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El día que JxCAT y ERC fueron a una fiesta y encontraron su propio funeral
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Denuncian una operación de Estado

El día que JxCAT y ERC fueron a una fiesta y encontraron su propio funeral

La concatenación de circunstancias que ha acabado con Collboni como alcalde de la ciudad condal ha logrado que JxCAT y ERC vuelvan a abonarse al victimismo frente a Madrid

Foto: Xavier Trias y Jaume Collboni en el tenso pleno municipal de ayer. (EFE)
Xavier Trias y Jaume Collboni en el tenso pleno municipal de ayer. (EFE)
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Fue el fin de partida para Xavier Trias y el independentismo. Oriol Junqueras, Laura Borràs, Artur Mas, Joaquim Forn, acudieron al pleno porque esperaban una fiesta. Y se encontraron un funeral, el suyo. El independentismo mordía el polvo, aunque Xavier Trias y Ernest Maragall habían firmado un acuerdo que les daba 16 concejales, pero que, visto lo visto, fue un error: daba al PP de Alberto Núñez Feijóo el incentivo necesario para avalar una operación que le regala a Pedro Sánchez el trofeo de la segunda ciudad de España, pero otorga al líder popular una dimensión de hombre de Estado. La operación se cocinó a última hora y estuvo a punto de no salir, justo por las dudas de los populares. Por eso el independentismo no se lo esperaba.

Aunque Xavier Trias comparase lo que pasó ayer en el pleno del Ayuntamiento de Barcelona en el salón del Consell de Cent, con lo que pasó en 2019 no tiene nada que ver. En 2019 fue una iniciativa personal de Manuel Valls, que optó por votar a favor de Ada Colau para frenar el independentismo. Valls la anunció con días de antelación. Pero ahora ha sido muy diferente. Por primera vez participa el PP, algo que no pasó en 2019. Y prima más lo que les une: España, que lo que les separa, que es casi todo lo demás. El acuerdo fue tan a última hora que Daniel Sirera y sus cuatro concejales no veían claro el voto una hora antes del pleno. Tuvo que intervenir Génova. Y al final el nuevo alcalde, Jaume Collboni tuvo 23 votos: incluyendo los del PP y los nueve de los de Ada Colau. El constitucionalismo en Cataluña se unía por vez primera y si no hubieran estado tan sorprendidos, ellos mismos hubiesen caído en que a ERC y JxCAT los habían pillado con la guardia baja.

Foto: Jaume Collboni durante el seguimiento de la jornada electoral en la sede del PSC. (Europa Press/Kike Rincón)
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La reacción del independentismo ante el inesperado revés fue agria. Sorprendió el caso de Pere Aragonès. Es tradición que el presidente de la Generalitat reciba al nuevo pleno municipal en una recepción. Su discurso siempre ha sido protocolario. Pero no fue el caso. ERC y JxCAT sangraban por la herida. "Alcalde, has sido escogido por partidos de programas e ideas contradictorias", le advirtió Pere Aragonès a un Collboni con gesto grave.

Y el presidente catalán añadió que "se proyecta la sombra de un acuerdo hecho desde Madrid por los dos grandes partidos españoles. Y queremos que Cataluña se decida desde Cataluña y Barcelona desde Barcelona". Recalcó así las acusaciones que ya había lanzado tanto Ernest Maragall (ERC) como Xavier Trias. Este último denunció "esto no es una casualidad. Esto es la tercera vez que pasa".

Jaume Collboni queda al frente de un consistorio muy grande con solo diez concejales. Y tras los discursos de hoy queda un gran resentimiento que veremos cuánto dura. Una parte del PSC, la que quiere controlar la Diputación de Barcelona —Núria Marín, alcaldesa de L'Hospitalet—, espera poder pactar con JxCAT y que dentro de unos meses los de Puigdemont entren en el gobierno municipal. Sociovergencia, un viejo concepto de política catalana. Trias ya ha anunciado que se va a casa: "que us bombin a tots!", que se podría traducir como "que os zurzan". Sin Trias el grupo municipal quedaría dirigido por Neus Munté. Sería posible pactar y tener un gobierno plácido durante cuatro años.

