Ada Colau señala a Jaume Collboni: la guerra sucia entra en campaña
Una de las plataformas controladas por los comunes dice que el candidato socialista a la alcaldía de Barcelona compró votos y vendió pisos públicos
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Los comunes han desempolvado su artillería contra los oponentes políticos ante las próximas elecciones municipales. Todos se juegan demasiado y, por ello, la guerra sucia en esta campaña está servida. Y en la diana de las puyas de Ada Colau está su hasta hace poco socio, el socialista Jaume Collboni. La Futura Channel, una de las plataformas que Barcelona en Comú (BeC) ha utilizado para disparar con balas de grueso calibre contra sus enemigos, es el canal utilizado para tratar de hundir a su rival. La portada de su web es todo un muestrario de artículos contra el socialista, con quien se disputa un importante nicho de votos, aunque oficialmente lo ignore y declare que su principal rival es Xavier Trias porque éste representa la derecha y Colau, la izquierda.
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La preocupación, no obstante, es Collboni, con quien se disputa el nicho de votos necesario para alcanzar la alcaldía. Los medios afines a los comunes (y especialmente La Futura Channel) se han sumado a la caza al socialista. Así, en su portal, esta plataforma no sólo pide el voto para Ada Colau, sino que señala a Jaume Collboni. Un ejemplo es el artículo titulado “9 razones por las que no votar a Jaume Collboni (PSC)”.
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El principal reproche que los comunes le echan en cara a su hasta ahora socio de gobierno municipal es que “está dispuesto a pactar con Xavier Trias (Junts) aunque no sea progresista”. Por ello, se pone de manifiesto que es una traición “que un partido que se autodenomina progresista pacte con la derecha más corrupta de Cataluña”. También se rescata el hecho de que los barceloneses prefieren de alcalde a Ada Colau (un 30%) o a Xavier Trias (un 24%), mientras que Collboni se queda descolgado en ese ranking con sólo un 10% de los electores que lo prefieron como primer edil.
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Pero donde los comunes ponen el dedo en la llaga es en la grave acusación de que “muchos lo han olvidado, pero Jaume Collboni ganó las primarias en su propio partido comprando votos de paquistaníes que fueron a votarle sin saber qué hacían”. Esa fue una de las noticias que se hicieron circular hace unos años para desacreditar la victoria de Collboni en las primarias que realizó el PSC con el fin de elegir al candidato a alcalde por Barcelona.
Denuncias de la oposición
Otra de las acusaciones que se le hace al dirigente socialista es que “dimitió de sus funciones como teniente de alcalde 3 meses antes de las elecciones para dedicarse a hacer campaña. Aparte de lo ruin que es abandonar tus obligaciones institucionales por WhastApp, había dicho que nunca dimitiría para hacer campaña”. En efecto, en febrero pasado Collboni dejó sus responsabilidades como primer teniente de alcalde para tener las manos libres y poder criticar con mayor comodidad las políticas municipales de Ada Colau. Ningún dirigente de los comunes, en cambio, dejó su cargo. Pero la Junta electoral acaba de multar a Colau con 300 euros (las juntas electorales de zona no pueden imponer sanciones de más de 600 euros) por haber pedido el voto antes de que se iniciase la campaña. Por entonces, y a pesar de estar ya fuera del organigrama municipal, Collboni no había reclamado el voto para su persona ni para su partido.
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ERC y Junts también denunciaron ante la junta que la concejala de vivienda, Lucía Martín (que ya había levantado polvareda por situar a su pareja como asesora), utilizase la publicidad de entrega de pisos públicos para hacer campaña, alardeando de ello en Twitter, cuando está prohibido realizar actos institucionales durante el periodo electoral. La LOREG explicita que no se pueden realizar actos públicos organizados o financiados por las Administraciones que hagan referencia a éxitos en la gestión, ya sean pasados, presentes o futuros, en aras de la neutralidad de las instituciones.
En cuanto la denunciaron a la Junta Electoral, la concejala borró el tuit que había hecho, con lo que el caso se archivó automáticamente, aunque los independentistas exigen que se la sancione. Valents también denunció ante la junta electoral la creación de una web municipal “propagandística para dar a conocer las actuaciones del mandato y las que están en curso”. Esa web costó a las arcas públicas 30.000 euros. Los rifirrafes entre la oposición y Barcelona en Comú son frecuentes y todos los partidos opositores se han quejado de las actuaciones de la formación de Colau durante esta campaña.
