior, tras capas de film y cinta aislante, harina y poliespan que alguien se tomó el trabajo de hacer pasar por fardos y que implicó un enorme despliegue de efectivos y medios durante la mañana del lunes para peinar la ría por tierra, mar y aire. Se temía que hubiera otros paquetes a la deriva o entre las rocas.

Fue una mujer la que alertó a primera hora de la presencia de dos paquetes cuando se dirigía a su trabajo en una planta depuradora próxima en el entorno de Tragove. Eran dos paquetes de más de 15 kilos cada uno y que aparecieron en los dos extremos de una pequeña cala, detrás del puerto deportivo de Cambados, en una zona semiurbana rodeada de bosque. Presumiblemente, fueron arrastrados por la pleamar que los colocó en la arena.

Foto: Dos narcolanchas incautadas por las fuerzas policiales, en una imagen de archivo. (EFE)

La prueba reactiva confirmó que no eran estupefacientes, pero el operativo prosiguió para descartar la presencia de otros paquetes similares. Con todo, los dos fardos fueron llevados a dependencias policiales para examinar al detalle su contenido y procedencia. Uno de los paquetes ya había sido manipulado, confirmaron fuentes del Instituto Armado. ¿Fue un señuelo para distraer la atención? La Guardia Civil ha abierto diligencias para tratar de esclarecerlo.

Ha sido un mes de abril agitado en el entorno de la ría de Arousa. Desde la aparición de dos narcolanchas en Ribeira y de un narcosubmarino en Vilaxoán (Vilagarcía) en 2023, se ha ido desenredando un largo hilo durante 12 meses de investigaciones y escuchas que condujo a dos operativos que ponían cerco a viejos conocidos del negocio y a sus nuevos colaboradores. Nombres y apellidos recurrentes bajo el radar policial que ya habían estado, de un modo u otro, relacionados con otras tramas, bien ligados a capos históricos -como Sito Miñanco-; o que destacan como nuevos jefes del negocio, como J.M.V.P, alias El Burro.

La mayoría quedaron en libertad con cargos acusados de presunto contrabando y la obligación de personarse quincenalmente en los juzgados. La ausencia de cocaína, hachís o heroína en los registros complica su imputación por tráfico de drogas. La semana pasada, el segundo golpe policial cayó sobre una red que supuestamente fabricaba narcolanchas muy potentes para las redes mafiosas que operan en el Estrecho con operativos conectados en Sanlúcar de Barrameda, Ourense, Pontevedra y el norte de Portugal. Seis arrestos, siete registros domiciliarios en naves y empresas, pero ni rastro de un fardo con droga.

Mayor alijo en plena pandemia

Precisamente esta semana se celebra en Vigo el juicio por el MV Karar, el buque portacontenedores intervenido hace cuatro años en alta mar con 3,8 toneladas de cocaína, es decir, 3.800 kilos, con destino a la costa gallega. Su valor de mercado se estima en más de 400 millones de euros. El mundo se paralizó en plena pandemia del coronavirus, pero los narcos no se confinaron. Al contrario, intensificaron el trasiego atlántico con menos ojos vigilando y la demanda tirando del negocio.

El propio capitán del barco, Alim Ullah, natural de Bangladés​​, reconoció en la sesión de este lunes que recogió el cargamento en Colombia -en plena pandemia- y que tenía instrucciones para acercarlo a unas 300 millas náuticas de la costa de Vigo en abril del 2020. Son 28 los encausados, 14 de ellos los tripulantes. El único español a bordo era un gallego, J.M.G.B, mientras que el presunto jefe del grupo, Juan Carlos Santórum, está en libertad, aunque se enfrenta a una petición de 18 años de cárcel. Entre los imputados también figuran un funcionario de Vigilancia Aduanera destinado en Galicia y su mujer.

La red tenía de todo y más para alijar y distribuir la droga: planeadoras, teléfonos satelitales, inhibidores, teléfonos, dinero en efectivo y hasta funcionarios corruptos para alertarlos de los operativos. El juicio, tras varios aplazamientos, proseguirá hasta el 26 de abril, según informó el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.

Cambados, Pontevedra, abril del 2024. Dos fardos sobre la arena de la playa de Tragove, en el interior de la ría de Arousa arrastrados por la marea alta. No, tampoco esta vez fue una escena de película ni un extra de Fariña. Es otra de las situaciones surrealistas que ocurren de cuando en vez en las Rías Baixas, de donde el narcotráfico nunca se ha ido. 34 años después de la Operación Nécora, solo es más discreto (y tecnológico) y se sirve de comunicaciones encriptadas, motores de gran caballaje, antenas GPS y hasta narcosubmarinos.

Noticias de Galicia Drogas
El redactor recomienda