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Así se prepara el pueblo del último gran alcalde de Cs para la desconexión de su central nuclear
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APAGÓN EN 2030

Así se prepara el pueblo del último gran alcalde de Cs para la desconexión de su central nuclear

El presupuesto municipal y el grueso del empleo de Cofrentes dependen de la instalación de Iberdrola, que cerrará en 2030. Un balneario y el turismo rural son la gran esperanza

Foto: El alcalde de Cofrentes, Salvador Honrubia, con la central nuclear de fondo. (Biel Aliño)
El alcalde de Cofrentes, Salvador Honrubia, con la central nuclear de fondo. (Biel Aliño)
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"Esto es lo más parecido a Springfield que hay en España". Salvador Honrubia bromea mientras maneja su todoterreno por una pista de tierra, camino de los restos del pequeño volcán apagado e inactivo de Cofrentes (Valencia). Este alcalde de Ciudadanos, uno de los últimos de la formación naranja en España, enseña como reclamo turístico la colina de arenisca negra de lava. En uno de sus riscos, asoma la cabeza de una cabra montesa, sin aparente alarma por la presencia humana. Al fondo del paisaje, desde esta elevación montañosa, como en la ciudad no tan imaginaria de la serie animada de los Simpson, señorean en el cuadro de una hipotética foto las columnas de vapor de agua de las chimeneas de refrigeración de una central nuclear.

En el caso de la localidad de la comarca del Valle de Ayora, en el interior valenciano, el reloj ha comentado a girar hacia atrás. En menos de siete años, la instalación de generación de electricidad, que entró en servicio un 14 de octubre de 1984, parará su reactor de 1.000 megavatios. La central operada por Iberdrola tiene fijado el año 2030 para su defunción. Es una de las siete nucleares que se apagarán entre 2027 y 2035. Almaraz I y II cerrarán en 2027 y 2028. Las dos centrales de Ascó, en Tarragona, lo harán en 2030 y 2032. Y Vandellòs y Trillo, en 2035, según el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030. Todas habrán superado holgadamente los 40 años de vida.

La de Cofrentes se apagará 46 años después de su puesta en marcha. Con ella, se extinguirán también los generosos ingresos que, en forma de impuesto de actividades económicas (IAE), nutren el 80% del presupuesto público del municipio. Aquí, más de un centenar de personas tiene salario directo del ayuntamiento. La población censada apenas supera el millar.

"Si no hay actividad, no hay impuestos", admite Honrubia, una rara avis en la política de la Comunidad Valenciana, donde Ciudadanos se ha extinguido prácticamente. "El gran error fue no pactar con el PSOE", recuerda de cuando Albert Rivera pudo ser vicepresidente de Pedro Sánchez y prefirió la repetición electoral en 2019, aunque Honrubia sostiene que fue Sánchez el que no quiso. "Un partido de centro liberal está para controlar, gobernando, pero controlar. Ciudadanos fue un desastre. Ahora estamos peor, a merced de siete millones de personas que ni siquiera quieren ni estar en España", afirma sobre la negociación del PSOE con los nacionalismos periféricos.

placeholder Varias personas pasan el rato en unos bancos del municipio. (B. A.)
Varias personas pasan el rato en unos bancos del municipio. (B. A.)

Honrubia revalidó por mayoría absoluta su tercer mandato a sus 54 años el pasado 28 de mayo. No sabe si volverá a presentarse. No tiene sueldo del consistorio. Solo cobra dietas y gastos de kilometraje. Trabaja en la misma central para Boslan, una ingeniería subcontratada por Iberdrola con sede en Bilbao. No quería arriesgarse a perder su plaza en caso de coger la dedicación exclusiva como alcalde, explica. Como otras 700 personas de la comarca, vive directamente de la central, de la que ha sido defensor cuando en 2021 el Gobierno acordó prorrogar su vida útil.

Ahora, sin embargo, las hojas del calendario comienzan a caer, aunque todavía parezca un horizonte lejano. "La gente está muy acomodada. Se lo dan todo hecho. Se va a notar mucho en toda la comarca y la gente no lo quiere ver", advierte el regente del bar-restaurante municipal que, como muchos otros servicios financiados gracias a los impuestos de la central, funciona por concesión.

placeholder Una pareja se dirige al balneario de Cofrentes. (B. A.)
Una pareja se dirige al balneario de Cofrentes. (B. A.)
placeholder Vista de la piscina municipal de Cofrentes. (B. A.)
Vista de la piscina municipal de Cofrentes. (B. A.)

Cofrentes presume de piscina municipal descubierta, de polideportivo, de permanentes obras de actualización en sus calles y aceras y de un balneario reformado a golpe de dinero público que tiene en el programa de viajes del Imserso su principal sustento. Emplea a 230 personas y es el establecimiento hotelero con más pernoctaciones de la provincia.

