Enrique Ginés, el niño con polio que se convirtió en pionero de la radio musical valenciana
En 1961, el locutor de la pedanía valenciana de Castellar creó Discomoder, un programa musical pionero en la cultura pop y que se mantuvo en antena hasta 2011
Enrique Ginés espera a Enrique Iglesias en su estudio radiofónico de Discomoder, en el céntrico Pasaje Doctor Serra de Valencia. El cantante, que debuta en la industria, llega media hora tarde y se excusa por un retraso en su vuelo desde Madrid. El locutor, ya en el aire, presenta al joven intérprete mientras escribe unos nombres en un papel, le pasa el folio y le pide que lea la lista. Frente a la luz roja, el hijo de Julio va enumerando a artistas que han vendido millones de discos en España y Latinoamérica. “Todos estos estuvieron aquí a la hora acordada, ni un minuto más tarde. Yo iba en el mismo avión que tú y llevo en el estudio desde hace dos horas”, sentencia Ginés. La entrevista continuó y el radiofonista no hizo una sola pregunta sobre su padre: solo música. Este hombre, que ha visto pasar ya 84 años, y lleva once jubilado, fue el periodista musical radiofónico más influyente del siglo XX valenciano.
Ginés nació un 16 de agosto de 1938, en Castellar, una pedanía del sur de Valencia, levantada sobre alquerías andalusís tras la conquista cristiana del rey Jaume I, en el siglo XIII. “Mi interés por la radio surge en 1950. A los doce años ingresé en el Hospital Asilo de San Juan de Dios, del barrio de La Malvarrosa, a consecuencia de la poliomelitis que contraje siendo un bebé. Allí tenía una radio de galena, que me construyó mi hermano mayor, y empecé a ilusionarme a través de un locutor chileno Raúl Matas: aquella forma de presentar los boleros, con tanta personalidad y una vasta cultura musical me entusiasmó. Desde aquel asilo, el día de Reyes, hablé ante el micrófono de Radio Nacional de España, los frailes me eligieron para dar el mensaje de gratitud por los actos de caridad hacia los niños del hospital”, recuerda el locutor.
Antonio Ginés, padre de Enrique, pertenecía a la Federación de Trabajadores del Arroz y era un miembro relevante de la sociedad civil de Castellar. Fue impresor, y como poeta escribió 'llibrets' falleros. En tiempos de Primo de Rivera (1923-1930) había compuesto algunas décimas contra aquella dictadura auspiciada por Alfonso XIII. Un mes después del final de la Guerra Civil, en mayo de 1939, fue sacado de su casa y encarcelado. El 11 de septiembre de 1940, pese a obtener una carta de libertad del director de la prisión, lo fusilaron en Paterna. “En casa no había aparato de radio”, comenta Ginés, “éramos una familia sin padre y con una hermana muerta de tuberculosis, no diría que desestructurada, porque mi madre fue una mujer muy firme, pero sin posibilidades económicas. Así que conservé mi radio galena al salir del asilo, hasta que tuve mi primer transistor trabajando en un kiosko. Me introduje en el mundo del deporte entrenando a equipos de fútbol y baloncesto, así como al boxeador Manuel Salcedo, y cuando se fundó la emisora parroquial del pueblo, el cura pensó en mí para la información deportiva. Debuté el 18 de marzo de 1955 y estuve durante algo más de un lustro”.
En 1961, la dirección decidió expulsar al periodista que dirigía Discofilia, el espacio musical de la radio, y ofrecieron esa labor a Ginés: “Cambié el nombre a Discomoder con la intención de poner discos de música moderna, pero en realidad no tenía ni idea de música (estaba convencido de que Trini Lopez era una mujer) y pensé que era un cargo provisional: un 1 de octubre de 1961 debuté y un 1 de octubre de 2011 abandoné el estudio por última vez”.
El 1 de julio de 1965 nace Radio Popular. Con la aprobación del Plan Transitorio de Onda Media las emisoras parroquiales se reorganizan en un solo medio, que integra mayoritariamente al personal de Radio Castellar y Radio Alcira. Enrique Ginés se traslada a la sede de la calle Jorge Juan, en una Valencia en ebullición por el rock 'n' roll y el pop de querencia anglosajona. “Las audiencias eran tremendas, cada día yo tenía un paquete de vinilos nacionales e internacionales de las compañías de discos, incluso invitaciones para entrevistar a músicos foráneos, como aquella con John Mayall en Ámsterdam. En cuanto a los valencianos del momento, Elvis me gustaba mucho porque imitaba muy bien a Bruno Lomas”, comenta Ginés entre risas, “fue el mejor roquero de España, no interpretaba un personaje, era así de salvaje. Nino Bravo murió a tiempo para ser un mito y Bruno Lomas demasiado tarde para serlo”.
La popularidad de Discomoder, basada en los datos de audiencia y en las iniciativas de Ginés para promocionar a los solistas y grupos valencianos entre la juventud, convirtió el programa en un altavoz fundamental para muchos artistas del momento. El grupo de El Cabanyal, Els 5 Xics, compuso dos sintonías de cabecera para el espacio de radio, mientras que Los Huracanes, el grupo autóctono más relevante de la segunda mitad de los sesenta, contaron con el empuje constante del radiofonista. “La modernidad valenciana se movía por los conciertos de la Piscina de Valencia, en Feria de Julio, la bolera Erajoma de Gran Vía, algunos teatros, los bailes con orquesta semanales de diversas fallas y las tiendas de discos: Viuda de Miquel Roca era la tienda que más discos vendía de España a mitad de los años sesenta”, incide el veterano periodista.
