Solazo, mutismo y emoción contenida: Sanxenxo se prepara para la llegada de Juan Carlos I

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En Sanxenxo, hace día de verano. De verano gallego, de rebequiña en la mochila por si acaso y de brisa por la mañana. El tiempo idóneo para navegar. En la cafetería O Super, a escasos metros del paseo marítimo donde se ubica el Náutico, se concentran las dos Españas con dos Estrellas Galicia sobre la mesa: dos hombres de mediana edad discuten.

—A partir de mañana, va a estar todo esto lleno de periodistas porque viene el Rey. ¿A ti te parece normal?

—Que sí, oh, déjale que haga lo que quiera. Hay que vivir y dejar vivir.

—¿Cómo? No, perdona, que me dejen vivir a mí. ¿A qué viene este aquí?

—Pues a mí me parece bien.

Los bares son el reflejo del alma y la localidad gallega se prepara para la segunda visita del emérito desde que marchó a Abu Dabi. Se espera que aterrice en Vigo este miércoles y vendrá a participar en la copa de vela de España de 6M, uno de sus deportes fetiche. Lo hará al bordo del barco Bribón y lo más probable es que se aloje, como desde hace años, en la casa de su amigo íntimo y fiel anfitrión, Pedro Campos Calvo-Sotelo (sobrino de Leopoldo Calvo-Sotelo, segundo presidente de la democracia con UCD), del Real Club Náutico de Sanxenxo, al frente del cargo desde 1999.

Quien también tiene buenas relaciones con Campos es el alcalde de Sanxenxo, Telmo Martín, que asegura que quieren tomarse esta situación “con normalidad”. Después de la atención mediática del año pasado, desde el consistorio quieren evitar el boom de informaciones sobre la visita de Juan Carlos I. Tanto, que ni siquiera han anunciado oficialmente la llegada del emérito. “No, nadie me ha dicho nada, ni mi amigo Pedro Campos”, señala entre sonrisas a los periodistas. Martín está emocionado, pero quiere ser cauto. “Le trataremos como un ciudadano más”, señala, “si tenemos esa suerte [de que venga], será porque Pontevedra tiene la mejor ría del mundo para hacer el deporte que más le gusta al Rey”, dice muy contento.

Lo único que reconoció es que estaba “pendiente” de un partido en Inglaterra porque es forofo del Real Madrid. Y la referencia viene porque, Juan Carlos I acudió en la tarde de este martes en Londres al encuentro entre el Chelsea y el equipo madrileño. Martín argumenta, también, que no quiere profundizar en esta cuestión porque es “el candidato del PP” a la alcaldía y las elecciones del 28-M están a la vuelta de la esquina. No quiere que la visita de Juan Carlos juegue un papel relevante en etapa electoral. “Más del 60% de nuestra economía está basada en el turismo”, apunta señalando a los beneficios de las celebraciones deportivas, como las regatas de vela de este fin de semana, en la ciudad.

Los hoteleros sí esperan la regata con ganas. El presidente del Consorcio de Empresarios Turísticos de Sanxenxo, Alfonso Martínez, estima a El Confidencial que la ocupación superará el 65%, pero habrá que esperar al lunes para tener cifras oficiales. Sanxenxo concentra el 13% de camas de toda la comunidad autónoma de Galicia. Confirma lo predecible: “La regata, el campeonato de tenis que se va a llegar a cabo y la visita del emérito se juntan y favorecen la ocupación. Es innegable que el Rey da un plus de atención y habrá gente que vendrá este fin de semana por eso”.

Sanxenxo tiene un censo de 17.760 habitantes, pero no todos residen allí todo el año. Es innegable que el turismo es el motor económico de la localidad. “Apoyamos estos eventos deportivos por eso”, señala el alcalde, para atraer a esas 11.000 personas que contemplan la localidad como una segunda residencia. Cuanto más fines de semana vengan al año, mejor. “Hay muchas personas importantes del mundo de la cultura y el deporte que vienen a Sanxenxo por la distinción que tenemos en el deporte acuático”, continúa. No necesariamente gallegos, claro. Los clientes de las terrazas de la zona del Náutico beben albariño, visten elegante y no tienen acento gallego.

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Es en torno a este club marítimo donde empiezan los preparativos. Varios técnicos trabajan para levantar la entrada a la regata; barras de metal, cables y demás materiales para la ocasión. El evento se celebrará este fin de semana, pero no se prevé ningún dispositivo policial especial por la visita del Rey, según el consistorio. Este año no quieren demasiado alboroto, tampoco desde el propio club Náutico. Durante la visita de 2022, se acreditaron más de 200 periodistas, se acercó gente de toda España para saludar al Rey y Sanxenxo se convirtió en la capital del mundo. "No queremos decir nada, que luego nos tachan de que hacemos espectáculo", apuntan fuentes del club Náutico.

¿Son las regatas y las esporádicas visitas del rey Juan Carlos clave para los establecimientos de Sanxenxo? Pues "depende" —como todo lo gallego—, señalan desde el bar O Super. No todos los comercios y restaurantes se benefician de esto. Basta con alejarse unos metros del puerto para comprobar que hay quienes tienen las expectativas a cero. “Nosotros libramos los miércoles. El año pasado abrimos todos los días porque venía él y al final, nada. Mañana vamos a cerrar. Al final, la gente va a comer solo al lado del Náutico”, explican desde un restaurante al final del paseo marítimo. El mismo argumento que ofrecen desde una tienda de ropa próxima, donde reconocen que aumenta la afluencia de gente, pero no las ventas. "Aquí no se nota nada, la verdad. A mí tanto me da", continúan desde O Super.

El ambiente, por el momento, dista mucho de la de 2022. Ahora, la intención es la de normalizar las visitas del emérito y tratarle, en palabras del alcalde, como a “uno más”. Porque Juan Carlos I lleva décadas navegando en rías gallegas y porque no es una cuestión identitaria de la localidad.

Así lo describe la candidata a la alcaldía por el PSOE, Ainhoa Fervenza. “Cuando sea alcaldesa, le recibiremos igual de bien. Igual que a todas las personas que visitan Sanxenxo, como si vinieran Bill Gates o Angela Merkel. Pero sin populismos”, comenta refiriéndose a la gran expectación generada en 2022.

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Hay que tener en cuenta que la cita del año pasado tuvo especial relevancia por tratarse de la primera visita a España desde su traslado a Abu Dabi, país en el que se refugió en mitad de las polémicas sobre sus finanzas. Quien no tiene la misma opinión es Fran Leiro, candidato del BNG: “Es una vergüenza. La imagen que da Sanxenxo es de ser un paraíso judicial. Se ve como un concello donde se permite la impunidad y eso no nos beneficia para nada”, explica a este diario.