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La autopista a la que engulle la niebla: la A-8 estrena balizas para paliar la baja visibilidad
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La autopista a la que engulle la niebla: la A-8 estrena balizas para paliar la baja visibilidad

El Ministerio de Transportes prueba señales luminosas inteligentes en el trazado que discurre por el alto de O Fiurco, en Lugo. La carretera suma cinco meses de inoperatividad desde que fue inaugurada

Foto: Foto: EFE/Pedro Puente Hoyos.
Foto: EFE/Pedro Puente Hoyos.

Trazar una autopista allá por lo alto de O Fiurco, en Lugo, donde la más densa niebla es cosa cotidiana, nunca pareció una buena idea. Lo alertaron los alcaldes de la zona —Mondoñedo, Pastoriza, Riotorto, A Pontenova…— y lo comprobaron los operarios que la construyeron, con dificultades demasiado frecuentes para distinguirse a pocos metros. Pero Fomento no cejó en su empeño y el 3 de febrero de 2014 inauguró el tramo Mondoñedo-Carreira de la A-8, el de peor visibilidad de España. Ocho años después, el Ministerio de Transportes ha estrenado un sistema de balizas luminosas inteligentes con el que trata de reducir los cortes del vial, que sumados suponen casi cinco meses de inoperatividad.

El presupuesto del balizamiento —considerado pionero en Europa e inaugurado el pasado martes— asciende a 873.000 euros. Se suma a inversiones anteriores para minorar los efectos de la niebla y a los casi 200 millones que se destinaron a construir el tramo sin valorar los efectos de su escasa visibilidad. No es solo cuestión de altitud. En O Fiurco, la bruma espesa abunda sobre todo en primavera y en verano, cuando las altas presiones provocan un viento del noroeste que llega cargado de la humedad del Cantábrico. El aire choca contra las montañas de la Mariña Central para convertirse en una densa nube que dificulta el tráfico, cuando no lo impide directamente.

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Los datos son contundentes. En sus primeros tres años, el tramo permaneció inutilizado una media anual superior a un mes, con cortes que se prolongaban hasta cinco días consecutivos. No son desvíos sin importancia: cada vez que se prohíbe la circulación, los conductores se ven abocados a un penoso carrusel de curvas entre Mondoñedo y A Xesta (Abadín), señalizado con una línea continua que impide los adelantamientos.

En diciembre de 2016 la situación se alivió con un sistema de desvío automatizado que permite gestionar cierres y aperturas a partir de una visibilidad de 40 metros. Lo hace con un semáforo y sin barreras, pero ha sido suficiente para moderar los cierres. Según datos facilitados durante la inauguración de las balizas, el paso de O Fiurco ha permanecido clausurado desde su apertura un total 3.281 horas, lo que suma 137 días; esto es, el 5% del tiempo total.

El tramo de autopista fue impulsado desde el ministerio de Fomento por Francisco Álvarez Cascos en 2004 y estrenado por Ana Pastor 10 años después, en presencia del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo. Como recuerdan algunos asistentes a aquel solemne acto, ese día una nube negra se posó amenazante sobre las montañas. La autopista no tardaría en sufrir los efectos de la bruma, pero la situación no se tomaría realmente en serio hasta el mes de julio, cuando un accidente múltiple en Abadín implicó a medio centenar de vehículos y provocó un muerto y 49 heridos. Se puso entonces encima de la mesa un problema que el ministerio todavía no ha sido capaz de resolver.

Concurso de ideas

Para abordar los constantes cierres, Fomento convocó un concurso de ideas, al que destinó otros cinco millones de euros. De ahí salió este sistema de balizamiento inteligente, consistente en la instalación a lo largo del tramo más conflictivo de señales luminosas en ambos sentidos y en secciones de 50 metros. Son “más potentes, con mayor luminosidad y con la posibilidad de señalizar o avisar al conductor de un vehículo si circula por delante de él otro, además permiten seguir el desplazamiento del mismo”, explicó en su inauguración el delegado del Gobierno en Galicia, José Miñones.

Situadas a ambos lados de la calzada y levantadas sobre un poste de 50 metros, las balizas detectoras constan de un cuerpo físico con dos ventanas: la inferior con leds ámbar y la superior con leds rojo. Ante situaciones de una determinada visibilidad, se encienden las ventanas de color ámbar para señalizar el tramo conflictivo, indicando al conductor la traza de la autovía en condiciones de seguridad. La ventana de color rojo se activa al paso de los vehículos, de modo que prolongan el alcance visual a una distancia aproximada de 100 metros.

Foto: Tramo de la autovía A-8 con niebla. (EFE)

El sistema, integrado por 372 señales, permite mantener abierta la autopista con una visibilidad de 30 metros, de modo que aumenta en un 78% la operatividad del tramo y se reducirán a una cuarta parte las horas de cierre, según Miñones. La Dirección General de Tráfico también instaló un panel vertical informativo que se activa en situaciones de niebla, para alertar de la necesidad de guardar una distancia mínima entre vehículos de al menos dos balizas.

El sistema es uno de los siete prototipos que el ministerio comenzó a experimentar en 2019 para paliar la falta de visibilidad, seleccionados en un concurso de ideas al que se presentaron 26 empresas, entre ellas Sacyr, Acciona, OHL o San José. Tres de los proyectos, entre los que figura el elegido, apostaron por sistemas de ayuda a la conducción, mientras que el resto proponían modelos para aislar, desplazar o eliminar la niebla.

Entre las soluciones mecánicas preseleccionadas figuraba un sistema de difusión automática de materiales higroscópicos, capaces de absorber la humedad en la atmósfera para así dispersar la bruma. También se propuso una combinación de barreras estáticas y dinámicas que emplean dispositivos fluido-dinámicos, la construcción de barreras aerodinámicas cortavientos de porosidad variable y una estructura de hormigón abovedada sobre toda la calzada con aberturas laterales.

Más extravagantes desde una perspectiva tecnológica fueron los proyectos descartados en el primer corte. Uno de ellos proponía crear estaciones de climatización para enfriar el aire y luego calentarlo hasta la temperatura ambiente, mientras dos estructuras laterales generarían un túnel virtual con ventiladores del tipo jet para garantizar que el aire tratado se distribuía por la calzada. Otro consistía en un sistema de calefacción por rayos infrarrojos, y un tercero prometía provocar precipitación de lluvia con aspersores de productos higroscópicos, como cloruro cálcico o CO2 líquido.

Trazar una autopista allá por lo alto de O Fiurco, en Lugo, donde la más densa niebla es cosa cotidiana, nunca pareció una buena idea. Lo alertaron los alcaldes de la zona —Mondoñedo, Pastoriza, Riotorto, A Pontenova…— y lo comprobaron los operarios que la construyeron, con dificultades demasiado frecuentes para distinguirse a pocos metros. Pero Fomento no cejó en su empeño y el 3 de febrero de 2014 inauguró el tramo Mondoñedo-Carreira de la A-8, el de peor visibilidad de España. Ocho años después, el Ministerio de Transportes ha estrenado un sistema de balizas luminosas inteligentes con el que trata de reducir los cortes del vial, que sumados suponen casi cinco meses de inoperatividad.

Dirección General de Tráfico (DGT)
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