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El 'Delcygate' saca el lado 'chulapo' de Ábalos: el "yo vine para quedarme" no es un farol
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LA POLÉMICA VENEZOLANA DESTAPA SUS NERVIOS

El 'Delcygate' saca el lado 'chulapo' de Ábalos: el "yo vine para quedarme" no es un farol

La polémica por la cita con la vicepresidenta de Venezuela desata los nervios de Ábalos, un político curtido en el organicismo del PSOE que no espera dejar el Gobierno por la puerta de atrás

Foto: El ministro de Transporte, José Luis Ábalos. (EFE)
El ministro de Transporte, José Luis Ábalos. (EFE)

Casi nadie en la federación socialista valenciana hubiera apostado por que José Luis Ábalos Meco llegaría un día a ser ministro del Gobierno de España. Aunque gana en cercanía y complicidad en la distancia corta, su talante más bien hosco a primera vista, su aspecto de comisario de Policía de paisano trabajándose las barras por las noches en busca de confidentes y el hecho de haber hecho carrera política más por su habilidad para negociar espacios desde posiciones minoritarias en el PSOE que por aglutinar mayorías a su alrededor parecían condenarlo a un papel secundario en la vida pública. Por eso, para muchos fue toda una revelación cuando Pedro Sánchez premió su fidelidad y su trabajo de ‘fontanería’ orgánica con la Secretaría de Organización del partido y le entregó la jugosa cartera de Fomento (hoy Transportes, Movilidad y Agenda Urbana).

El PSOE respalda a Ábalos tras la polémica por su encuentro con Delcy Rodríguez

Casi siempre en segundo plano hasta entonces, Ábalos pasó de golpe a lanzar arengas políticas en los grandes mítines del PSOE durante las campañas, a sortear con solvencia las preguntas incómodas en las principales cadenas de televisión y a prodigarse en los ‘off the records’ con la prensa capitalina, a la vez que recibía patrones y constructores entre un cigarrillo Ducados y otro en su despacho de Nuevos Ministerios.

Acostumbrado a torear en plazas hostiles, muchos han querido apartar a Ábalos y siempre ha encontrado el cabo al que agarrarse

Su voz ronca y su aire de ‘chulapo’ no parecían hipotecar su perfil hasta que en la madrugada entre el domingo 19 y el lunes 20 de enero subió las escalerillas del Falcon de la compañía Sky Valet y se encontró con la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, con acceso prohibido en el espacio Schengen por sanción de la Unión Europea al Gobierno de Nicolás Maduro. Desde que se conoció esa reunión secreta, Ábalos ha entrado en una espiral de explicaciones contradictorias que no solamente no han despejado su papel en esa velada y las dudas sobre su actuación como ministro sino que además han destapado un Ábalos irascible y con malos modos cuando ha sido requerido para clarificar su intervención en aquel avión.

En apenas una semana, el hijo de Heliodoro Ábalos, el torero republicano conocido como ‘Carbonerito’ por su localidad de origen, Carboneras de Guadazón (Cuenca), ha perdido gran parte de la estrella que parecía haberle conducido desde su precoz militancia política hasta el Consejo de Ministros, en una larga carrera de obstáculos en la que siempre puso más esfuerzo en lo orgánico que en lo administrativo.

placeholder José Luis Ábalos y Pedro Sánchez. (EFE)
José Luis Ábalos y Pedro Sánchez. (EFE)

Su "yo vine para quedarme y no me echa nadie" no es un farol. Lleva en política desde que era adolescente. Afiliado con apenas 17 años en las entonces clandestinas Juventudes Comunistas en 1976, cinco años después hizo lo que muchos renovadores del PCE durante la Transición, dejar atrás el dogma marxista para pasarse a las filas del PSOE y la socialdemocracia. Su compromiso político venía de familia, de un progenitor que vio truncada su carrera en la tauromaquia en los ruedos republicanos tras la victoria franquista. Un taller de fabricación de muñecas en el que el propio Ábalos trabajó en su adolescencia sustituyó los capotes y banderillas como base del sustento familiar.

Foto: Fernando Grande-Marlaska y José Luis Ábalos. (EFE)
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Su primer carné socialista está fechado en 1981 y ha sido en este partido donde ha desarrollado toda su carrera. Apenas ejerció como maestro de escuela, su profesión académica. Tras ocupar puestos en la Generalitat del socialista Joan Lerma, fue elegido concejal del Ayuntamiento de Valencia entre 1999 y 2009, y después como diputado en el Congreso. En paralelo, ha ocupado cargos orgánicos como secretario local del PSPV-PSOE en Valencia y secretario provincial. Fue desde esta posición, clave en la segunda federación socialista en militantes, desde donde se convirtió en fiel defensor de Pedro Sánchez y comenzó a trabajar a su favor.

