Messi pagó 30 millones por un hotel de Sitges sin saber que está pendiente de demolición
El empresario Francisco Sánchez vendió el hotel al jugador por más de 30 millones de euros asegurando que no existía ningún expediente urbanístico contra el inmueble. Mintió
El hotel en cuestión se llama actualmente MiM Sitges, lo gestiona la cadena Majestic y está situado en la avenida Sofía de Sitges. Según la propia página web, se trata de un hotel 'boutique' cuatro estrellas superior “situado a tan solo 50 metros de la playa, en el corazón de Sitges. Construido en 2013, dispone de 77 habitaciones y suites, 300 metros cuadrados de salones con luz natural y un equipado 'spa' con circuito de aguas”. También cuenta con piscina, gimnasio y 'sky bar'. El precio en fin de semana, por ejemplo ahora, del 3 al 5 de diciembre, se mueve en la horquilla de los 105 y los 216 euros por noche para dos personas en régimen de solo alojamiento.
Estéticamente, el hotel tiene un aspecto nuevo, moderno y atractivo. Pertenece a Messi, que lo compró en 2017 por más de 30 millones de euros, sin saber que incumple la normativa urbanística y tiene pendiente una orden judicial firme de demolición. Incluso durante la elaboración de este reportaje, el jugador desconocía que le habían engañado y ha sido a raíz de que El Confidencial se ha tratado de poner en contacto con él que se ha enterado de la trama. Aun así, la respuesta oficial del jugador es: "Sin comentarios".
La historia de esta presunta estafa comienza en 2009. En aquel año, el empresario Francisco Sánchez Rodríguez solicita al Ayuntamiento de Sitges una licencia de obras para construir el hotel. El 6 de octubre del mismo año, se la otorgan. Sin embargo, sus obras no respetan los límites marcados. Por ejemplo, al empresario se le antoja construir unos balcones enormes que sobresalen dos metros de la fachada. Como no tiene permiso para hacerlo, dos años después aporta la documentación sobre cómo los ha construido para tratar de legalizarlos. El consistorio le responde que de ninguna manera se ajustan a la normativa urbanística y que los tiene que demoler.
La estructura de los balcones está enraizada en la construcción general del edificio y para eliminarlos hay que derribar el hotel entero
El contratiempo en apariencia es menor, eliminas los balcones y se acaba el problema. No es así. La estructura de los balcones de la fachada está enraizada en la construcción general del edificio y para eliminarlos hay que derribar el hotel entero. Así lo reconoce el propio dueño en uno de los múltiples escritos que ha presentado al Ayuntamiento de Sitges para tratar de regularizar los balcones: “Es imposible poder derribar únicamente los elementos salientes, ya que están sustentados en la estructura. En este caso, habría siete forjados afectados y los tensores postensados longitudinales llegan hasta el final de los balcones, es decir, los balcones estarían atravesados por todos ellos y los soportes de dicha tensión se encuentran en el exterior de cada saliente. La propia naturaleza de esta técnica de construcción, al cortar los tensores, provocaría un fallo estructural del edificio”. Vamos, que si eliminan los balcones, el edificio colapsaría y se desplomaría por completo.
Francisco Sánchez Rodríguez, que sabe lo que se le viene encima, comienza a pleitear para que le legalicen los balcones, pero pierde una y otra vez y la Justicia le ordena que los tire porque no cumplen con la normativa urbanística. Pero Sánchez no es un hombre de obedecer y en 2014 se le ocurre una argucia. Elimina las barandillas que impiden que los huéspedes caigan al vacío, cierra el acceso desde las habitaciones para que ningún cliente pueda acceder a ellos y coloca unas bonitas jardineras. Para el empresario, con este pequeño regate, los balcones han dejado de ser balcones y han pasado a convertirse en elementos salientes ornamentales, así que, dice él, ya no hay que tirarlos.
