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Torra y ERC cargan contra el Supremo por Junqueras pero siguen hablando con Sánchez
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Más agravios para el soberanismo

Torra y ERC cargan contra el Supremo por Junqueras pero siguen hablando con Sánchez

El independentismo queda atrapado en la contradicción. Seguir hablando con el Gobierno central sobre la crisis catalana al mismo tiempo que van cayendo las decisiones jurídicas

Foto: El presidente de la Generalitat, Quim Torra (d), junto al vicepresidente del Govern y 'conseller' de Economía, Pere Aragonès. (EFE)
El presidente de la Generalitat, Quim Torra (d), junto al vicepresidente del Govern y 'conseller' de Economía, Pere Aragonès. (EFE)

El soberanismo convirtió ayer en un nuevo agravio a Cataluña la decisión del Tribunal Supremo de negar un permiso a Oriol Junqueras para que el lunes fuera a Estrasburgo a tomar posesión como eurodiputado. Y así, tanto Quim Torra como el vicepresidente catalán, Pere Aragonès, respaldado por ERC en pleno, y el conjunto del independentismo cargaron contra el Tribunal Supremo, al que acusaron de incumplir la resolución del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). Pero, a la vez, tanto Torra como Aragonès se esforzaron en mantener abierta la vía de diálogo con Pedro Sánchez y el Gobierno que ha establecido el pacto de investidura entre ERC y el PSOE.

Torra insiste en que Junqueras ha de ir el lunes a Estrasburgo a pesar del Supremo

Torra confirmó que se reunirá con Pedro Sánchez tras una conversación telefónica de siete minutos con el recientemente investido presidente español. En su comparecencia de la tarde, Aragonès no restó críticas al Tribunal Supremo —“Brexit judicial”, fue como definió su decisión de no excarcelar a Junqueras—, pero al mismo tiempo aseguró que la vía del diálogo sigue abierta: "Si se deja en manos de fiscalías retrógradas y de los poderes fácticos del Estado, no habrá solución. Es más urgente que nunca activar la vía política".

La retórica independentista fue que el Tribunal Supremo se colocaba al margen de la Justicia europea y que la Justicia española se encontraba especialmente comprometida en la cuestión catalana. Carles Puigdemont, desde Bélgica, calificó la decisión del alto tribunal de “gravísimo error” y añadió que, en su opinión, "quien puede quedar inhabilitado es un Estado que permite una desobediencia tan flagrante de los tribunales europeos".

Esta lectura, que fue generalizada en el mundo del soberanismo catalán, obvia que lejos de incumplir la sentencia del TJUE, el Supremo la interpreta y concluye que el tribunal de Luxemburgo indica de forma clara que la inmunidad a la que se agarra la defensa de Junqueras cuenta desde el momento de la proclamación pero nunca puede ser retroactiva. El juicio ya había terminado en ese momento y la obligación era la de sentenciar. También apunta que la conclusión de que inmunidad es igual a libertad es una falacia, ya que el tribunal europeo ampara que se mantenga el encarcelamiento.

Superar la judicialización

La base del diálogo que tanto Torra como los republicanos pretenden preservar, a la vez que hacen declaraciones altisonantes, es el documento que firmó ERC y que aboga por afrontar el conflicto catalán “superando la judicialización del mismo”. Pero una cosa es que el Gobierno no abra nuevos frentes judiciales y otra que pueda frenar los procesos legales ya en marcha. En democracia, hay separación de poderes. Por tanto, lo que se está haciendo desde la Generalitat es equilibrios entre seguir dando batallas judiciales y mantener las conversaciones con el Gobierno central. Ayer mismo, ERC anunció un recurso de súplica ante el Tribunal Supremo para conseguir que Junqueras vaya a Estrasburgo el lunes.

ERC impugnará la decisión del TS y pedirá a la UE la protección de la inmunidad de Junqueras

Por tanto, el independentismo queda atrapado en la contradicción. Seguir hablando con el Gobierno al mismo tiempo que van cayendo las decisiones jurídicas, que en unas ocasiones beneficiarán al independentismo pero en otras también pueden suponer reveses para el movimiento. Pere Aragonès ha asegurado que "es más urgente que nunca la vía política y mesa de negociación". Pero es muy posible que si esto dura muchos meses, los votantes independentistas no acaben entendiendo nada.

Resultará difícil mantener el diálogo entre el Gobierno central y la Generalitat mientras el engranaje judicial sigue en marcha implacable


Además, el proceso puede resultar largo. Antes de que Torra se reúna con Pedro Sánchez, por ejemplo, se quiere que el independentismo aúne posturas ante la negociación. Quim Torra desea el aval del conjunto del soberanismo y todo augura que no será un debate fácil, ya que el diálogo está encorsetado por el documento firmado con el PSOE donde, solo por poner un ejemplo, no aparecen las palabras 'autodeterminación' o 'amnistía'.

Se abre la vía del indulto

Mientras, a la chita callando, se está abriendo la vía del indulto. UGT ya ha anunciado que pedirá el indulto para Dolors Bassa, la 'exconsellera' de Treball condenada a 12 años por “sedición y malversación”. Dolors Bassa había sido la secretaria general de UGT en Girona. La ley permite que terceros soliciten el indulto y luego es discreción del Gobierno otorgar la gracia. Dolors Bassa es la hermana de la diputada Montserrat Bassa, la que aseguró desde la tribuna que le importaba “un comino” la gobernabilidad de España. Esa misma gobernabilidad de la que dependerá un posible indulto para su hermana.

Por tanto, más allá de la retórica de las declaraciones, parece que poco a poco se va abriendo un vía de distensión en la política catalana. No será rápido, pero esta es la apuesta tanto de ERC como del Gobierno central.

El soberanismo convirtió ayer en un nuevo agravio a Cataluña la decisión del Tribunal Supremo de negar un permiso a Oriol Junqueras para que el lunes fuera a Estrasburgo a tomar posesión como eurodiputado. Y así, tanto Quim Torra como el vicepresidente catalán, Pere Aragonès, respaldado por ERC en pleno, y el conjunto del independentismo cargaron contra el Tribunal Supremo, al que acusaron de incumplir la resolución del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE). Pero, a la vez, tanto Torra como Aragonès se esforzaron en mantener abierta la vía de diálogo con Pedro Sánchez y el Gobierno que ha establecido el pacto de investidura entre ERC y el PSOE.

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