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Los viajes del sargento Escolà por Europa: la 'mala' sombra que escoltaba a Puigdemont
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Ayudó al 'expresident' a salir de España

Los viajes del sargento Escolà por Europa: la 'mala' sombra que escoltaba a Puigdemont

Los comentarios y bravuconadas en Twitter, donde daba cuenta de sus desplazamientos, corroboraron las pruebas de los Mossos. De los 224 días como asesor, 103 estuvo en el extranjero y 20, en paradero desconocido

Foto: Lluis Escolá y Carles Puigdemont en 2018. (EFE/Ricardo Ramírez)
Lluis Escolá y Carles Puigdemont en 2018. (EFE/Ricardo Ramírez)
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Carles Puigdemont respondió a la sentencia sobre Miquel Buch y Lluís Escolà con un tuit incendiario. El expresident fugado calificó el fallo judicial de "barbarie". Pero dijo algo más interesante: "Están condenados por un delito que no han cometido, solo por el hecho de que han sido leales y comprometidos política y personalmente conmigo". Buch y Escolà fueron condenados por simular la contratación del sargento como asesor del consejero para que de ese modo pudiera ocuparse de una singular escolta clandestina e ilegal a Puigdemont, tanto en Bélgica como en sus desplazamientos por toda Europa.

Durante el juicio, que se celebró a mediados de julio, Puigdemont declaró por videoconferencia que Escolà "es una persona de la que soy amigo, que me merece toda la confianza": "Además, es un patriota y si está aquí es por prestar un servicio al país y por ninguna otra razón". Sin saberlo, estaba dando las pistas que corroboraban todos los indicios de que algo había de sospechoso en la labor del sargento de los mossos. ¿Cuál era el servicio al país? Por lo que parece, por el contexto, por los indicios y pruebas aportados en el proceso, no era otro que el de garantizar la seguridad personal del prófugo.

Foto: El expresidente catalán Carles Puigdemont. (EFE/EPA Olivier Matthys)

Escolà se convirtió, desde el 30 de octubre de 2017, cuando ayudó al expresident a huir de España escondido en un coche, en un fiel Rigodón del prófugo. No solo existía entre ambos una conexión personal e ideológica, sino que el sargento organizaba todo el dispositivo de seguridad por donde iba a pasar su jefe y amigo. Escolà era algo más que un acólito, era una pieza fundamental en el engranaje del equipo de Puigdemont. Por eso le seguía por tierra, mar y aire cuando oficialmente debía estar prestando servicio en el área de escoltas de los Mossos, que era su destino desde hace más de dos décadas.

Se ha acreditado que Escolà seguía a todas partes a su protegido desde el mismo momento de la fuga. Por ejemplo, se le detectó en Bruselas los días 6 y 21 de diciembre de 2017; en Copenhague, el 22 de enero de 2018. El 25 de enero, de nuevo en Bruselas, y en Lovaina, el 6 de febrero. "Durante el periodo comprendido entre el 30 de octubre de 2017 y el 20 de julio de 2018, el señor Escolà no realizó ni un solo día de servicio activo en su actividad propia de funcionario de la Policía Autonómica, habiéndose detectado por la fuerza policial investigadora (…) numerosas salidas al extranjero del mismo, al objeto de restar labores de custodia y seguridad para el ya entonces procesado rebelde señor Puigdemont", decía la Fiscalía en su escrito de acusación.

Los informes realizados por los Mossos d'Esquadra sobre su compañero no dejan lugar a dudas sobre el periplo vital del sargento al lado del prófugo de la justicia. Hay una anécdota que ilustra muy bien la naturaleza de su apego. El 28 de julio de 2018, mientras se ultimaban los detalles de su nombramiento como asesor del consejero Buch, Escolà se encontraba en Bruselas, al lado de Puigdemont. Dos días más tarde, cuando su designación aparecía en el Diario Oficial de la Generalitat (DOGC), seguía en tierras belgas junto al expresident. Ni siquiera se presentó en la consejería, que sería lo lógico. Pero también se ha de tener en cuenta que tan estrambótico fue el nombramiento, como las condiciones del asesor: no se le asignó despacho, ni móvil, ni ordenador. Algo olía a podrido desde el primer momento.