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Lejos de la autocrítica, los comunes afinan su puntería contra Collboni. Y también le afean que “uno de sus polémicos fichajes es abiertamente tránsfobo”. Se trata de Lluís Rabell, “un personaje que ha pasado ya por 4 partidos políticos distintos, siempre en busca de la paguita y que supone una amenaza para los derechos de las personas LGBT”. Los comunes ocultan que Rabell es un expresidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos y Vecinas de Barcelona (FAVB) y que había sido el jefe de filas de los propios comunes en el Parlament, con lo que los motivos de esa animadversión son fáciles de adivinar. Pero también los partidos políticos por los que ha pasado se sitúan todos en la órbita de los comunes.
La acusación tiene poco sustento jurídico porque los asesores de los partidos están a las órdenes de los políticos
Al candidato socialista le reprochan también que “sus asesores de campaña cobraban un sueldo público”, lo que consideran “algo totalmente inmoral (ni no ilegal)” al “utilizar recursos públicos para fines partidistas”. La acusación tiene poco sustento jurídico, puesto que los asesores de todos los partidos están a las órdenes de los políticos de turno y lo mismo ocurre con los de Colau. Además, en materia de discrecionalidad de salarios, no hay que olvidar que BeC es uno de los partidos que más nepotismo ha practicado en la Administración local barcelonesa, puesto que las parejas de muchos de los altos cargos del partido han encontrado acomodo en el Ayuntamiento como asesores o cargos de confianza.
El "bailecito" de Collboni
Los comunes acusan también a Collboni de que “su política medioambiental es un peligro”, puesto que “está a favor de ampliar el aeropuerto. Tampoco quiere frenar la contaminación, no quiere las superillas, no quiere regular los cruceros… en definitiva: la política neoliberal de cuanto más turismo, mejor, a costa de nuestras tierras”. También le acusan de diseñar una política de vivienda que es “un fracaso”, ya que “vendió la mayoría de los pisos públicos que construyó a manos privadas, quiere quitar la normativa de Colau de crear un 30% de vivienda protegida y sus asesores han dicho que están en contra de regular el precio del alquiler”.
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Por último, reprochan al líder del PSC de protagonizar un “bailecito ridículo” en TikTok. En cambio, en su portal de La Futura Channel, los comunes resaltaban este fin de semana una noticia de hondo calado musical: “La rumba Això sí que és culpa de Colau revoluciona la campaña”. La noticia se acompaña de una fotografía de Ada Colau con Yolanda Díaz, que lleva puesta una camiseta con el lema ‘La culpa de todo la tiene Ada Colau’. El videoclip de la canción, no obstante, a ritmo de rumba, saca imágenes de la alcaldesa bailando en lo que parece ser una fiesta popular.
La Futura Channel está controlada por el think tank de los comunes, la Fundación Sentido Común, que preside honoríficamente el ministro de Universidades, Joan Subirats. La plataforma ha sido utilizada, por ejemplo, en la guerra particular que Colau tiene con la multinacional Agbar, a quien intentó despojarla de la gestión del agua en Barcelona y su área metropolitana.
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Cuando la Asociación por la Transparencia y la Calidad Decmorática (ATCD) interpuso una querella a Colay y varios altos cargos municipales por supuestamente favorecer a empresas en las que habían trabajado con subvenciones millonarias, los comunes pusieron a su aparato de propaganda a trabajar y a través de La Futura Channel y de Spanish Revolution publicaron informes en los que se relacionaba a Agbar (a quien acusaban de estar detrás de la ATCD) con algunos escándalos económicos de los últimos años (entre otros, la operación Púnica, la operación Pokemon o la presunta compra de alcaldes en varias comunidades). El principal informe de un ingeniero supuestamente independiente sostenía todas esas acusaciones, pero el ingeniero era un activista vinculado a la plataforma Aigua és Vida y a Ingenieros Sin Fronteras, una de las entidades denunciadas como receptoras de fondos del Ayuntamiento de Barcelona y de la que el concejal de los comunes Eloi Badia había sido alto cargo hasta su incorporación al consistorio.
Los comunes han desempolvado su artillería contra los oponentes políticos ante las próximas elecciones municipales. Todos se juegan demasiado y, por ello, la guerra sucia en esta campaña está servida. Y en la diana de las puyas de Ada Colau está su hasta hace poco socio, el socialista Jaume Collboni. La Futura Channel, una de las plataformas que Barcelona en Comú (BeC) ha utilizado para disparar con balas de grueso calibre contra sus enemigos, es el canal utilizado para tratar de hundir a su rival. La portada de su web es todo un muestrario de artículos contra el socialista, con quien se disputa un importante nicho de votos, aunque oficialmente lo ignore y declare que su principal rival es Xavier Trias porque éste representa la derecha y Colau, la izquierda.