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La CUP entra en crisis y pierde fuelle en sus elecciones más propicias, las municipales
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Batalla electoral en Cataluña

La CUP entra en crisis y pierde fuelle en sus elecciones más propicias, las municipales

Los anticapitalistas catalanes siempre han tenido en los comicios locales su principal fuerza. Pero ahora atraviesan su peor momento por no cumplir con las expectativas de gobierno y por el fracaso del 'procés'

Foto: Carles Riera, de la CUP, en el Parlament. (EFE/Marta Pérez)
Carles Riera, de la CUP, en el Parlament. (EFE/Marta Pérez)

Si hay un partido municipalista en España, ese es la CUP. Los anticapitalistas se han construido siempre como una organización de abajo arriba. Su poder se ha forjado en los comicios locales. Hasta ahora. La precampaña del 28-M muestra a una formación agónica, con muchos problemas, discursos erráticos y que incluso muestra debilidad en sus plazas más fuertes, como Berga y Navas. Algunas fuentes apuntan que en los lugares donde gobiernan se los ha comido la gestión, sin ofrecer soluciones a los ciudadanos. Y donde no lo hacen, son víctimas del fracaso del procés, una factura que todavía no les había llegado en términos de formación.

En 2019, los resultados electorales ya no fueron buenos. La CUP como formación perdió 60.000 votantes y 47 concejales en distintos puntos de Cataluña. Pasó de los 234.300 apoyos y el 7,4% de 2015, a los 176.841 sufragios y el 4,8% del electorado en esos comicios locales. Entonces se habló de refundar el espacio. Pero se optó por una huida hacia adelante y compensar la falta de cargos municipales presentándose al Congreso, lo que rompía el tabú de mantenerse al margen de la política española.

Foto: Basha Changuerra (derecha), en una imagen de archivo junto a Eulàlia Reguant y Mar Ampurdanès. (EFE/Quique García)

En estas municipales, la CUP ya ha confirmado que no se presenta en Molins de Rei, donde en 2019 fueron terceros y que hasta ahora era su plaza fuerte en el Baix Llobregat. Tampoco lo harán en otros municipios menores como Calldetenes, donde quedaron segundos, y Sant Hipòlit de Voltregà, donde fueron primera fuerza.

El comunicado de la formación anticapitalista para justificar que se retiraban de Molins de Rei, donde habían tenido tres ediles, resulta significativo: "No se dan las condiciones sociales para que tenga sentido una candidatura electoral en mayo de 2023". "Durante los últimos años, especialmente agravado por la pandemia del coronavirus, pero también por un desmembramiento muy significativo de los movimientos sociales de Molins existentes durante la última década, la actividad reivindicativa y la masa social activa han caído, también la nuestra", añadían desde el partido. Se reconocía así el bajón que han sufrido las movilizaciones en la calle. Fuentes de la CUP apuntan que en muchas plazas tienen graves problemas para poder rellenar listas completas de candidatos.

En Berga, que tras ocho años de gobierno de la CUP se ha convertido estéticamente en una especie de Hernani catalán, la organización ha tenido problemas para que el alcalde, Iván Sánchez, volviera a presentarse. La mayoría de sus concejales les han abandonado, desgastados por cuestiones mundanas como la recogida de basuras o la gestión del agua.

Más ciudades desiertas

Hay más ciudades desiertas. En Riudoms, Tarragona, la CUP también ha anunciado que no se presenta. Lamentan que ya no tienen "la fuerza, las opiniones y el bagaje de una asamblea fuerte detrás". De nuevo, la falta de movilización en la calle y de entusiasmo popular por el proyecto político. En Matadepera (Barcelona), el municipio más rico de Cataluña, hacía ocho años que la extrema izquierda catalana mantenía un representante. Ahora también renuncian a concurrir, aunque aseguran en un comunicado que "no es ningún drama, ni se acaba el mundo". "Continuamos donde estábamos, en el pueblo. Quizá sea el momento de detenerse, reflexionar y tomar impulso".

En Badalona, el problema es más profundo. Xavier García Albiol amenaza con la mayoría absoluta y allí la candidata de la CUP, Dolors Sabater, está enfrentada con el partido, de manera que la coalición Guanyem Badalona afronta las elecciones rota y dividida. La formación en la localidad ha propuesto amonestarla por proponer un pacto con ERC que les diera alguna opción de victoria frente a los populares.

Grandes urbes

La CUP perdió la presencia en Lleida y Barcelona. En la capital catalana, la candidata es la diputada en el Parlament Basha Changue, integradora social y militante feminista y antirracista, que se ha centrado en temas un tanto ajenos a los intereses de los ciudadanos, como el pasado esclavista de los catalanes. En muchas encuestas no obtienen representación. El objetivo es conseguir volver a tener regidores en la primera ciudad de Cataluña, pero nadie cuenta con ellos para futuros pactos.

El antimilitarista Rubén Cobo tiene como objetivo que la CUP vuelva a estar representada en Lleida. La situación es similar a la de Barcelona, pero con un candidato menos extemporáneo. En Tarragona se presenta Eva Miquel, que juega a empatar y mantener los dos concejales actuales.

Girona es la gran ciudad donde la CUP tiene mejores perspectivas electorales para el 28-M

En Girona es donde se encuentran mejor situados. Lluc Salellas y su coalición Guayem per Girona aspiran incluso a quedar primeros. Pero el voto está muy atomizado y lo mismo podrían ganar que quedar segundos, después de JxCAT. Pero en esa ciudad, la CUP está muy igualada con Junts y el PSC y, con resultados tan ajustados, si se aplica el margen de error de los sondeos, la realidad es que puede ganar cualquiera.

Este desánimo generalizado en la formación no es ajeno a la resaca provocada por el procés. La exdiputada de la CUP Gabriela Serra se fue a TVE en junio de 2022 y reconoció que su formación sabía en 2017 que la DUI estaba condenada al fracaso y que optó por callar "porque se decidió que no lo dijéramos". Si bien ella era partidaria de revelar "que aquí no hay estructuras de Estado ni ningún plan para viabilizar esto". Es muy posible que reflexiones como esta, en asambleas y encuentros vecinales, tengan mucho que ver con la desmovilización en la calle, que ha terminado con muchas listas de los anticapitalistas sin candidatos suficientes.

Si hay un partido municipalista en España, ese es la CUP. Los anticapitalistas se han construido siempre como una organización de abajo arriba. Su poder se ha forjado en los comicios locales. Hasta ahora. La precampaña del 28-M muestra a una formación agónica, con muchos problemas, discursos erráticos y que incluso muestra debilidad en sus plazas más fuertes, como Berga y Navas. Algunas fuentes apuntan que en los lugares donde gobiernan se los ha comido la gestión, sin ofrecer soluciones a los ciudadanos. Y donde no lo hacen, son víctimas del fracaso del procés, una factura que todavía no les había llegado en términos de formación.

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