Foto: El 'exconseller' del Interior Miquel Buch (d) en la Audiencia de Barcelona en una fotografía de archivo. (EFE/Marta Pérez)

Una semana más tarde, alardeaba en Twitter de su voluntad de pasar de las normas: "41 semanas haciéndonos cargo del MHPG [Molt Honorable President de la Generalitat]. Mientras no sea legal, se hará legítimamente". Luego, añadía: "No sufráis, somos muchos más de los que parece los que le cuidamos". Y el 8 de septiembre de ese año, recordaba: "45 semanas. Hemos estado con él en Francia, Luxemburgo, Bélgica, Holanda, Dinamarca, Escocia y Suecia". Y dos días más tarde, apostillaba: "46 semanas. Añadimos Suiza".

El 11 de octubre, ampliaba su radio de acción: "50 semanas. Añadimos Islas Feroe". En ese territorio estuvo hasta el día 14 de octubre, cuando publicó otro mensaje revelador: "Adiós, Feroe. Un placer". La soberbia emanada de sus comentarios y sus tuits fue la que, a la postre, sirvió para determinar exactamente cuál era su labor y ubicarlo incluso con fotografías en diferentes lugares de Europa junto a Carles Puigdemont. Era la sombra del expresident.

En vídeos y fotos colgados en las redes, el sargento parecía actuar siempre como miembro de seguridad del fugado

La reconstrucción de sus periplos mientras era supuesto asesor del consejero Miquel Buch (entre el 30 de julio de 2018, fecha en que salió su nombramiento en el DOGC y el 13 de marzo de 2019, fecha en que se publicó su cese) no deja lugar a dudas de la naturaleza de su trabajo. Si a eso le añadimos los comentarios a través de las redes sociales, la verdad se revela como una fotografía.

Así, aparte de su mensaje del 8 de septiembre donde citaba los países por los que había pasado, los Mossos detectaron a Escolà en Innerleithen (Escocia) el 24 de agosto de 2018. El 9 de septiembre, estaba en Delemont (Suiza). El 2 de octubre fue localizado en Ámsterdam (Holanda). El 11 de octubre, en Torshavvn (Islas Feroe). Los días 24 y 25 de octubre, recalaba en Ginebra (Suiza). El 4 de noviembre, estaba en Waterloo. El 13 de diciembre, se encontraba en Londres (Reino Unido). El 20 de diciembre, volvió a visitar Ginebra junto a Puigdemont. Los días 29 y 30 de diciembre, el periplo les llevó a Dublín (Irlanda). Y el 27 de febrero de 2019 estaban ambos en Zúrich (Suiza).

Foto: Un manifestante muestra una pancarta con las proclamas de la ANC. (EFE/Enric Fontcuberta)

En total, de los 224 días que estuvo como asesor (y por los que cobró 52.712,26 euros, que la sentencia les exige devolver a Buch y a él), 103 días estuvo en el extranjero y 20 días, en paradero desconocido. El resto de los días, estaba en Cataluña. Se supone que la mayor parte de ellos correspondían a festivos o días de descanso que se cogía, puesto que, según sus propias manifestaciones, tenía una lesión de espalda que le impedía ejecutar con normalidad el oficio de escolta. Sin embargo, en vídeos y fotos colgados en las redes, el sargento parecía actuar siempre como miembro de seguridad del fugado, aunque durante el juicio sus letrados intentaron en algún momento justificar su pose y actitudes en la "deformación profesional".

"Del estudio de los comentarios públicos que el señor Escolà emitía en Twitter no pasan desapercibidos aquellos a través de los cuales transmitía a sus seguidores que la función ejercida por él mismo era justamente la de prestar acompañamiento, protección y seguridad al procesado rebelde señor Puigdemont", dice la Fiscalía. En palabras de Puigdemont, lo que hacía era "un servicio al país".

Para cubrir esa ingente labor de escolta clandestino, Escolà contaba con otros agentes de los mossos que invertían sus días libres en desplazarse hasta Waterloo y prestar sus particulares "servicios al país" formando parte de un discreto servicio de escolta y seguridad. Su cometido era tan discreto que tenían prohibido salir al exterior de la casona de Puigdemont para evitar poder ser fotografiados y que se descubriese la ilegal escolta de la que disfrutaba el evadido, formada por agentes en activo.

Carles Puigdemont respondió a la sentencia sobre Miquel Buch y Lluís Escolà con un tuit incendiario. El expresident fugado calificó el fallo judicial de "barbarie". Pero dijo algo más interesante: "Están condenados por un delito que no han cometido, solo por el hecho de que han sido leales y comprometidos política y personalmente conmigo". Buch y Escolà fueron condenados por simular la contratación del sargento como asesor del consejero para que de ese modo pudiera ocuparse de una singular escolta clandestina e ilegal a Puigdemont, tanto en Bélgica como en sus desplazamientos por toda Europa.

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