Galicia implementa medidas innovadoras para localizar agua en minas abandonadas
Augas de Galicia se encuentra en la búsqueda de soluciones alternativas para enfrentar estos episodios de sequía
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Octubre pasado se registró como el segundo mes con mayor índice de lluvias en los registros históricos. La llegada del otoño ha sido particularmente lluviosa, y la sequía se ha convertido en una preocupación recurrente en la región de Galicia Costa. A lo largo del verano, la escasez de agua ha amenazado varias regiones, una problemática que parece intensificarse con el cambio climático. Según las proyecciones de la Xunta, los recursos hídricos podrían disminuir hasta un 10% para el año 2039.
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Busqueda de soluciones a la escasez de agua
Augas de Galicia se encuentra en la búsqueda de soluciones alternativas para enfrentar estos episodios de sequía. Una de las estrategias contempladas es la identificación de huecos mineros abandonados que podrían actuar como reservas estratégicas de agua.
"Es importante analizar su capacidad y su calidad para ver si son compatibles con su uso", señalan fuentes de la Xunta. La idea es localizar minas donde se acumule agua y que estén cerca de un curso fluvial. De esta manera, en situaciones de escasez, se podría redirigir el agua acumulada hacia zonas de consumo.
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Estos espacios mineros servirían como reservas estratégicas, un recurso vital si los embalses principales no tuvieran suficiente suministro para garantizar el abastecimiento. Sin embargo, no se limitarán a la búsqueda de minas abandonadas. También se busca localizar reservas de agua en casos de sequía en lagos artificiales o embalses hidroeléctricos.
Alternativas a los embalses tradicionales
Un ejemplo de estas medidas fue el caso del Concello de A Coruña, que el pasado octubre contempló la opción de utilizar agua del lago de Meirama. Este se formó tras el cierre de una antigua mina de lignito, y su uso podría ayudar a mitigar la baja ocupación del embalse de Cecebre.
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En meses anteriores, otras zonas también enfrentaron dificultades. El bajo caudal de ríos y la disminución en la ocupación de algunos embalses de abastecimiento, obligaron a implementar medidas de restricción al suministro en determinadas áreas.
En julio, catorce concellos del norte de A Coruña y Baiona entraron en situación de prealerta por escasez de agua. Un mes más tarde, la alerta se expandió a los ríos Lérez, en Pontevedra, y al Grande, en Camariñas.
Destacando la sequía en 2022
En el caso del año 2022, el problema de la sequía también hizo presencia. Fue un año caracterizado por su sequedad y altas temperaturas. De acuerdo con el balance de Meteogalicia, las precipitaciones fueron un 7% menos de las esperadas.
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El cambio climático ha hecho que estos periodos de sequía estén cada vez más frecuentemente acompañados por episodios de fuertes lluvias. Así ha sido este otoño, se ha pasado de presas bajo mínimos a embalses al 100% de su capacidad.
A pesar de esto, el riesgo de sequía persiste. Un estudio del Observatorio de Sostenibilidad alertó sobre la disminución del 42% del caudal de los ríos españoles en los últimos 60 años y destacó la significativa caída de las precipitaciones en Galicia entre 1981 y 2018.
Octubre pasado se registró como el segundo mes con mayor índice de lluvias en los registros históricos. La llegada del otoño ha sido particularmente lluviosa, y la sequía se ha convertido en una preocupación recurrente en la región de Galicia Costa. A lo largo del verano, la escasez de agua ha amenazado varias regiones, una problemática que parece intensificarse con el cambio climático. Según las proyecciones de la Xunta, los recursos hídricos podrían disminuir hasta un 10% para el año 2039.