Es noticia
El alcalde Rambo de Agolada: de decretar festivo el día de su victoria a ofrecerse a combatir en Ucrania
  1. España
  2. Galicia
Partido Anticorrupción y Justicia

El alcalde Rambo de Agolada: de decretar festivo el día de su victoria a ofrecerse a combatir en Ucrania

Un intento de atropello, una estatua de la Libertad y otros episodios pintorescos del regidor gallego que se ofreció a coger el fusil contra los rusos

Foto: El alcalde del municipio pontevedrés de Agolada, Luis Calvo. (EFE/Eliseo Trigo)
El alcalde del municipio pontevedrés de Agolada, Luis Calvo. (EFE/Eliseo Trigo)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

Luis Calvo entró en 2019 a la alcaldía de Agolada (Pontevedra) por la puerta grande. Tras cuatro décadas de dominio de UCD y PP y con dos únicos alcaldes, el nuevo regidor tenía un programa que cumplir firmado ante notario y repleto de extravagantes promesas, pero entre ellas no figuraba declarar festivo local el día que ganó las elecciones. Lo defendió por considerarlo "la fecha del cambio" y "el día de la liberación". No es la única ocurrencia de un alcalde que ha vuelto a hacerse popular con su ofrecimiento de "combatir contra las fuerzas opresoras rusas" en Ucrania, pero sí la que lo colocó directamente en el saco de los políticos pintorescos.

La designación como festivo del día que ganó las elecciones —junto a otros 8.123 regidores de España— fue finalmente retirada del orden del día sin mayores explicaciones, del mismo modo que su propuesta de combatir a Vladímir Putin como un Rambo justiciero se desvaneció en cuestión de horas, para matizar que lo que quería era ofrecer apoyo a los refugiados. "Es de los que hablan primero y piensan después", afirma un periodista de la comarca que lo conoce bien.

Foto: El alcalde de Málaga, Francisco de la Torre. (Mariano Pozo)

La de Calvo en 2019 fue una victoria incontestable, que le concedió siete concejales a su Partido Anticorrupción y Justicia frente a los cuatro del PP. Todo un acontecimiento en una población ávida de cambios, deslumbrada por los modos de un emigrante retornado de 52 años que quería trasladar a Agolada "las formas de hacer política" que conoció en Suiza. De ese país tomó, por ejemplo, la idea de pasearse por el pueblo con un chaleco rotulado con la palabra 'alcalde'. "En Suiza cada persona lleva su autoidentificación. Es lo más normal del mundo", apunta.

Como lo de celebrar la victoria con un festivo no se concretó, lo hará con una réplica de la estatua de la Libertad que ubicará en la plaza del pueblo y que ya ha sido encargada. O al menos eso dice. Lo de Ucrania lo puso negro sobre blanco en una carta oficial de la Alcaldía dirigida al embajador, en la que, además de expresar su rechazo a la invasión rusa y ofrecer ayuda humanitaria y la acogida de refugiados, le informa de que tanto él como su teniente de alcalde, Óscar Val, están "a su entera disposición para ir a combatir contra las fuerzas opresoras rusas en cuanto ustedes lo consideren oportuno". Después, quizás impresionado por el revuelo que provocó su propuesta, llegarían los matices y hasta el autodesmentido.

Calvo es un personaje singular, con una personalidad condicionada por sus propias vicisitudes. Miembro de una familia numerosa —fueron 12 hermanos, de los que dos ya fallecieron—, emigró a Suiza siendo niño, donde pasó penurias y trabajó duramente hasta que regresó hace unos años, ya con algo de dinero. Su padre falleció cuando él era muy joven, y ahora nueve de los 10 hermanos vivos acuden a diario a comer en casa de su madre, su auténtica heroína.

Foto: Bolsas de arena refuerzan las ventanas del Ayuntamiento de Kiev. (EFE/EPA/Zurab Kurtsikidze)

Fue también en el país helvético donde a Calvo se le ocurrió la idea del Gobierno de Agolada. Así lo contó en una entrevista en 'La Voz de Galicia': "Estaba en el sofá con unos dolores tremendos, porque me habían operado una rodilla. Estaba viendo en televisión un reportaje sobre España y vi la miseria que había y me dije: 'Voy a empezar por Agolada a ver qué pasa". Lo que pasó es que ganó la alcaldía, y ahora se plantea metas mayores como presidir la Xunta y concurrir en las elecciones generales. Su proyecto, asegura, "es para toda España".

