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El plan de Pere Aragonès para un referéndum despierta el rechazo de PSC, JxCAT y la CUP
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La mayoría del Parlament se opone

El plan de Pere Aragonès para un referéndum despierta el rechazo de PSC, JxCAT y la CUP

ERC ha lanzado su gran apuesta en clave nacional: presentar al Gobierno central una propuesta de consulta pactada. La iniciativa no tiene el respaldo de otros partidos en Cataluña

Foto: Aragonès activa el proceso para tener en 2024 su propuesta de referéndum (EFE.-)
Aragonès activa el proceso para tener en 2024 su propuesta de referéndum (EFE.-)

El plan de un referéndum pactado sobre la independencia de Cataluña, presentado este martes por Pere Aragonès, ha topado con los partidos que en principio podrían ser más receptivos. Por motivos diversos se opusieron PSC (33 diputados), JxCAT (32) y la CUP (9). Sólo estos tres grupos ya suman mayoría absoluta. Pero además están Cs (5), PP (3) y Vox (11), con lo que ERC sólo contaría con los Comunes (8) para sacar adelante un proyecto de gran complejidad y que los republicanos afrontan en minoría. El presidente catalán lidera la iniciativa, pero corre el serio riesgo de que nadie le apoye.

Sólo los Comunes respaldan la medida, porque ya estaba en su programa. Gracias a esta condición implícita, Aragonès les adelantó en Semana Santa el nuevo pacto que iba a anunciar este martes. Jèssica Albiach estaba al tanto, aunque los términos nunca le fueron consultados, según explican fuentes de la formación de los de Ada Colau. Aragonès envió el Lunes de Pascua un mensaje tanto a Albiach como a Salvador Illa para informarles, en líneas generales, de la iniciativa que iba a presentar, detallan fuentes parlamentarias conocedoras de estos contactos. Escaso bagaje previo para una iniciativa que se pretende que sea la más trascendente de la legislatura y que busca “resolver el problema de fondo catalán”, en palabras del propio Aragonès.

Para el PSC, “la propuesta de claridad nace en minoría ya en el Parlament”. Así lo dijo la portavoz socialista en el Parlament, Alicia Romero, que se desmarcó del acuerdo sin miramientos: “Necesitamos dar respuesta a las necesidades de los catalanes y esa propuesta de claridad no va en esa línea”. No fue la única.

Si el constitucionalismo moderado ya advertía de que no iba a participar, lo mismo pasa con JxCAT. “La propuesta de acuerdo de claridad es una huida hacia delante del president Pere Aragonès después del fracaso de la mesa de diálogo y hace tufo de electoralismo. Ya fue rechazada por el Parlament”, recordó el portavoz Josep Rius. La línea más octubrista del partido, encabezada por su presidenta, Laura Borràs, también rechazó de plano la iniciativa: “La propuesta del acuerdo de claridad que se empeñan en mantener (mesa de diálogo 2) fue rechazada por el Parlament Un gobierno en minoría absoluta debería respetar las decisiones del Pleno, porque respetar nuestras instituciones es esto y es de una claridad democrática básica”.

La CUP tampoco quiso jugar. La diputada de los anticapitalistas, Laia Estrada, ha recordado que España nunca negociará el derecho a la autodeterminación de Cataluña. "La propuesta de Aragonès no tiene recorrido si lo que quiere es hacer avanzar el proceso de autodeterminación", dijo Estrada. La estrategia, según los cuperos, pasa por "forzar" el referéndum, no negociarlo, y por hacer avanzar el proceso defendiendo derechos, en otras palabras, por la vía unilateral. La CUP ya ha adelantado de que no participará en ningún foro que implique dar validez al relato de que existe un problema entre catalanes, tal como sería esta mesa de partidos. Estrada evitó así garantizar la presencia de su formación en el encuentro que Aragonès ha fijado para después de las elecciones municipales.

Con esta oposición, si añadimos a Cs, PP y Vox, la partida se acaba para Aragonès, quien pretende que el Parlament valide esta nueva hoja de ruta antes de elevarla a la mesa de diálogo, algo que ya pasaría sólo tras las elecciones generales.

Dudas sobre la hoja de ruta

Algunos aspectos de la hoja de ruta presentada ofrecen muchas dudas a los partidos catalanes. Que Marc Sanjaume, que ha de encabezar el Consejo Asesor de carácter académico, sea un politólogo asiduo a jornadas de debate y mesas redondas de la Fundació Irla, cercana a los republicanos, no ayuda. Tampoco que una parte del proceso participativo para recoger ideas sobre cómo debería ser este acuerdo de claridad sea con aportaciones de 700 ciudadanos anónimos que se seleccionarán “por sorteo”, en palabras de Aragonès, en los términos de cien por cada veguería, una dimisión administrativa que sólo avala la Generalitat y de la que hay siete.

Con la cuestión del pacto de claridad ha pasado lo mismo que con otros temas políticos que afronta la Generalitat. Pere Aragonès da un paso al frente y espera que el resto de fuerzas políticas se sientan obligadas a seguirle por responsabilidad. Lo intentó con los Presupuestos de la Generalitat, fracasó con la sequía y ahora sigue con el referéndum, que en esencia busca un marco legal aceptable para el Gobierno de España, donde Cataluña pudiese convocar una consulta de independencia, cuyo resultado fuese compartido por todas las partes. ERC cuenta con que no haya más propuestas que la suya y que eso les cargue de razón para terminar recabando los apoyos necesarios.

El plan de un referéndum pactado sobre la independencia de Cataluña, presentado este martes por Pere Aragonès, ha topado con los partidos que en principio podrían ser más receptivos. Por motivos diversos se opusieron PSC (33 diputados), JxCAT (32) y la CUP (9). Sólo estos tres grupos ya suman mayoría absoluta. Pero además están Cs (5), PP (3) y Vox (11), con lo que ERC sólo contaría con los Comunes (8) para sacar adelante un proyecto de gran complejidad y que los republicanos afrontan en minoría. El presidente catalán lidera la iniciativa, pero corre el serio riesgo de que nadie le apoye.

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