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Dudas sobre la futura legislatura

La estrategia de JxCAT en Madrid queda en cuestión tras la pérdida de Barcelona

La pérdida de la alcaldía de la capital catalana se ha vivido como una debacle y el análisis de Trias se ha leído como un cuestionamiento de los moderados sobre los planes para el Congreso

Foto: Xavier Trias interviene ante el Consell Nacional de JxCAT. (EFE/Alejandro García)
Xavier Trias interviene ante el Consell Nacional de JxCAT. (EFE/Alejandro García)
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El duro golpe que ha supuesto perder la alcaldía de Barcelona cuando Xavier Trias la estaba acariciando con los dedos de la mano ha hecho que se ponga en cuestión la estrategia de esta formación en Madrid, en el Congreso, donde el partido decidió presentar a Míriam Nogueras, una diputada cercana a Carles Puigdemont, pero lo más contrario al candidato a la alcaldía. Nogueras no acordó nada ni con ERC ni con el Gobierno español, una coalición de PSOE y Unidas Podemos. Trias abogó por coordinarse con los republicanos en Madrid y, en esencia, aunque no lo dijo literalmente de ese modo, que "vuelva Convergència", lo que había sido el lema extraoficial de su campaña.

Trias lo dejó caer como si nada en el Consell Nacional de JxCAT dirigiéndose a Nogueras: "Míriam, que les den, pero lo tenemos que hacer desde una confrontación inteligente". Este dejó claro que se ponía "al servicio" de Nogueras, pero la instó a "no echar a perder" la candidatura que él construyó con el PDeCAT, Demòcrates y Moviment d'Esquerres: "Es fuerte, un pal de paller. Eso no siempre es fácil y no siempre se entiende dentro del partido". También elogió a ERC y en concreto a la figura de Ernest Maragall, que apoyó su candidatura. Sutil, pero evidente. El propio Trias reconocía de manera implícita que estaba en minoría, se alineaba así con esa parte de JxCAT que hubiese preferido un cabeza de lista para el Congreso como Jaume Giró. Nogueras, por su parte, criticó a ERC y se abonó a la teoría de una operación de Estado contra el independentismo para explicar lo que pasó este fin de semana en Barcelona.

Foto: El grupo municipal de Junts, a su llegada a la sesión de constitución del Ayuntamiento de Barcelona. (Europa Press/Lorena Sopêna) Opinión
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En los últimos cuatro años, desde JxCAT no se ha hecho nada para respaldar al PSOE en Madrid (ni investidura, ni presupuestos, ni nada). Nogueras y sus cuatro diputados siempre estuvieron a la contra, mientras que ERC y el PDeCAT llegaban a acuerdos de mayor o menor envergadura. Con el PP ganando en las encuestas, la alternativa es apoyar a Pedro Sánchez. Trias fijó en el Consell Nacional que el PP era el enemigo. "A Dani Sirera yo le dije que el PP tiene una deuda moral con mi persona, por lo que hicieron conmigo para intentar destruirme, pero no les importa, su estrategia es eliminarme", aseguró.

Pero ni Míriam Nogueras ni el puigdemontismo quieren cambiar de planes. Se centran en cuestionar la legitimidad de Jaume Collboni como nuevo alcalde de Barcelona. La papeleta de Junts es la que hará que "cambie todo", porque "no nos arreglarán los problemas aquellos que nos los han generado", aseguró Nogueras. Para añadir: "Con Junts, no escucharemos a ningún presidente del Gobierno decir 'gracias a cambio de nada".

Doble rasero

El problema del planteamiento es el doble rasero. Para el independentismo, Collboni no es un alcalde legítimo, "sucursalista", le llaman en Junts, pero sí lo es Lluc Salellas en Girona, el alcalde de la CUP que quedó segundo, como Collboni en Barcelona, pero al que respaldaron JxCAT y ERC para desplazar a la ganadora, la socialista Silvia Paneque.

Además, JxCAT también ha cerrado acuerdos con el PSC para desbancar a ERC, como fuerza más votada, en municipios como Roses, L'Ametlla de Mar o La Bisbal d'Empordà, en Girona. En los consejos comarcales, JxCAT ha cerrado más acuerdos con el PSC que los republicanos. Por su parte, ERC, ha llegado a acuerdos en las diputaciones de Tarragona y Lleida para repartirse el poder con los socialistas catalanes. Antes del giro ocurrido en Barcelona, el principal efecto de las municipales era que ya no era pecado para el independentismo pactar con el PSC, seis años después de la aplicación del 155.

Pactar con el PSC dejó de ser tabú para el independentismo este 2023

En este 2023, ni el partido de Alberto Núñez Feijóo ha sido tabú. En Sant Antoni de Calonge, JxCAT y PSC han pactado un Gobierno municipal con el PP. O el caso de Vilafant, donde el PSC ha recibido el apoyo de Junts y del único concejal de Ciutadans en toda la provincia de Girona. Hasta la CUP ha pactado con el PSC en Sarrià de Ter.

Todos estos acuerdos son tan legítimos en una democracia representativa como que Jaume Collboni haya llegado a alcalde en Barcelona. Por mucho que el nuevo edil haya reconocido en una entrevista en El Periódico que dejará en sus puestos a buena parte de los cuadros de los comunes que estaban en el ayuntamiento. Una manera de no perder el control sobre el aparato municipal.

Comparación con el 155

Ernest Maragall también fue muy duro respecto a que Collboni recibiese el apoyo de los comunes y el PP: "El Estado aplicó un 155 de facto en Barcelona". En una entrevista en RAC-1, aseguró que "alguien decidió entregar Barcelona al Estado siguiendo las instrucciones debidas".

En general, el independentismo ha reaccionado muy mal sobre la pérdida de la capital catalana. Pero lo cierto es que no sumaban. Tenían 16 concejales y la mayoría absoluta estaba en 21. El PP decidió que podría cobrarse las cabezas de Ada Colau y Xavier Trias en un solo golpe. Y lo hizo. Un dos por uno que ha irritado a ERC y JxCAT, pero un pacto como uno de tantos estos días en una Cataluña que poco a poco va volviendo a la normalidad política tras la sacudida que supuso el procés.

El duro golpe que ha supuesto perder la alcaldía de Barcelona cuando Xavier Trias la estaba acariciando con los dedos de la mano ha hecho que se ponga en cuestión la estrategia de esta formación en Madrid, en el Congreso, donde el partido decidió presentar a Míriam Nogueras, una diputada cercana a Carles Puigdemont, pero lo más contrario al candidato a la alcaldía. Nogueras no acordó nada ni con ERC ni con el Gobierno español, una coalición de PSOE y Unidas Podemos. Trias abogó por coordinarse con los republicanos en Madrid y, en esencia, aunque no lo dijo literalmente de ese modo, que "vuelva Convergència", lo que había sido el lema extraoficial de su campaña.

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