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Una batalla campal en una cárcel catalana acaba con cuatro funcionarios en el hospital en plena huelga
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CRISIS PENITENCIARIA

Una batalla campal en una cárcel catalana acaba con cuatro funcionarios en el hospital en plena huelga

"Esto es una consecuencia de la política buenista. Se nos ha privado del principio de autoridad", denuncia Modesto Berciano, presidente del CSIF en Lleida

Foto: Una protesta de funcionarios frente a la cárcel de Lledoners. (EP/Marc Trilla)
Una protesta de funcionarios frente a la cárcel de Lledoners. (EP/Marc Trilla)

Mientras la situación en las cárceles catalanas se tensa por la falta de diálogo de los funcionarios con la Generalitat, una batalla campal en la prisión de Ponent, en Lleida, enciende aún más alarmas: el nuevo conflicto deja un saldo de ocho presos en aislamiento y cuatro funcionarios en el hospital. La pelea se inició en la mañana del martes entre dos grupos de presos, cuando los internos bajaban de sus celdas. Los internos se organizan en clanes que tratan de controlar la vida dentro de las prisiones. Los funcionarios tuvieron que intervenir para separarlos y aislar a tres de los presos en un primer momento. Por la tarde, la situación se complicó más: la pelea se recrudeció y cinco internos más tuvieron que ser aislados, pero cuatro funcionarios que intentaban separarlos acabaron con sus huesos en la mutua.

Un comunicado, el sindicato CSIF advierte que "la situación es insostenible. Esta es la prueba de que el asesinato de Núria [cocinera muerta a cuchilladas por un preso el 14 de marzo en la cárcel de Mas d’Enric] a manos de un interno no es un caso aislado, Sufrimos diariamente agresiones. Somos un colectivo olvidado por la Administración".

Modesto Berciano, presidente de CSIF en Lleida y funcionario de prisiones, señala a El Confidencial que "las agresiones se repetirán mañana en otra cárcel. Todo esto es consecuencia de la política buenista de la Administración catalana. Aquí se nos ha privado del principio de autoridad. El problema en esta reyerta campal vino porque como funcionarios estamos obligados a separar a los presos. Pero no nos sorprende que al final sean los funcionarios los más perjudicados. Es habitual, pero la culpa es de la Administración. Es cierto que necesitamos más personal, pero hay un problema de concepto y el buenismo que nos imponen desde la Administración provoca situaciones como estas".

Foto: Protestas de funcionarios de prisiones. (Marc Trilla/Europa Press)

Un informe del CSIF saca los colores a la Generalitat. "Los trabajadores de las prisiones catalanas demuestran su profesionalidad en un ambiente hostil, violento y peligroso. La consejera [Gemma Ubasart, que proviene de las filas de los comunes] se dedica a inventar términos forzados, como la obertalitat, una consejera que, aunque es oficial, no defiende de manera sincera y enérgica a sus trabajadores penitenciarios El secretario, por su lado [Armand Calderó, secretario de Medidas Penales y Atención a la Víctima] no mejora a su predecesora, decidiendo unilateralmente romper un pacto e impedir la puesta en marcha de la prueba piloto para implementar y recuperar un medio coercitivo totalmente regulado y legal como los aerosoles de acción adecuada".

Para el sindicato, "esta dinámica se realiza bajo las indicaciones del consejero y secretario extraoficial, señor Iñaki Rivera, transmitidas a través de medios o periodistas aliados (…) con una política orientada a llegar a las contenciones cero como única prioridad. Las cifras vergonzosas se publican en televisión y otros medios afines, pero cuando se trata de cifras oficiales sobre las agresiones en las prisiones catalanas, estos medios desaparecen".

Las cifras de agresiones ponen los pelos de punta. El año pasado, detalla Modesto Berciano a este diario, se produjeron 1.149 agresiones a funcionarios. Son menos que en 2022, pero los incidentes graves pasaron de 68 a 105, mientras que los leves pasaron de 509 a 277 y las tentativas descendieron de 654 a 567. Solo en la cárcel de Ponent hubo 62 incidentes (un 77% más que en 2022) con un total de 113 funcionarios agredidos: "Las agresiones son, en ocasiones, muy graves. Ha habido rotura de miembros, pérdida parcial de la visión, pérdida parcial de la audición, agresiones sexuales no consumadas y 3 o 4 intentos de asesinatos. En diciembre pasado, por ejemplo, en Ponent, un preso de casi 2 metros de alto y complexión fuerte casi mata a un funcionario al agarrarlo del cuello. Eso es una consecuencia de toda esta política buenista que han implantado".

Foto: Los funcionarios de prisiones cortan con ruedas quemadas el acceso a la prisión de Lledoners. (Europa Press/Marc Trilla)

La inmensa mayoría de presos son pacíficos y no causan problemas, pero unos 60 internos protagonizan todos los incidentes graves y han mandado a 105 funcionarios al hospital durante el año pasado. Pero hay tres que sobresalen por encima de los demás: Bucur A, Danger S. y J.A.J. El primero produjo lesiones graves a un total de 12 trabajadores penitenciarios. El segundo, causó heridas graves a siete de ellos. El tercero, mandó al hospital a 6 funcionarios. "Nos sentimos desprotegidos, invisibles y olvidados por nuestros responsables. Padecemos agresiones en los patios, en los módulos, en las celdas, comedores, talleres y cualquier zona de una prisión catalana. La agresión física puede finalizar en este rincón, pero la institucionalización continua por parte de algunos directores de centros que, en lugar de perseguir al agresor, fiscalizan el trabajo del funcionario. Además, la agresión persiste en el edificio de la calle Foc 57, en los despachos del señor Calderó y de la señora Ubasart", dice el informe del sindicato.

Este miércoles, los sindicatos de prisiones se concentraron en la plaza de Sant Jaume, frente a la ventana del despacho del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. El Govern ha movido ficha internamente. Si no se llega a ningún acuerdo, las movilizaciones continuarán en los próximos días y se volverá a tomar la plaza de Sant Jaume. Como muestra de buena voluntad, los representantes de los trabajadores exigen responsabilidades políticas, que la cúpula de la conselleria dimita.

Mientras la situación en las cárceles catalanas se tensa por la falta de diálogo de los funcionarios con la Generalitat, una batalla campal en la prisión de Ponent, en Lleida, enciende aún más alarmas: el nuevo conflicto deja un saldo de ocho presos en aislamiento y cuatro funcionarios en el hospital. La pelea se inició en la mañana del martes entre dos grupos de presos, cuando los internos bajaban de sus celdas. Los internos se organizan en clanes que tratan de controlar la vida dentro de las prisiones. Los funcionarios tuvieron que intervenir para separarlos y aislar a tres de los presos en un primer momento. Por la tarde, la situación se complicó más: la pelea se recrudeció y cinco internos más tuvieron que ser aislados, pero cuatro funcionarios que intentaban separarlos acabaron con sus huesos en la mutua.

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