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ERC y JxCAT escenifican una negociación para el 23-J condenada al fracaso
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"RESUCITAR EL BLOQUE INDEPENDENTISTA"

ERC y JxCAT escenifican una negociación para el 23-J condenada al fracaso

Los dos partidos independentistas exploran una candidatura de unidad para las elecciones generales, aunque fuentes soberanistas advierten de que no saldrá adelante

Foto: El presidente de la Generaliat, Pere Aragonès. (EFE/Marta Pérez)
El presidente de la Generaliat, Pere Aragonès. (EFE/Marta Pérez)

El independentismo catalán mueve ficha tras los malos resultados de las elecciones municipales y después de que Pedro Sánchez haya convocado elecciones generales. La primera propuesta del soberanismo ha sido resucitar, por enésima vez, la necesidad de habilitar un “bloque independentista” frente al constitucionalista. Es una escenificación que está condenada al fracaso, según diversas fuentes soberanistas consultadas por El Confidencial. Hay dos cuestiones encima de la mesa: o bien una lista unitaria, propuesta por JxCAT, o un frente común amplio, planteado por ERC. En el fondo, no se espera ni una cosa ni la otra, pero ante la opinión pública se desvía la atención hacia los comicios del 23-J y se elude la asunción de responsabilidades por parte de los políticos nacionalistas.

Foto: Pere Aragonès, presidente de la Generalitat. (EFE/Quique García)

Esa estrategia significa agitar de nuevo otro fantasma del pasado: vuelve el frentismo a Cataluña. La composición de bloques antagónicos tiene una doble finalidad: primero, hacer la respiración asistida al separatismo, un sector que ha ido perdiendo votos y apoyos populares; y segundo, evitar la autocrítica por los malos resultados electorales.

Ya le va bien al independentismo esta dicotomía. En la tarde de este miércoles, el presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, se reunió con la cúpula de Junts per Catalunya. A esta cumbre asistieron la presidenta del partido, Laura Borràs, el secretario general, Jordi Turull, y el presidente del grupo parlamentario, Albert Batet. Tras el encuentro, Borràs compareció ante la prensa y reconoció que sólo habían puesto sobre la mesa las propuestas de los dos partidos y a partir de ahí “nos hemos emplazado a continuar trabajando para ver cómo hacerlas viables, conociendo las diferencias y desconfianzas que tenemos, el desánimo generalizado y la falta de credibilidad que tenemos todos los partidos independentistas”. En definitiva, JxCAT y ERC se emplazan “para estudiar cómo hacer posible un frente común que ha de ser de avanzar hacia la independencia y que ha de ser en clave catalana e independentista, no en clave de lucha contra la extrema derecha”.

Foto: Pere Aragonès saluda Xavier Trias en la entrada de las jornadas del Cercle (EFE.-)

Las “vías de comunicación abiertas” serán para “recoser y construir” una nueva propuesta independentista. Pero de ahí a una mayor concreción hay un largo trecho. Dos horas de reunión para hablar de que se verán de nuevo parece excesivo. Los dos partidos están lastrados por las desconfianzas mutuas y no parece fácil acercar posiciones. En los círculos independentistas hay pesimismo sobre el resultado de estas negociaciones, aunque pueda funcionar como señuelo para una ciudadanía desencantada con los cantos de sirena de los políticos soberanistas.

Aragonès tampoco tuvo mayor éxito con otros actores políticos, pues se reunió con la CUP y con En Comú Podem (ECP) para tantear la posibilidad de formar su “frente democrático” ante el auge del voto a PSOE, PP y Vox, en lo que se considera una propuesta tacticista, de cara al 23-J, según sus rivales. El propio Oriol Junqueras, presidente de ERC, ya había condicionado a Aragonès tras reunirse ambos en el Parlament, afirmando que la lista única que propone JxCAT no tiene futuro porque “es un objetivo puramente táctico en contra de la presidencia de la Generalitat”. Fuentes independentistas consultadas por El Confidencial vaticinan que “no habrá lista única” y que la idea de vender de nuevo esta idea es negativa. “La sociedad no puede más. Todo lo que es hablar de lista única es gesticulación. Pero la sociedad catalana ya ha pasado pantalla. Ya no está en el 1 de octubre de 2017. No está para nuevos embats ni para la implementación de la declaración unilateral de independencia (DUI)”.

Foto: El presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. (EFE/Quique García)

Desde algunos sectores de JxCAT, la lista única se ve casi como un imposible, pese a que fue puesta sobre la mesa inmediatamente después del anuncio del 23-J por Laura Borràs. “ERC parece, en estos momentos, un boxeador grogui en el ring: por un lado, Aragonès y su mano derecha, Sergi Sabrià, tanteando un frente común amplio. Por otro, Junqueras por su lado, rechazando la lista única. Y Joan Tardà, por otro lado, pidiendo un frente de izquierdas en el Ayuntamiento… con esta composición de lugar, la lista de unidad no va a ningún lado. Aragonès va a seguir su propio criterio porque quiere llegar a las próximas autonómicas con posibilidades de seguir siendo cabeza de cartel y con el mínimo desgaste y se va a centrar en la gestión de gobierno. Y con Junqueras no podrá haber acuerdo posible”, señalan fuentes de la formación posconvergente a este diario.