Puigdemont desencadenado

Un centenar de independentistas abucheó a Collboni cuando pasó del Ayuntamiento al Palau de la Generalitat. Pero nada comparable a la reacción de Carles Puigdemont en Twitter. El líder de Junts denunció que "el frente patriótico existe, pero es español: PSC, Comuns y PP. En la conversación entre derechas e izquierdas españolas, Catalunya será siempre un actor secundario" y ha añadido "Que se acepte que la alcaldía de Barcelona se pastelee desde Madrid y que se nombre a un gobierno títere y tutelado por Madrid demuestra hasta dónde están dispuestos a llegar sus lacayos que hoy han vuelto a hacer lo mismo que hace cuatro años".

Pero no es lo mismo. Lo de hoy fue un acuerdo de última hora y una concatenación de circunstancias. Y la cara de amargura de Colau era una prueba. O Pedro Sánchez, que no felicitó en redes al hombre que le ha dado al socialismo español, la ciudad más grande que ha obtenido el PSOE en estas municipales. La tesis independentista de una "operación de Estado" tiene más agujeros que una porción de queso Gruyère.

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Los Comunes acorralaron al PP cuando una hora antes del pleno anunciaron que aceptaban todas las condiciones que habían impuesto los populares y que parecían inasumibles para el partido de Ada Colau. Era un cambio de opinión muy importante. El PP se quedaba sin argumentos para decir que no a Collboni.

Nada seguro

La gravedad con que Collboni asumió la alcaldía mostraba la fragilidad de la coyuntura. Mientras que JxCAT y ERC estaban en el pleno representados al máximo nivel, Salvador Illa no acudió a respaldar a su candidato. Nada estaba seguro. Todo estaba cogido con alfileres. Y cuando se frustraron las ambiciones del independentismo, el pleno derivó en una escena tensa, llena de reproches, acusaciones y exabruptos. Solo Collboni mantuvo el tono institucional.

"No he participado de ningún pacto con ninguna formación política", aseguró Colau en su discurso en el pleno. Y es evidente que los Comunes no querían el retorno de un Trias que iban a desmontar buena parte de sus políticas. Además, los Comunes renunciaron a entrar en el gobierno municipal, algo que el jueves se estaba pidiendo desde la calle Génova.

Los deberes de Collboni pasan por reconstruir las confianzas en el seno del pleno municipal para poder ir jugando a gobernar a través de geometrías variables. Puede ser más fácil una vez que Trias se marche y cuando Colau también deje el consistorio, algo que algunas fuentes de los Comunes dan por hecho y auguran que se producirá en breve. Solo así, "la nueva ambición barcelonesa y metropolitana", que Collboni ha anunciado en su discurso será posible. Además, el PSC siempre ha usado la capital catalana para proyectar su fuerza política por toda Cataluña. Eso es lo que puede esperarse de manera más inmediata.

Fue el fin de partida para Xavier Trias y el independentismo. Oriol Junqueras, Laura Borràs, Artur Mas, Joaquim Forn, acudieron al pleno porque esperaban una fiesta. Y se encontraron un funeral, el suyo. El independentismo mordía el polvo, aunque Xavier Trias y Ernest Maragall habían firmado un acuerdo que les daba 16 concejales, pero que, visto lo visto, fue un error: daba al PP de Alberto Núñez Feijóo el incentivo necesario para avalar una operación que le regala a Pedro Sánchez el trofeo de la segunda ciudad de España, pero otorga al líder popular una dimensión de hombre de Estado. La operación se cocinó a última hora y estuvo a punto de no salir, justo por las dudas de los populares. Por eso el independentismo no se lo esperaba.

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