El hotel, después de esta pequeña reforma, sigue funcionando con normalidad pese a que sigue incumpliendo la normativa urbanística. Pero los balcones no son la única irregularidad, hay otras graves; por ejemplo, el plan de emergencias contra incendios tampoco ha obtenido informe favorable del servicio municipal y las consecuencias ante un eventual fuego podrían ser muy graves. Pero a Francisco Sánchez Rodríguez, un empresario de carácter, al que no le da miedo ir de juzgado en juzgado, nadie le para los pies desde el consistorio. En esas circunstancias, es cuando se produce la venta del hotel.
El 5 de mayo de 2017, le vende el inmueble al conocido jugador de fútbol Lionel Messi. El Confidencial ha tenido acceso a la escritura notarial de compraventa. En ella, Francisco Sánchez asegura que “no conoce que exista, ni que haya comenzado planteamiento urbanístico alguno que pudiera afectarla y que no tiene incoado, ni conoce motivos por los que pudiera incoarse, expediente administrativo o urbanístico alguno contra la misma (…). Y que no existen procedimientos sancionadores por causas urbanísticas ni procedimientos de restauración de la legalidad urbanística incoados en relación con ella”. Los papeles demuestran lo contrario.
Tan consciente es de que lo suyo es una patraña, que 21 días después de venderle el hotel a Messi, cuando ya no es nada suyo, el arquitecto de la empresa de Francisco Sánchez consigna en el registro general del consistorio una solicitud de licencia de obra mayor, con un presupuesto de 71.584 euros, para, entre otras cosas, la “legalización de elementos”. Además, en septiembre de 2018 presenta un recurso de apelación contra la decisión del juzgado contencioso administrativo número 3 de Barcelona, que le ordena derribar los balcones, le condena en costas y le impone una multa coercitiva. No sirve de nada. Pierde el recurso. La sentencia es firme.
Francisco Sánchez niega todos los extremos publicados por El Confidencial: "Es mentira. No hay orden de derribo contra los balcones. Usted puede publicar lo que le dé la gana. Los balcones no existen, hace años de esto. El ayuntamiento se pasó por el forro el tema de los balcones. Estaba aprobado inicialmente, pero el nuevo ayuntamiento lo sacó del pleno. Ya se enterarán pronto de lo que va el tema", dice antes de colgar de forma brusca y sin responder a las preguntas: ¿por qué en el documento de compraventa del hotel usted aseguró a Messi que no había ningún expediente urbanístico contra el inmueble cuando usted sabía que sí existía?, ¿engañó usted al futbolista?
Por su parte, el Ayuntamiento de Sitges confirma oficialmente la información y desmiente al empresario Francisco Sánchez: existe una sentencia firme de derribo de los balcones. “Después de un largo procedimiento judicial, finalmente la sentencia es firme y nos da la razón como ayuntamiento”, explican desde el consistorio. "En esta sentencia, se constata que hay que derribar ‘los balcones’. Actualmente, el ayuntamiento ha iniciado los trámites para que la propiedad del inmueble derribe los cuerpos salientes. Aún no se ha procedido al derribo, ya que la propiedad indica que "los cuerpos salientes son estructurales y la demolición de estos pone en riesgo la estructura del hotel y evidentemente se debe valorar técnicamente cuál es la manera de dar cumplimiento a la sentencia teniendo en cuenta los riesgos".
Pero este no es el único engaño que ha sufrido Messi. Mañana, El Confidencial publicará una segunda parte.
El hotel en cuestión se llama actualmente MiM Sitges, lo gestiona la cadena Majestic y está situado en la avenida Sofía de Sitges. Según la propia página web, se trata de un hotel 'boutique' cuatro estrellas superior “situado a tan solo 50 metros de la playa, en el corazón de Sitges. Construido en 2013, dispone de 77 habitaciones y suites, 300 metros cuadrados de salones con luz natural y un equipado 'spa' con circuito de aguas”. También cuenta con piscina, gimnasio y 'sky bar'. El precio en fin de semana, por ejemplo ahora, del 3 al 5 de diciembre, se mueve en la horquilla de los 105 y los 216 euros por noche para dos personas en régimen de solo alojamiento.