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Estupor en la aldea gallega: la casa de Alonga era un macrolaboratorio de droga
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Estupor en la aldea gallega: la casa de Alonga era un macrolaboratorio de droga

La Policía desmantela una de las mayores cocinas de cocaína de Europa en una construcción rural en el municipio gallego de Cerdedo-Cotobade, en Pontevedra

Foto: Imagen del macrolaboratorio de droga encontrado. (EFE/Salvador Sas)
Imagen del macrolaboratorio de droga encontrado. (EFE/Salvador Sas)

Es difícil pasar inadvertido en Alonga de Abaixo, parroquia de Cutián. Por muy dispersas que estén las casas, que lo están, allí "en medio del monte", como dicen los lugareños, cualquier forastero rompe la monotonía y se convierte en noticia. Lo que no esperaban los habitantes de esa parroquia de Cerdedo-Cotobade (Pontevedra) es que la noticia llegara a los telediarios: aquellos desconocidos con acento extraño que pululaban por la zona habían montado en la antigua vivienda de don Javier un laboratorio de droga. No uno cualquiera: uno de los más grandes de Europa. La operación policial de la madrugada del martes, helicóptero incluido, quedará grabada para siempre en su memoria.

Alonga de Abaixo se convirtió de repente en epicentro de una gran operación internacional contra el tráfico de cocaína con 18 detenidos, 12 de ellos en la provincia de Pontevedra. El dispositivo, dirigido por la Audiencia Nacional, descubrió en la pequeña aldea gallega un laboratorio controlado por mexicanos y colombianos. El operativo, desarrollado en Galicia, Madrid, Bilbao y Las Palmas de Gran Canaria, fue ejecutado por agentes de la Brigada Central de Estupefacientes bajo la coordinación del Juzgado Central de instrucción número 2 de la Audiencia Nacional.

placeholder Imagen del interior del laboratorio de cocaína que la Policía Nacional ha localizado y desarticulado en Cerdedo-Cotobade (Pontevedra). (EFE/Salvador Sas)
Imagen del interior del laboratorio de cocaína que la Policía Nacional ha localizado y desarticulado en Cerdedo-Cotobade (Pontevedra). (EFE/Salvador Sas)

La casa de Alonga no era un mal sitio. Como tantas en la Galicia rural, donde la dispersión es costumbre sagrada, las viviendas más cercanas están a cientos de metros, lo que permitió presuntamente a los dos detenidos en Galicia —un ciudadano de nacionalidad colombiana y otro de México— operar en la gran cocina de droga lejos de la curiosidad de todos. Eran gente "antipática" que rehusaba el contacto con los demás y no daba ni los buenos días. Ahora entienden por qué.

A los detenidos los veían pasar con el coche de vez en cuando. Entonces se encendían las luces en las habitaciones y durante unos días se veía cierta actividad, pero nadie podía sospechar que allí se cocinaba pasta de coca a gran escala con destino al mercado internacional. Que el acento de aquella gente tampoco llamara en exceso la atención tiene su explicación. Javier, el lugareño que construyó la casa piedra a piedra hace unos 10 años, se casó con Aura, una venezolana a la que todo el mundo tomaba por colombiana y que se fue a vivir allí con sus tres hijas. La vendió hace un año tras enviudar para irse a vivir a Canarias con sus nietas. Eso es lo que ella ha explicado en la prensa local, en la que atribuye a la casualidad que la operación tenga una ramificación en las islas.

El gran laboratorio rural de cocaína es una de las características más destacadas de este nuevo golpe al narcotráfico. La transformación de la droga se hace habitualmente en origen, en Sudamérica, para llegar a Europa lista para el consumo. Esta vez no, y aunque no es la primera cocina que se desmantela en España, no hay otra con esa capacidad y tamaño incluso en Europa. Según desvelaron fuentes de la investigación, la gran cantidad de productos y envases vacíos relacionados con el procesado que se almacenaban en la vivienda invita a pensar que no tiene nada que envidiar a muchas de las localizadas en Colombia o Brasil.

Foto: Un hombre con MDMA en una imagen de archivo. (EFE/EPA/Ennio Leanza)

La práctica totalidad de la casa de Alonga, con planta baja, ático y un gran galpón, estaba dedicada al procesado de coca. Apenas unas camas y una pequeña cocina —de alimentos— limitaban el espacio destinado al narcolaboratorio, que incluso se extendía por el exterior de la edificación, con sacos de sosa cáustica acumulados en el porche y garrafas vacías en el jardín. Bidones, alambiques y cubas proliferaban por las esquinas de la vivienda, que contaba con un complejo sistema de ventilación para retirar los gases desprendidos durante el proceso químico.

Aunque todo aquello ocurría lejos del alcance de los vecinos, con los que, sin embargo, a menudo se cruzaban a pie o en coche, la acumulación de objetos relacionados con el cocinado en el exterior hace pensar a los investigadores que los ocupantes de la casa se sentían en una total impunidad. Se tomaron la molestia, eso sí, de colocar una tela verde en la valla que rodea la vivienda, una especie de cortina ya desgastada para evitar las miradas de los curiosos que en realidad apenas oculta nada.

Foto: Imagen de un funcionario de prisiones. (EFE/Oskar Burgos)

Según la policía, allí se cocinaron los 120 kilos de cocaína incautados durante la operación, 40 de ellos localizados en la propia casa de Cerdedo-Cotobade. Es una ínfima parte de la capacidad de producción del laboratorio, que según informaron a la Radio Galega fuentes de la investigación, podía alcanzar los 100 kilos diarios.

Algunos de los habitantes de Alonga reconocen ahora que aquello "no pintaba bien", que los moradores de la casa apenas se relacionaban con los lugareños y que entraban y salían sin que nadie supiese a qué se dedicaban. Pero la sorpresa fue máxima la madrugada del martes, cuando a eso de la dos de la mañana muchos de ellos vieron la edificación iluminada por los potentes focos de la policía. "Había luces por todas partes, vivimos algo impresionante. Llegamos a pensar que eran ovnis", declaró un vecino a La Voz de Galicia. Las piezas comenzaron a encajar por la mañana, cuando distinguieron los coches policiales y un helicóptero comenzó a sobrevolar la zona. Se extendió entonces la noticia de que habían asaltado la casa de las colombianas, que es como se conocía la vivienda de Javier y su familia venezolana. Poco a poco se fue sabiendo la verdad, corroborada cuando un pueblo tan poco acostumbrado a ser noticia apareció en todos los telediarios.

Es difícil pasar inadvertido en Alonga de Abaixo, parroquia de Cutián. Por muy dispersas que estén las casas, que lo están, allí "en medio del monte", como dicen los lugareños, cualquier forastero rompe la monotonía y se convierte en noticia. Lo que no esperaban los habitantes de esa parroquia de Cerdedo-Cotobade (Pontevedra) es que la noticia llegara a los telediarios: aquellos desconocidos con acento extraño que pululaban por la zona habían montado en la antigua vivienda de don Javier un laboratorio de droga. No uno cualquiera: uno de los más grandes de Europa. La operación policial de la madrugada del martes, helicóptero incluido, quedará grabada para siempre en su memoria.

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