Era en casa de Ábalos donde el actual presidente del Gobierno dormía cuando visitaba los pueblos de Valencia en las campañas de las dos elecciones primarias a la secretaría general que ha ganado en el PSOE. Con tres hijos de dos matrimonios anteriores, tiene otros dos con su actual mujer, una policía local de Valencia que tras el nombramiento ministerial fue designada asesora de la Delegación del Gobierno en Madrid cuando estaba al frente José Manuel Rodríguez Uribes, ahora nuevo ministro de Cultura. Su primogénito, que este año estrena cuarentena, ya le ha dado un nieto.

Su "yo vine para quedarme" no es un farol. Se afilió al PSOE en 1981 tras pasar por las Juventudes Comunistas. Ha ocupado cargos desde 1982

Ábalos posee una vivienda unifamiliar en el área metropolitana de Valencia y también un pequeño apartamento de 37,5 metros cuadrados cerca del Congreso de los Diputados. Pero todavía conserva el primer piso que compró en 1987 en el barrio valenciano de Marxalenes, en el que guarda una amplia biblioteca, los carteles enmarcados de las corridas de toros de su padre y los recuerdos y fotografías de sus numerosos viajes, especialmente a Latinoamérica, territorio con el que se ha sentido especialmente comprometido en su faceta de cooperador internacional. El ministro ocupó durante dos años el puesto de director general de Cooperación en la Generalitat del socialista Joan Lerma antes de ser concejal. Tras dejar ese puesto, fundó en 1992 Fiadelso, una ONG sobre la que siempre han recaído rumores maledicentes y que ha sido beneficiaria con más de cuatro millones de fondos públicos a lo largo de su existencia, aunque hasta la fecha nunca se ha visto inmersa en casos de irregularidades.

Foto: Pedro Sánchez, con Cristina Narbona y José Luis Ábalos, este 27 de enero en la reunión de la ejecutiva en Ferraz. (EFE)


Cuando el 'hobby' es una ONG

Fiadelso tiene como sede un local del propio Ábalos y como patrocinadores desde la AECI hasta la Generalitat valenciana o la Junta de Castilla-La Mancha. También ha recibido ayudas de diputaciones provinciales y ayuntamientos. Se ha especializado en programas de desarrollo local y municipal, con especial foco en Latinoamérica (Cuba, Honduras, Nicaragua, Perú, Colombia, Bolivia o Argentina). Sin embargo, su web no refleja ningún proyecto con Venezuela.

Su actividad con su ONG Fiadelso le permitió viajar por casi toda Latinoamérica. La web no refleja proyectos con Venezuela

La última memoria publicada, de 2015, arroja apenas 23.744 euros en subvenciones. Muy lejos de los 1,4 millones de 2009, los 973.000 de 2010 o los 666.797 euros de 2011. Desde 2012, los ingresos de Fiadelso han caído en picado. Ese año, captó 93.670 euros en subvenciones. A partir de ahí, las ayudas recibidas han ido a la baja en una organización en cuyo patronato figura su suegro y que preside otra persona vinculada al PSOE, Jaime Casal, que ha ejercido de asesor en la Diputación de Valencia, entre otros cargos públicos. Ábalos siempre ha defendido la labor de Fiadelso y su intento de contribuir al fortalecimiento y la implantación de la democracia en los países en los que trabaja.

Muy querido por su corte de seguidores en el PSOE, en su mayoría bien situada con cargos y salarios públicos, Ábalos ha arrancado su segunda legislatura en el Gobierno de Sánchez con un tropiezo importante. Pero harán mal sus rivales en darle por liquidado. Fajador y negociador nato, acostumbrado a torear en plazas hostiles, no es la primera vez que camina en el margen en su vida política. Muchos han querido apartarlo y siempre ha encontrado el cabo al que agarrarse, incluso más fuerte que antes.

Casi nadie en la federación socialista valenciana hubiera apostado por que José Luis Ábalos Meco llegaría un día a ser ministro del Gobierno de España. Aunque gana en cercanía y complicidad en la distancia corta, su talante más bien hosco a primera vista, su aspecto de comisario de Policía de paisano trabajándose las barras por las noches en busca de confidentes y el hecho de haber hecho carrera política más por su habilidad para negociar espacios desde posiciones minoritarias en el PSOE que por aglutinar mayorías a su alrededor parecían condenarlo a un papel secundario en la vida pública. Por eso, para muchos fue toda una revelación cuando Pedro Sánchez premió su fidelidad y su trabajo de ‘fontanería’ orgánica con la Secretaría de Organización del partido y le entregó la jugosa cartera de Fomento (hoy Transportes, Movilidad y Agenda Urbana).

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