ERC y JxCAT se sienten ahora estafados por Pedro Sánchez y su dimisión en diferido

ERC y JxCAT se sienten estafados ahora tras haber sido eclipsados por Pedro Sánchez en el arranque de la campaña catalana. El PSC había tomado ventaja que ahora quieren recuperar, por un lado, centrando sus críticas en el presidente, que ha decidido seguir en la Moncloa; y, por otro, buscando en la actual situación creada desde el ejecutivo español argumentos que les reafirmen en sus posiciones.

ERC pidió a la Junta Electoral que TVE no pudiera emitir la entrevista a Pedro Sánchez de la noche del lunes a las 21:00 en el Telediario de La 1. También que censurase al jefe del Ejecutivo central por autopromoción. El choque va más allá de los discursos.

ERC y JxCAT han pasado estos cinco días temiendo que Sánchez dimitiese. Ahora que no lo ha hecho se han vuelto contra él, sintiéndose damnificados por cómo ha manejado los tiempos Pedro Sánchez y por el modo en qué las encuestas han ido poniendo por delante a Salvador Illa: el CEO de la Generalitat le daba hasta 48 escaños por la franja alta. Y también han denunciado ante la Junta el sondeo flash del CIS de José Félix Tezanos.

Estos cinco días, mientras Pedro Sánchez estaba supuestamente reflexionando, han 'españolizado' la campaña a las elecciones catalanas del 12 de mayo. Y han dado minutos y minutos de televisión a Illa y a los socialistas en TVE y en las cadenas de Mediaset y Atresmedia, las que miran los catalanes que votan PSC y que renunciaron a TV3 desde el 'procés'. Cs también intentó evitar la entrevista ante la Junta Electoral.

Mientras Pedro Sánchez se entrega al sentimentalismo extremo, Carles Puigdemont, que hasta ahora había sido el rey de la apelación a los sentimientos para usarlos de manera política, encajaba con sobriedad la muerte de su madre, que se produjo este domingo. Al otro lado de la frontera, el 'expresident' no podrá ir a su entierro, igual que le pasó con su padre.

En el PSC ya ni se pronuncian, incapaces de saber si la actual situación sin precedentes creada en Madrid por Pedro Sánchez les favorece o les perjudica. Por ahora ya se sabe que el presidente del Gobierno acudirá este jueves a la campaña del PSC, en Sant Boiu, tal y como está previsto. Y también participará en el cierre de campaña, el viernes 10 de mayo.

Opinión

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Cualquier aparición de Sánchez puede movilizar ese voto españolista del PSC, 1,2 millones de votantes en las generales de julio del 2023, sin ir más lejos. Si una activación de sus bases similar, aunque no tan alta, se produjese el 12 de mayo, las opciones de un independentismo para tener mayoría en el Parlament, amenazado además por una posible entrada en la Cámara catalana de la extrema derecha de Aliança Catalana, se reducirían sensiblemente.

Rearme moral

El independentismo, por un lado, aboga por el rearme moral. Usar el caso de Pedro Sánchez como un gigantesco “teníamos razón”. España sufre un déficit democrático, en España hay 'lawfare', en España hay que afrontar una reforma del sistema judicial, de la que ya están hablando los cercanos al PSOE. Una curiosa combinación que permite a ERC y JxCAT denunciar que Pedro Sánchez les ha robado la cartera al mismo tiempo que se asegura que Pedro Sánchez tiene razón, como ellos llevaban diciendo desde hacía años.

Y, al tiempo, ERC saca pecho de sus huidos en Suiza por el caso Tsunami. Este fin de semana incluso celebraron un acto en Ginebra. En el caso de Puigdemont, él mismo será el principal beneficiado por la ley de amnistía, pendiente de ratificarse en el Congreso.

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Su segunda línea argumental está ligada a la primera: Pedro Sánchez no puede liderar la regeneración democrática de España, como ha apuntado el presidente en su discurso. Lo han de hacer los independentistas, que llevan años argumentado esta falta de reformas para justificar dejar al resto de España.

Retomar la iniciativa

Y por último, se aspira a retomar la iniciativa en esta campaña, perdida hasta ahora por haberse pasado los últimos días reaccionando a la cuestión de si Pedro Sánchez iba a dimitir. Para eso hará falta hacer nuevas propuestas. ERC había hecho muchas –nueva financiación, referéndum pactado, 'conselleria' de la lengua catalana, etc–. Junts se ha refrenado, al poner la figura de Puigdemont en el centro. Pero ahora puede ser su momento para cambiar de estrategia.