Torra se inhibe con los lazos y pone en un compromiso a Mossos y a Puigneró

El 'president' de la Generalitat, Quim Torra, está muy desanimado, según aseguran fuentes de Palau. Quiere mantener la desobediencia con la pancarta del lazo en la fachada del Palau pero acatará lo que diga el Síndic de Greuges, Rafael Ribó, a quien se le ha solicitado un pronunciamiento. Este informe podría publicarse este miércoles, por lo que la desobediencia del 'president' solo duraría unas horas. Pero, mientras tanto, pone entre la espada y la pared a los Mossos y al conseller de Políticas Digitales y Administraciones Públicas, Jordi Puigneró.

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A los Mossos, porque la Junta Electoral puede acabar encargándoles que retiren el polémico lazo de la fachada. Una imagen que la Generalitat preferiría evitar. Y a Puigneró porque el conseller de Administraciones Públicas debería enviar una nota a todos los funcionarios sobre el modo de proceder con el tema a partir de ahora. Pero está a la espera, porque tampoco quiere ser el primero. Nadie en la Generalitat desea que le llamen traidor pero tampoco nadie quiere acabar antes de tiempo con su carrera política ante un ciclo electoral como el que se avecina.

El desánimo de Torra no es tanto contra la Junta Electoral central sino contra sus propios socios. Ni ERC ni el PDeCAT le apoyan. No quieren arriesgarse a que el 'president' quede inhabilitado tal y como le pasó, por el mismo motivo, a la alcaldesa de Berga, Montse Venturós, de la CUP, que fue suspendida en el cargo durante seis meses. Pero ni ERC ni PDeCAT lo reconocen en público con lo que dejan a Torra más solo que la una. Tras años de poner el acento sobre los símbolos ahora no saben cómo explicar a sus propios seguidores la retirada del lazo gigante por imperativo legal.

Por eso, Torra ha estado en las últimas horas reuniéndose en Palau con tuiteros y opinadores independentistas, para recabar su apoyo cuando proceda a la retirada. Anoche en la 'conselleria' de Empresa ya quitaron el lazo más grande. Una de las decisiones de Torra fue que cada 'conseller' decidiera qué hace con cada departamento y limitó su ámbito de decisión al Palau. Por ahora, mantiene los lazos la consellerias de Políticas Digitales y Administraciones Públicas, Cultura, Territorio y Sostenibilidad, Interior, Economía y Conocimiento, Agricultura y la 'conselleria' de Salud.

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Consecuencias

La Delegación del Gobierno en Cataluña ya ha notificado a la Junta Electoral Central la desobediencia de Torra. Su informe incluye fotos de los edificios públicos. Ahora la JEC, que se reunirá mañana jueves, puede enviar a los Mossos a retirar los símbolos de apoyo a los presos, que el órgano supervisor de procesos electorales considera político y partidario. Torra puede llegar a ser inhabilitado o sancionado con multas.

Como ocurre siempre en estos casos se ha convocado una manifestación para defender el lazo amarillo. Pero la asistencia a la Plaça Sant Jaume ha sido escasa, apenas un centenar de personas. La convocatoria la llevó a cabo la ANC y por la noche ya no quedaba nadie.

Política de gestos

La polémica sobre el lazo en el fondo encanta a la política catalana, más centrada en los gestos que en cuestiones de gestión política propiamente dicha. Para Torra, la cuestión del lazo es medular. Para los partidos que le apoyan, no vale la pena correr riesgos penales y desprestigiar a instituciones como los Mossos. Algo que podría pasar si la Junta Electoral ordena retirar los lazos antes de que Rafael Ribó se pronuncie.