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Maragall, Trias y el efecto mariposa que ha alterado la negociación por la investidura
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El acuerdo, más difícil

Maragall, Trias y el efecto mariposa que ha alterado la negociación por la investidura

La propuesta de resolución en el Parlament, que introduce el referéndum en las conversaciones con el Gobierno en funciones, fue un reflejo de lo que ERC y JxCAT habían hecho ya en Barcelona

Foto: Ernest Maragall y Xavier Trias el día de la toma de posesión de Collboni. (EFE)
Ernest Maragall y Xavier Trias el día de la toma de posesión de Collboni. (EFE)

Juntos suman 157 años, pero se sienten unos chavales de la política. Ernest Maragall (80 años) y Xavier Trias (77 años) veían cómo el debate del momento, una nueva ley de amnistía para los implicados en el procés, pasaba sin que ellos pudieran hacer nada. No como Felipe González (81 años) o Alfonso Guerra (83 años), por ejemplo. Así que decidieron que ellos también iban a salir en la foto y como concejales forzarían que el pleno del Ayuntamiento de Barcelona debatiese una proposición conjunta de valor simbólico, ya que el consistorio catalán carece de competencias en el tema y de vela en este entierro. Los dos veteranos independentistas lograron su hito y así se votó el pasado viernes en el pleno municipal, pero a un precio que ni ellos mismo esperaban. Un inesperado efecto mariposa ha complicado conversaciones para investir a Pedro Sánchez, que hasta entonces iban por buen camino.

Los viejos rockeros nunca mueren. Si los Rolling Stones sacan nuevo disco, Xavier y Ernest iban a petarlo. Y lo hicieron. La burbuja de X, antes Twitter, empezó a aplaudir la valentía de los dos independentistas días antes de la votación y los ecos llegaron a kilómetro y medio del Ayuntamiento de Barcelona, justo hasta el Parc de la Ciutadella, sede del Parlament de Cataluña. Allí ERC y JxCAT, ajenos a la armonía municipal, se estaban repartiendo estopa gracias al debate de política general. De manera que la proposición conjunta en la capital catalana supuso un inesperado efecto arrastre entre los grupos parlamentarios de republicanos y juntaires. Si Ernest y Xavier habían sabido ponerse de acuerdo, ¿cómo iban ellos a ser menos?

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En los grupos parlamentarios independentistas hicieron sus cálculos con trazo grueso. Una propuesta de resolución del Parlament tiene el mismo valor simbólico que una proposición municipal: aplicación práctica ninguna. Así que solo se trataba de buscar el aplauso fácil de sus votantes sin asumir responsabilidad alguna. Todo eran beneficios.

Como además se trataba de ERC y JxCAT, pronto se entró en la subasta tan habitual de ambos partidos. Ya no bastaba con apoyar la ley de amnistía, había que meter el referéndum, aunque fuera con calzador y no sea el eje de las negociaciones entre Moncloa y Waterloo. La redacción final de la propuesta de resolución, que salió votada en el Parlament, no podía ser más comprometida: "El Parlament se pronuncia a favor de que las fuerzas políticas catalanas con representación en las Cortes españolas no den apoyo a una investidura de un futuro Gobierno que no se comprometa a trabajar para hacer efectivas las condiciones para la celebración del referéndum".

Pasada de frenada

Ahora los exégetas del independentismo aseguran que la trampa es que pone "referéndum" y no "referéndum de autodeterminación". Y que esto permitiría en última instancia celebrar una consulta para cambiar el Estatut, pero no para votar separarse del resto de España. Lecturas así, en línea "astucias de Artur Mas", es porque una parte del independentismo entiende que se han pasado de frenada y que mantener esta postura corre el riesgo de arruinar todas las conversaciones.

El nuevo posicionamiento por escrito ha irritado al PSC y dificulta el pacto

El giro dado en las últimas horas ha irritado al PSC. Salvador Illa y, a otro nivel, el expresident José Montilla, han estado implicados en las aproximaciones al mundo de Waterloo, según explican fuentes del independentismo conocedoras de los contactos. Mientras desde el socialismo catalán se buscaba crear un contexto general para hacer posible la aprobación de una futura Ley de Amnistía, el independentismo solo pretende convertir dicha norma en otra victoria del movimiento.

Resultado contrario

La propuesta de resolución buscaba el aplauso de sus propias filas. En la práctica, ha torpedeado las conversaciones y ha fijado ante sus votantes un nuevo objetivo, "el referéndum", que encarece el pacto final y que, además, deja retratados a ERC y JxCAT si al final no se consigue. Si el punto rompedor de las conversaciones, como confesó su día la eurodiputada Clara Ponsatí, es que "la principal novedad es que admitimos dialogar sobre la amnistía separándola de la autodeterminación, aunque ahora me lo mire desde fuera".

ERC y JxCAT han complicado la vida al PSC, pero también se lo han hecho a sí mismos. Ahora costará mucho más cerrar un pacto, por mucho que el Gobierno en funciones ofrezca una amnistía. A buena parte del independentismo les sabrá a poco. Buscando el aplauso de las bases pueden acabar poniéndolas en su contra.

Desde el punto de vista de estrategia negociadora, la propuesta de resolución del Parlament carece de sentido. En especial si, como parece, las conversaciones iban bien hasta que los propios independentistas se autosabotearon. Pero es lo que le pasa siempre al movimiento: le pierden los gestos hacia la galería. Y al final, lo sacrifican todo por eso. Igual que el 27 de octubre de 2017, cuando Carles Puigdemont primero declaró la independencia y luego se fue de fin de semana.

Juntos suman 157 años, pero se sienten unos chavales de la política. Ernest Maragall (80 años) y Xavier Trias (77 años) veían cómo el debate del momento, una nueva ley de amnistía para los implicados en el procés, pasaba sin que ellos pudieran hacer nada. No como Felipe González (81 años) o Alfonso Guerra (83 años), por ejemplo. Así que decidieron que ellos también iban a salir en la foto y como concejales forzarían que el pleno del Ayuntamiento de Barcelona debatiese una proposición conjunta de valor simbólico, ya que el consistorio catalán carece de competencias en el tema y de vela en este entierro. Los dos veteranos independentistas lograron su hito y así se votó el pasado viernes en el pleno municipal, pero a un precio que ni ellos mismo esperaban. Un inesperado efecto mariposa ha complicado conversaciones para investir a Pedro Sánchez, que hasta entonces iban por buen camino.

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