Un Casado sin concesiones a Sánchez lanza una lluvia de promesas ante Carlos Mazón

El líder del Partido Popular, Pablo Casado, escenificó este sábado en Valencia su voluntad de mantener un discurso de oposición frontal y su nula intención de abrir canales de negociación con el Gobierno de Pedro Sánchez convencido de que tiene al alcance de la mano los despachos de la Moncloa. En un discurso muy crítico con el Ejecutivo del PSOE y Unidas Podemos, el dirigente conservador dio muestras de que su partido no colaborará en sacar adelante asuntos que o bien han suscitado tradicionalmente el consenso de las dos grandes formaciones españolas o bien requerirían de respaldo parlamentario.

En el marco del XV Congreso del PP valenciano, que proclamó a Carlos Mazón como nuevo presidente regional, Casado rechazó la reforma de las pensiones cuyos primeros esbozos ha enseñado el ministro de Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. "El PP aprobó el factor de sostenibilidad y subieron un 16%. El PSOE engaña y en cuanto alguien ha picado y le ha votado lo que hace es recortar las pensiones", dijo. "Sánchez nos sale demasiado caro. Cada ve que abre la boca sube, la luz, la gasolina y hasta el pan. No puede ser esto", asestó tras avisar de que no aceptará tampoco la derogación de la reforma laboral y tras criticar los indultos a los líderes independentistas. El siguiente paso auguró, será un referéndum de autodeterminación. "Si los independentistas le obligan habrá un referéndum que romperá la unidad de España", aventuró.

Que Casado se ve ya en el tiempo de descuento a la espera de una próxima cita electoral que Sánchez tratará de apurar hasta agotar la legislatura se interpreta claramente en el caso de la pendiente reforma del sistema de financiación autonómica. La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, no se atreve a llevar al Consejo de Política Fiscal y Financiera (CPFF) y al Congreso de los Diputados una propuesta de actualización de la Lofca por temor a no lograr la mayoría absoluta que requiere una ley orgánica y reprocha a los populares que no colaboren en lograr un pacto de Estado.

Este sábado, ante Mazón y los mil compromisarios valencianos del congreso popular, Casado admitió la infrafinanciación valenciana y se comprometió a reformar el cálculo en la redistribución de recursos tomando como referencia el sistema que Jose María Aznar sacó adelante en 2002 y que José Luis Rodríguez Zapatero modificó en 2009. Pero dejó claro que lo hará si consigue alcanzar el poder y que tendrá en cuenta no solamente el factor poblaciones como reclaman los territorios perjudicados, sino también el de envejecimiento o dispersión. No abrió puerta abierta a estudiar tan siquiera una hipotética propuesta del Gobierno actual.

El líder popular, cuya esposa es de Elche, dijo jugar en casa y aprovechó su intervención para lanzar una lluvia de promesas vinculadas a la Comunidad Valenciana, algunas de alcance nacional. Prometió terminar las obras del corredor mediterráneo si es presidente del Gobierno, suprimir los impuestos de sucesiones, donaciones y patrimonio o bajar las tasas aeroportuarias para favorecer el turismo. Además se comprometió a respetar el trasvase del Tajo-Segura, que el Gobierno ha recortado en detrimento de los regantes de Alicante, Murcia o Almería. El auditorio del Palau de les Arts respondió con aplausos a su discurso.

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El congreso valenciano, concentrado en una única jornada, contó con un desembarco de cuadros populares, síntoma de la importancia que los conservadores dan a la renovación en la Comunidad Valenciana y la aportación que puede hacer también al resultado en unas hipotéticas generales. Valencia es uno de los territorios en los que Génova tiene depositadas esperanzas a la hora de recuperar electores para tratar de aupar a Pablo Casado a la Moncloa.

El partido se vuelca

Además del propio Casado y Teodoro García Egea aterrizaron en el Palau de les Arts el alcalá de Madrid, José Luis Martínez Almeida; el presidente de Murcia, Fernando López Miras; y algunos de sus consejeros; el alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón; o la presidenta del PP de Baleares, Marga Prohens. También se desplazó a Valencia como 'invitado' Toni Cantó, nuevo director de la Oficina del Español en una polémica decisión de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso.

En clave autonómica, acudieron al cónclave el presidente de la patronal autonómica (CEV), Salvador Navarro, o el de las Cámaras de Comercio, José Vicente Morata.

Los populares valencianos han celebrado un cónclave que se ha vivido casi como de refundación. Tras seis años que se han vivido como una suerte de transición tras la pérdida de poder en 2015 como consecuencia de los casos de corrupción, y tras la salida forzada por Génova de Isabel Bonig de la presidencia, la organización valenciana podría haber implosionado en un proceso interno de renovación de liderazgo que sin embargo ha resultado ser una balsa de aceite en torno al nuevo líder territorial, el alicantino Carlos Mazón. Una vez superado el proceso de primarias, el también presidente de la Diputación de Alicante, reforzó su liderazgo orgánico con el 99,6% de los casi mil compromiarios presentes, con solamentre tres abstenciones cómo anecdótica nota discordante. Un vídeo con la sintonía 'I got a name' de Jim Croce sirvió para celebrar el resultado.

El nuevo presidente, al igual que el secretario general del PP y su principal valedor, Teodoro García Egea, aprovechó su primer discurso para defender la construcción de un partido “de abajo a arriba” y tratar de contagiar ilusión a dos años de la próxima cita electoral de las municipales y autonómicas, si no las adelanta el ‘president’ de la Generalitat, el socialista Ximo Puig.

Mazón aprovechó su primer discurso para reclamar al Gobierno celeridad en las obras del corredor mediterráneo, reivindicar el agua del Tajo-Segura contra los recortes del Ministerio de Transición Ecológica, mejoras en líneas de cercanías o una reforma de la financiación autonómica. Esto último lo hizo delante de Casado, lanzando críticas tanto a Puig como a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, por no abordar el cambio en la distribución de recursos.

El nuevo líder conservador aseguró que "el cambio es irreversible" en la Comunidad Valenciana y fue especialmente crítico con Puig, al que reprochó escasa capacidad de influencia en el PSOE para resolver los problemas valencianos. Mazón, en cambio, prometió "pisar fuerte en Madrid". Reclamó un plan de choque contra desempleo de los jóvenes o contra las listas de espera en sanidad.

Mazón ha situado como número dos a la portavoz municipal y presidenta local de Valencia, María José Catalá. Se trata de una confluencia de intereses que, por ahora ha funcionado bien, y que busca reforzar el perfil político en la capital valenciana, clave si los populares quieren recuperar el poder autonómico. En ese reparto de papeles, Mazón controla Alicante y Catalá recibe el espaldarazo del partido en Valencia para tratar de asaltar la alcaldía. No obstante, Mazón se ha reservado la vicesecretaria de Organización, en la que ha situado a una persona de su confianza, Juan Francisco Pérez Llorca.