Una pinza contra ERC

Pero el presidente de Esquerra y los suyos padecen, desde este domingo, la presión de una pinza, formada por Junts y por un sector de la propia ERC, que reclama una lista unitaria soberanista y volver al frentismo de los años duros del independentismo.

En esta estrategia radical cobra especial relevancia el Colectivo Primer d’Octubre, que conforma el núcleo más duro de ERC, y que dirigió una carta a Junqueras este martes, constatando el fracaso de la formación republicana de llegar a un nuevo electorado de izquierdas y exigiendo “que reconozca que la estrategia seguida hasta ahora no ha dado los frutos esperados y que la reoriente de manera que sitúe la independencia en el centro de nuestro discurso político”.

Foto: Trias se impone en Barcelona con 11 concejales. (EFE/Toni Albir)
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Los duros de Esquerra exigen también que “nuestra estrategia electoral ante las elecciones a las Cortes españolas (sic) ha de partir de la unidad estratégica de todos los partidos independentistas que se presenten. Es preciso poner sobre la mesa el reconocimiento de nuestro legítimo derecho a la autodeterminación”. El colectivo pide, asimismo, que tanto la composición de las listas como el cabeza de candidatura sean avalados en una consulta a la militancia y reclama una reunión con Junqueras “para explicarle con más detalle nuestras inquietudes”.

Foto: La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau. (EFE/Andreu Dalmau)

La postura frentista del sector duro contrasta con el posicionamiento de otros dirigentes. El exdiputado Joan Tardà, que no tiene cargo, pero que despierta simpatías en un sector republicano, publicaba un artículo en El Periódico de Cataluña, en el que abogaba porque ERC, contrariamente a lo que propugna Junqueras, materialice un tripartido de izquierdas en el Ayuntamiento de Barcelona y deje colgado al candidato de Junts, Xavier Trias. La solución que propone es que Esquerra haga alcaldesa de nuevo a Ada Colau, que quedó unos centenares de votos por debajo del socialista Jaume Collboni.

Eso supondría dar la alcaldía a la tercera fuerza y los socialistas no lo permitirían: antes, Collboni pactaría con Trias y daría paso a una sociovergencia municipal, como la que ha venido gobernando la Diputación de Barcelona desde 2019. El propio Junqueras había dicho horas antes que “lo mejor para la ciudad de Barcelona es que haya un alcalde vinculado a un partido independentista, vinculado a un partido comprometido con la amnistía y la autodeterminación y no otras fórmulas”. Esta vieja disculpa (y fórmula) contrasta, a su vez, con el rechazo del presidente de ERC a “fórmulas del pasado para el frente común" que le planteaba Junts, como la lista unitaria.

Foto: Jaume Giró, en el Parlament. (EFE/Toni Albir)

El planteamiento del núcleo duro de ERC guarda paralelismos y lecturas con el que hace Poble Lliure, el mayor partido de los que integran la CUP, que reclama en Cataluña “un Frente Popular, republicano y antifascista por la independencia”, que movilice de nuevo el voto soberanista. “Es necesario desplegar esta iniciativa de manera inmediata y usarla de cara a las elecciones españolas del 23-J”, dice Poble Lliure. Esa desmovilización del electorado, según los cuperos, se debe a “la estrategia de destensión del conflicto y de legitimación del PSC como actor central, y el desencanto por el retorno a la gestión autonomista de las direcciones tanto de ERC como de JxCat”. En otras palabras, el frentismo sería el elixir que haría resucitar el movimiento independentista.

En este magma soberanista, la Asamblea Nacional Catalana (ANC) ha acordado iniciar también una ronda de contactos para intentar atar una lista unitaria para el 23-J. Pero si esa lista es imposible, su opción es pedir el voto nulo, en blanco o la abstención. Sus bases lo decidirán. “Vemos una oportunidad en las próximas elecciones españolas para que el movimiento inicie un cambio de rumbo y se visualice una unidad estratégica coherente, ya sea a través de una candidatura unitaria o de un acuerdo estratégico unitario”, dice un comunicado de la ANC. En la hoja de ruta que la ANC acaba de aprobar, se establece que su objetivo es “bloquear el funcionamiento del Congreso y votar en contra de cualquier Gobierno español e incluso en la investidura del presidente”.

Quizá todo se reduce a un juego de tronos dentro del independentismo. Y por ello, cobran relevancia las palabras de Eulàlia Reguant, de la CUP, tras la reunión con Pere Aragonès: hace falta un golpe de timón en el soberanismo, “pero no se resuelve en mes y medio lo que no se ha resuelto en dos años”.

El independentismo catalán mueve ficha tras los malos resultados de las elecciones municipales y después de que Pedro Sánchez haya convocado elecciones generales. La primera propuesta del soberanismo ha sido resucitar, por enésima vez, la necesidad de habilitar un “bloque independentista” frente al constitucionalista. Es una escenificación que está condenada al fracaso, según diversas fuentes soberanistas consultadas por El Confidencial. Hay dos cuestiones encima de la mesa: o bien una lista unitaria, propuesta por JxCAT, o un frente común amplio, planteado por ERC. En el fondo, no se espera ni una cosa ni la otra, pero ante la opinión pública se desvía la atención hacia los comicios del 23-J y se elude la asunción de responsabilidades por parte de los políticos nacionalistas.

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