Cada día las radios pasaban una lista con las canciones que pincharían el día siguiente a la oficina de Información y Turismo. “Aquello era un disparate, nos censuraban incluso “La Maredeueta” de Concha Piquer. A Lluís Miquel i Els 4-Z le prohibían “Les beates”, una versión de Jacques Brel. La única emisora en Valencia que programaba a Raimon éramos nosotros, y siempre había problemas con la censura. La lista de canciones siempre volvía con alguna tachada. A pesar de todo, el compositor de Xàtiva siempre me ha reconocido el apoyo y fuí asesor de producción en tres de sus discos. Su aceptación social en el mundo universitario fue innegable aquellos años, es un intelectual que ha puesto todo su saber en gestionar impecablemente su carrera”, incide Ginés.
En 1966, la Feria de Julio contrató a Los Brincos, Miguel Ríos, Gelu, Los Relámpagos y el Dúo Dinámico, entre otros, con Enrique Ginés como maestro de ceremonias: “En aquella ocasión tuve un problema frontal con el Sindicato Vertical. Se empeñaron en que Los Brincos no tocaran. Fernando Arbex no estaba sindicado como músico, una exigencia que solo necesitaban los baterías, ya que vocalistas y guitarristas trabajaban mediante un carnet de circo y variedades. Emilio Santamaría, mánager del grupo, y padre de Massiel, movió cielo y tierra a nivel político y solventó la situación. Tiempo después, yo mismo tuve que ir a hablar con el líder nacional del sindicato, un valenciano, llamado Bueno, ya que no dejaba actuar al batería de Los Huracanes, por la misma razón”.
Rocío Durcal era la joven prodigio del cine español. La cantante y actriz acudió al Eslava para presentar una de sus películas con una actuación en directo. “Hubo un problema con los músicos de acompañamiento, así que contacté con Els 5 Xics y tocaron con ella aquel día. Mi aproximación a los artistas siempre ha sido desde un enfoque profesional, jamás me ha interesado la crónica rosa. Entrevisté a Lola Flores en el hotel Astoria y era una mujer encantadora y cercana. Estos iconos, tan inmensos, son correctos y amables si la entrevista versa sobre su trayectoria musical o sus proyectos artísticos, el problema es que hubo un momento en que cierto periodismo fue a sacarles el hígado. Antonio Machín tenía un gusto exquisito para elegir restaurantes, cuando lo entrevistaba me descubría sitios fantásticos para comer en mi propia ciudad, como el Palace Fesol en la calle Hernán Cortés”, rememora el periodista.
A lo largo de medio siglo, Ginés ejerció no solo como comunicador de la realidad musical valenciana, sino que dinamizó la escena. Sobre todo, en los años sesenta y setenta dando apoyo mediático a los grupos noveles, y a partir de los años ochenta con las fiestas de Discomoder. “En la primera de ellas, conmemorando el 20º aniversario, en 1981, metimos 22.000 personas en Plaza de Toros con Rocío Jurado, Dúo Dinámico, Mocedades o Massiel. Y así continuamos en los noventa y los dosmil en el Palau de la Música o el Teatre Principal, hasta el fin del programa, sumando a artistas de cada época como Luz Casal, Sergio Dalma, Ismael Serrano, Camela, Chenoa o Pablo Alborán. Enrique Iglesias no actuó porque estaba en Estados Unidos, pero una vez, en un restaurante de Miami se acercó a mi mesa, se puso en cuclillas y me dijo 'Don Enrique, me dice la compañía de discos que el mes que viene tengo rueda de medios en Valencia, le prometo que esta vez no llegaré tarde', es un chico encantador, de lo mejor que conocí en el trato personal”.
En 2011, Enrique Ginés se jubiló de la radio profesional y emprendió su carrera literaria, destacando su faceta como cronista de Castellar y recolector de la memoria de sus años en las ondas, pero la figura del padre que no conoció fue su estímulo principal. A lo largo de su vida, recopiló y encuadernó los escritos del progenitor. Indagó en la documentación de Capitanía General y en los departamentos de Justicia, buscando respuestas, y rescató sus restos, en 1979, pagando 60.000 pesetas al Ayuntamiento de Paterna para enterrarlo junto a su madre en Valencia. De este empeño vital surgió “Inocente: Antonio Ginés Moreno”, un libro redentor que tuvo en mente durante sus más de cincuenta años frente al micrófono.
Enrique Ginés espera a Enrique Iglesias en su estudio radiofónico de Discomoder, en el céntrico Pasaje Doctor Serra de Valencia. El cantante, que debuta en la industria, llega media hora tarde y se excusa por un retraso en su vuelo desde Madrid. El locutor, ya en el aire, presenta al joven intérprete mientras escribe unos nombres en un papel, le pasa el folio y le pide que lea la lista. Frente a la luz roja, el hijo de Julio va enumerando a artistas que han vendido millones de discos en España y Latinoamérica. “Todos estos estuvieron aquí a la hora acordada, ni un minuto más tarde. Yo iba en el mismo avión que tú y llevo en el estudio desde hace dos horas”, sentencia Ginés. La entrevista continuó y el radiofonista no hizo una sola pregunta sobre su padre: solo música. Este hombre, que ha visto pasar ya 84 años, y lleva once jubilado, fue el periodista musical radiofónico más influyente del siglo XX valenciano.