"Ojalá la central estuviera 30 años más. En Estados Unidos hay centrales gemelas a la de Cofrentes, con el mismo tipo de reactor, licenciadas a los 60 años. Pero de lo que se trata es de que quien esté aquí tenga alternativas. Cofrentes como municipio turístico tiene muchas opciones. El turismo es el futuro. No tenemos mucho patrimonio arquitectónico. El gran patrimonio de Cofrentes es el paisajístico", explica Honrubia, mientras cruza el puente sobre un bello meandro de 20 kilómetros cuadrados que conforma la confluencia del río Cabriel con el río Júcar, a los pies de las casas del pueblo. Al fondo, la Muela de Cortes, donde arranca la reserva nacional de caza. El paisaje es fluvial y montañoso a la vez, verde, un valle bucólico con dos enormes chimeneas de hormigón armado ejerciendo el contraste y rompiendo la imagen idílica.

El alcalde admite que le llegaron los cantos de sirena de las grandes instalaciones fotovoltaicas. Municipios anejos, como Ayora, han planificado grandes parques aprovechando el punto de conexión de la nuclear a la red que nutre a toda la Comunidad Valenciana. Él lo rechazó. "Para mí era muy cómodo, porque era dinero a corto plazo, con el impuesto de construcciones (ICIO). Pero suponía hipotecar el pueblo para siempre. Si mi apuesta es el turismo y el paisaje, no podía dejar que esto se pareciese a Almería", dice, en referencia a las posibles laderas montañosas cubiertas de paneles solares, como plásticos de invernadero. "Si hago eso, me cargo el paisaje de Cofrentes, así de claro", le explicó a la directiva de Iberdrola que se acercó a sondearle. Paradojas de la vida, el alcalde defensor de la central nuclear usó el mismo argumento que grupos ecologistas o formaciones como Compromís sobre los grandes parques fotovoltaicos. No todo es blanco o negro.

placeholder Las chimeneas de refrigeración de la central nuclear de Cofrentes, operada por Iberdrola. (B. A.)
Las chimeneas de refrigeración de la central nuclear de Cofrentes, operada por Iberdrola. (B. A.)

Honrubia se queja de la ausencia de planificación a largo plazo. La falta de trabajo es el germen de la despoblación rural. "El día que de verdad esté cerrada la central, muchos se tendrán que espabilar. Muchos. En Zorita, ya no queda nada. No hay un plan de transición". El alcalde pone el ejemplo de los cierres de las minas de carbón en el norte de España. "Llegó pasta por un tubo para la reconversión. He estado en esa zona. Hicieron 14 museos del carbón y los 14 están cerrados. Tiene que haber un plan de verdad", insiste. Y vuelve al balneario: "Le tienen que caer millones para poder invertir y ampliar".

El futuro de los residuos

Los Hervideros de Cofrentes, con sus aguas sulfurosas (recuerden, el volcán), se fundaron en 1902. A su alrededor, familias adineradas de la burguesía valenciana construyeron sus pequeñas casitas para tomar las aguas medicinales. Hoy, son habitaciones de hotel. Tras diversos avatares, fue rescatado por el municipio, que lo tiene cedido en concesión a una empresa de Miguel Ángel Fernández Torán, director general desde 1988. Actualmente, se está ejecutando una ampliación a 600 camas con un nuevo edificio cofinanciado por Enresa, la empresa encargada de la gestión de residuos nucleares en España. "Hasta ahora, hemos podido optar a subvenciones para muchos proyectos porque podemos cubrir la cofinanciación", explica el alcalde.

Lo de los residuos nucleares da para otro guion. Tras el descarte de Villar de Cañas como destino para un almacén temporal centralizado (ATC) de residuos nucleares, el Gobierno ha optado por un modelo de almacenes temporales descentralizados (ATD). O lo que es lo mismo: los residuos radioactivos se quedarán bajo el sarcófago de las centrales hasta la construcción de un teórico almacén geológico profundo (AGP), todavía sin fecha ni ubicación definidas. "El desmantelamiento no lo veré", asegura Honrubia. Para Cofrentes, ese almacén temporal significará conservar unos 600.000 euros en ingresos tributarios. Algo es algo, pero lejos de los 10 millones que tiene ahora de presupuesto anual (80% por la central). Cuando la nuclear se pare, al no haber actividad económica, se esfumará también el IAE. Y con él, más de cuatro décadas de un cómodo modo de vida para sus pobladores.

"Esto es lo más parecido a Springfield que hay en España". Salvador Honrubia bromea mientras maneja su todoterreno por una pista de tierra, camino de los restos del pequeño volcán apagado e inactivo de Cofrentes (Valencia). Este alcalde de Ciudadanos, uno de los últimos de la formación naranja en España, enseña como reclamo turístico la colina de arenisca negra de lava. En uno de sus riscos, asoma la cabeza de una cabra montesa, sin aparente alarma por la presencia humana. Al fondo del paisaje, desde esta elevación montañosa, como en la ciudad no tan imaginaria de la serie animada de los Simpson, señorean en el cuadro de una hipotética foto las columnas de vapor de agua de las chimeneas de refrigeración de una central nuclear.

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