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Fuga radiactiva en Galicia: una siderúrgica lleva más de 50 días cerrada tras una alerta de Seguridad Nuclear
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Incertidumbre en Narón (A Coruña)

Fuga radiactiva en Galicia: una siderúrgica lleva más de 50 días cerrada tras una alerta de Seguridad Nuclear

Megasa, una compañía con 120 trabajadores, emprende un plan de descontaminación tras la detección de Cesio-137 en un arco destinado a la producción de acero

Foto: Vista de instalaciones siderúrgicas en España. (EFE/J.L.Cereijido)
Vista de instalaciones siderúrgicas en España. (EFE/J.L.Cereijido)
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Medio centenar de los 120 trabajadores de Megasa, en Narón (A Coruña), llevan desde el 8 de junio en sus casas acogidos a un ERTE. Y los 155.000 habitantes de la comarca de Ferrolterra, a la que pertenece el ayuntamiento, siguen con inquietud las noticias que llegan desde el Centro de Seguridad Nuclear (CSN), desde que se supo de la existencia de una fuga radiactiva que ha obligado a parar la producción de acero en la siderúrgica gallega. El CSN llama a la calma. "El suceso no ha tenido repercusión para el medio ambiente", afirmó en su primer comunicado, publicado una semana después de la fuga. Pasado más de un mes desde entonces, el proceso de limpieza todavía no ha comenzado.

Megasa Siderúrgica S. L. comunicó aquel 8 de junio al organismo encargado de velar por la seguridad nuclear la detección de la fusión de una fuente radiactiva de Cesio-137 en un horno de arco eléctrico, destinado a la producción de acero. "De manera inmediata, el organismo regulador llevó a cabo las comprobaciones pertinentes a través de su red automática de estaciones de vigilancia radiológica, confirmando que el suceso no había tenido repercusión para el medio ambiente, puesto que las medidas de radiación fuera de la instalación presentaban valores habituales", señala el consejo.

Foto: Central nuclear de Ascó (Tarragona). (EFE/Archivo/Jaume Sellart)

El incidente fue identificado por los pórticos de detección, al producirse una alarma de radiactividad durante la salida de un camión cargado con polvo de depuración. Ante este hecho, el personal de la instalación detuvo la producción de acero y la salida de productos de la instalación, para activar el protocolo de colaboración sobre la vigilancia radiológica de los materiales metálicos. Después de informar al CSN, Megasa inició las gestiones necesarias para la caracterización radiológica de la planta y comprobar el grado de afectación.

Desde entonces, la siderúrgica gallega tiene parada la producción de acero y el sistema de extracción de polvo de humo, al tiempo que los materiales contaminados se encuentran aislados y acordonados en el interior de la instalación. A instancias del CSN, Megasa comprobó que ningún trabajador se vio afectado y elaboró un plan parcial de limpieza, ya ejecutado, y otro integral para la descontaminación de las instalaciones, que fue aprobado el día 17 de julio por el pleno del Consejo, pero aún no ha sido totalmente ejecutado. La noche del pasado martes se retomó la producción en fase de pruebas con valorización de resultados, con diez coladas diarias que son sometidas a análisis de radiación.

Foto: Imagen de archivo de trabajos en una mina de litio. (EFE/Antonio Ojeda)

La decisión del regulador permite que la instalación comience con la gestión del material contaminado radiológicamente cumpliendo las medidas de seguridad. La reactivación de su actividad industrial deberá ser verificada por el CSN una vez que se realicen las pruebas pertinentes que ratifiquen la ausencia de contaminación en la zona de producción, aunque el comité de empresa es optimista sobre la posibilidad de que este lunes el asunto quede zanjado. "La empresa y la Administración han actuado con transparencia y ahora mismo hay tranquilidad, estamos deseando volver a la normalidad", afirma Carlos Bascoy, presidente del comité.

El Consejo sostiene que la fuga no se produjo por un descuido o una mala praxis. Fuentes próximas al caso reconocen la dificultad de detectar este tipo de emisores porque normalmente llegan muy bien protegidas o encapsuladas. Lo habitual es, por lo tanto, que el caso se revele cuando la fuente ya está fundida y salten las alarmas de radiactividad. Son los arcos de detección los que permiten controlar la actividad y los que también en este caso minimizaron el peligro. Pero el tiempo transcurrido desde el incidente que motivó la paralización de la planta y la escasez de noticias oficiales —no se han facilitado datos concretos del índice de radiación— provocan recelos en el comité de empresa y entre vecinos de la zona.

Foto: Vista de la visita a Enerhodar organizada por el ejército ruso muestra al Director General de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OIEA). (EFE / Sergei Ilnitsky)

El CSN argumenta que no existen límites establecidos de radiactividad y que estos varían entre unas zonas y otras. "Depende de cómo esté compuesto el terreno. Si hay granito, por ejemplo, ya existe una radiación natural", apuntan desde el Consejo, que insta a la calma y asegura que no existe ningún riesgo para la población.

El Cesio-137 es un isótopo radiactivo que se utiliza fundamentalmente en industria y medicina, por ejemplo para la irradiación de tumores ginecológicos. No se encuentra en la naturaleza, sino que es "fabricado", para sus diferentes usos. El riesgo de exposición para los humanos depende de su cantidad y actividad, con un período largo periodo de semidesintegración. El tiempo que tarda en reducir su actividad a la mitad asciende a 37 años.

Desde hace más de 20 años, la ley obliga a la instalación en las entradas de las industrias siderúrgicas de pórticos de detección de radiactividad, para evitar la entrada en sus hornos de fundición de chatarra contaminada que pueda comprometer las instalaciones. Según la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades (ATSDR) de los Estados Unidos, es preciso exponerse a grandes cantidades de cesio radiactivo para que se produzcan efectos en la salud. De ser así, puede dañar las células del cuerpo o provocar síntomas como náuseas, vómitos y hemorragias.

Medio centenar de los 120 trabajadores de Megasa, en Narón (A Coruña), llevan desde el 8 de junio en sus casas acogidos a un ERTE. Y los 155.000 habitantes de la comarca de Ferrolterra, a la que pertenece el ayuntamiento, siguen con inquietud las noticias que llegan desde el Centro de Seguridad Nuclear (CSN), desde que se supo de la existencia de una fuga radiactiva que ha obligado a parar la producción de acero en la siderúrgica gallega. El CSN llama a la calma. "El suceso no ha tenido repercusión para el medio ambiente", afirmó en su primer comunicado, publicado una semana después de la fuga. Pasado más de un mes desde entonces, el proceso de limpieza todavía no ha comenzado.

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