Pocos cambios en la nueva Xunta de Rueda, que se reserva los asuntos más espinosos

Pocos cambios estructurales y nominales en la nueva Xunta de Alfonso Rueda. O lo que es lo mismo, mismas caras para un equipo continuista que suprime las dos vicepresidencias, crea un nuevo asiento para Cultura, Lingua e Xuventude —pasan de 11 a 12 consejerías— y reemplaza a tres conselleiros: los de Sanidade, Infraestructuras y Emprego.

Apenas 24 horas después de tomar posesión como sexto presidente de la Xunta, Alfonso Rueda, ha firmado este domingo el decreto para designar a su propio equipo, hecho a su medida tras heredar el equipo que le legó Alberto Núñez Feijóo en la primavera del 2022. Lo hizo este domingo a través de una nota de prensa esquivando las filtraciones a pesar del baile de nombres y quinielas de las últimas semanas en los corrillos de turno en una semana de alta carga política durante los dos días del discurso de investidura (9 y 11) y la toma de posesión del sábado 13.

Rueda había anticipado que no habría "cambios radicales ni giros bruscos" y así ha sido. Poca sorpresa en el gobierno gallego que, tal y como él mismo ya vaticinó, y que mantiene idénticos los mimbres que tan buenos réditos electorales le dio el pasado 18 de febrero con la quinta mayoría absoluta consecutiva para el PP de Galicia.

Son pequeñas las diferencias con respecto a la etapa anterior. La primera es que Rueda suprime las vicepresidencias que había implementado Feijóo y da entrada en el Ejecutivo al alcalde de A Estrada, José López Campos como conselleiro de Cultura, Lingua y Mocidade. Ya había anticipado que la Cultura y la Política Lingüística tendrían mayor peso en esta etapa y la creación de un nuevo asiento en el Consello de la Xunta lo acredita; otro de los cambios ya previstos es que las competencias de Emigración se funden con las de Empleo, bajo la batuta de José González Vázquez, porque uno de los objetivos que se ha marcado Rueda para 2026 es el retorno de 30.000 emigrantes gallegos (y descendientes) para combatir el saldo vegetativo negativo de la comunidad donde muchas son las aldeas y parroquias que se van quedando despobladas o habitadas por ancianos centenarios o casi.

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Los otros tres nombres nuevos son los de María Martínez Allegue, directora de la Axencia Galega de Protección da Legalidade Urbanística, que llega para ocuparse de Vivienda y Planificación de Infraestructuras; María José Gómez como conselleira do Medio Rural, mientras que Antonio Gómez Caamaño, jefe de Oncología del Hospital de Santiago, será el nuevo conselleiro de Sanidade, en sustitución de Julio Comesaña, que acusaba el desgaste de haber gestionado la pandemia.

Al frente de la Consellería de Presidencia seguirá Diego Calvo, presidente provincial del PP de A Coruña, mientras que Ángeles Vázquez y Alfonso Villares, ambos bajo la lupa mediática por la gestión de la crisis de los pellets del carguero Toconao, seguirán ocupando sus puestos en Medio Ambiente —que suma Cambio Climático— y Mar, con un peso muy específico en el sector primario gallego.

Miguel Corgos seguirá al frente de Hacienda y Administración Pública,Fabiola García de Política Social, Román Rodríguez de Educación y FP, María Jesús Lorenzana de Economía e Industria. Salen del Ejecutivo Elena Rivo, tras menos de un año en Empleo, y también Ethel Vázquez, que gestionaba Infraestructuras y que pasa a ocupar otro cargo institucional como secretaria de la Mesa del Parlamento de Galicia.

No ha tardado la oposición en reaccionar a los nombramientos. "Continuismo", opinan desde el PSdeG, que no ven visos de "optimismo" para abrir un tiempo nuevo en la política gallega. "Reviven un tiempo pasado", señala la diputada socialista Elena Espinosa, exministra de Zapatero. Desde el BNG, que lidera la oposición, Olalla Rodil, habla de una mera "reorganización" en el equipo de Rueda. "Más allá de los cambios de nombres y de consellerías, está por ver si rectifican sus políticas y acaban con las listas de espera en Sanidad".

Batalla con Madrid

Los dos cambios de mayor calado político los avanzó el propio Alfonso Rueda durante el discurso de investidura en el Parlamento y ambos dependerán directamente de él. El primero es la creación de una dirección general de Asuntos Constitucionales, que será un brazo para la batalla política contra el Gobierno central de Pedro Sánchez y sus políticas a cuenta, por ejemplo, del recurso del Estado a la Ley gallega del Litoral que está en discusión en el Tribunal Constitucional.

El segundo es la creación de una Oficina de asuntos económicos que también dependerá directamente de la Presidencia de la Xunta enfocada a la captación de inversiones y empresas en uno de los ejes de impulso autonómico que Rueda se ha marcado para este mandato.

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Alfonso Rueda fue investido esta semana presidente de la Xunta de Galicia por segunda vez. La primera fue accidental, ya que asumió el mando tras la salida de Alberto Núñez Feijóo hacia Madrid para tomar las riendas del PP nacional en abril del 2022. Ahora lo ha hecho como un presidente legitimado por una mayoría absoluta muy contundente en las urnas cosechada el pasado 18F y que lo coloca como uno de los grandes barones del PP, al frente de un bastión electoral en el norte y con la maquinaria de la Xunta como escudera de las políticas de Feijóo.