En la campaña electoral ganó popularidad con su estilo directo, su contacto estrecho con los vecinos y las churrascadas con todo pagado con las que agasajaba a los electores. También con propuestas como una piscina climatizada en un pueblo con un presupuesto que no da para su mantenimiento, o con la oferta, nunca concretada, de pagar un cheque-bebé de 2.500 euros. Él reclama más fondos y exige para Agolada una financiación superior a Vigo, porque, al fin y al cabo, explica, su municipio es más grande que el de primera ciudad de Galicia. "El reparto tendría que ser por kilómetro cuadrado", reivindica.

"Es una especie de exhibicionista de la política", afirma otro periodista de la zona que también lo trata desde hace años. En las redes sociales hizo circular un vídeo en el que soltaba a un zorro de un cepo ilegal, aunque tuvo más éxito el de su teniente de alcalde tratando de sacar su Seat Panda de una cuneta con un tractor y una cuerda, lo que casi le cuesta la vida. Con todo, entre su círculo más próximo sostienen que el polémico alcalde transmite una imagen que no se corresponde con la realidad. "No es un dictador ni un machista, como a veces parece. Lo que ocurre es que no se preocupa de las formas. Estoy convencido de que le gustaría cambiar el mundo y que lo de Ucrania lo dijo porque lo está pasando mal; seguramente, le recuerda a su pasado lejos de su país", agrega el mismo informador.

Con todo, entre su círculo más próximo sostienen que el polémico alcalde transmite una imagen que no se corresponde con la realidad

Las acusaciones de machismo le llegan principalmente desde el único partido de la oposición, a cuya portavoz, Carmen Seijas, trata con un desdén que la portavoz del PP considera "paternalista" y de desprecio hacia las mujeres. Pero también se enfrenta a los hombres del grupo popular. Fue sonado cuando se encaró con uno de ellos que pedía sin éxito la palabra y le afeó al alcalde su interminable monólogo, a lo que Calvo replicó ofendido pensando que le llamaba primate. "¿Me está llamando monólogo? ¿Sí o no?", se encaró.

En el PP también recuerdan un episodio singular, cuando envió a la Guardia Civil a vigilar el uso de mascarillas en la fiesta de cumpleaños que celebraba en la calle un simpatizante de ese partido, sin calcular que todavía faltaban unas horas para que fueran obligatorias en el exterior. Previamente, eso sí, había entrado en el consistorio para recoger un buen fajo de cubrebocas y repartirlos en el bar de enfrente, casualmente regentado por su hermana. En otra ocasión, sin embargo, fue él quien se las tuvo que ver con la Benemérita por estar en una terraza con la cara al descubierto. "Hombre, si estoy bebiendo, si hasta tengo el vaso en la mano", contestó a los agentes, explicaría más tarde, sin especificar qué contenía el vaso.

Esta y otras anécdotas de Luis Calvo le han granjeado enemigos, en algún caso peligrosos. En septiembre de 2019, cuando llevaba solo unos meses en el cargo, un vecino intentó arrollarlo con su coche. "Con pleno conocimiento de que se trataba del alcalde de dicha localidad y con la finalidad de menoscabar el principio de autoridad", recoge el escrito de acusación de la Fiscalía, el agresor aceleró "con el fin claro de atropellarlo". El regidor pudo esquivarlo, pero no su vehículo, estacionado en las inmediaciones, que fue embestido "intencionadamente" por el acusado, que presentaba "síntomas de embriaguez" y que hace frente a una petición fiscal de siete años y tres meses de cárcel.

Igualmente serias han sido sus desavenencias con el secretario y el aparejador municipales. El primero pidió el traslado, según el PP, "cansado del acoso al que le sometía el alcalde". Al segundo trató de echarlo Calvo por la fuerza, con la ayuda —una vez más— de la Guardia Civil. Cuando los agentes le hicieron ver que no eran formas de despedir a un trabajador municipal, el alcalde firmó personalmente su cese, para colocar en su lugar al número dos de la lista de su partido en el Ayuntamiento de Lalín. Esta vez, actuar primero y pensar después le va a salir caro. El Tribunal Superior de Xustiza de Galicia dictó la nulidad del despido. Deberá readmitirlo, pagarle los salarios de tramitación y hacer frente a una demanda de indemnización.

Luis Calvo entró en 2019 a la alcaldía de Agolada (Pontevedra) por la puerta grande. Tras cuatro décadas de dominio de UCD y PP y con dos únicos alcaldes, el nuevo regidor tenía un programa que cumplir firmado ante notario y repleto de extravagantes promesas, pero entre ellas no figuraba declarar festivo local el día que ganó las elecciones. Lo defendió por considerarlo "la fecha del cambio" y "el día de la liberación". No es la única ocurrencia de un alcalde que ha vuelto a hacerse popular con su ofrecimiento de "combatir contra las fuerzas opresoras rusas" en Ucrania, pero sí la que lo colocó directamente en el saco de los políticos pintorescos.

Noticias de Galicia
El redactor recomienda