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El eje Carles Puigdemont-Quim Torra se queda con una Generalitat vacía de contenido
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Desconcierto en el Palau y descontento en ERC

El eje Carles Puigdemont-Quim Torra se queda con una Generalitat vacía de contenido

Fuentes del soberanismo aseguran que Torra está ganando tiempo. Pero que el presidente catalán no desvela para qué. No lo ha explicado tampoco al grupo parlamentario de JxCAT

Foto: Quim Torra y Carles Puigdemont, en Berlín. (Reuters)
Quim Torra y Carles Puigdemont, en Berlín. (Reuters)

Quim Torra ha conseguido lo que quería, ser un presidente de la Generalitat entregado a Carles Puigdemont. La imagen de ayer de Torra encabezando el grupo parlamentario bajo una pantalla gigante en la cual Puigdemont se conecta por videoconferencia dice tantas cosas que casi no se echa de menos que Torra haya optado por no explicar la aplazada toma de posesión del Govern. Que la imagen haya sido en el Parlament y no en la Generalitat, también es relevante. La presidencia se ha quedado vacía de contenido hasta que Mariano Rajoy no desbloquee la constitución de un Govern o hasta que Torra decida cambiar los cuatro 'consellers' encarcelados o fugados.

Fuentes del soberanismo aseguran que Torra está ganando tiempo. Pero que el presidente catalán no desvela para qué. No lo ha explicado en el grupo parlamentario de JxCAT. Tampoco a sus socios. Rajoy culpa a Torra del bloqueo, y la Generalitat —en un comunicado— responsabiliza al Gobierno español.

placeholder Balcón del Palau de la Generalitat. (EFE)
Balcón del Palau de la Generalitat. (EFE)

Hay una alternativa, claro. Que durante la semana que le queda a Rajoy para responder la petición de Torra y seguir sin publicar el nombramiento en el DOGC, la sala de apelación del Tribunal Supremo suspenda en el cargo a los encausados. Entonces, Torra no tendría más opción que sacar a jugar a los 'consellers' que tiene calentando banquillo: Elsa Artadi, Damià Calmet o Laura Borràs, por ejemplo.

Tal y como adelantó El Confidencial, Torra optó por obedecer, evitar problemas legales y aplazar la toma de posesión del Govern prevista para ayer. Presidencia se limitó a emitir un comunicado en que se encargaba un dictamen legal para establecer la respuesta que se pueda dar a Mariano Rajoy para obligarle a que el DOGC publique el decreto. El propio dictamen de la Comisión Jurídica Asesora de la Generalitat puede tardar días. Mientras, no habrá Govern, sigue en vigor el 155 y en la práctica no se puede hacer nada.

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Puigdemont le puede dar órdenes. Pero Quim Torra carece de margen de maniobra. No hay Govern, no hay 'consellers'. La Generalitat se ha convertido en una cáscara vacía.

Ayer, Torra compensó su silencio participando por la tarde en una cantada popular en apoyo de los presos en la plaza Reial de Barcelona. Allí dijo que había que tener esperanza: “Comienza la esperanza para todo el pueblo de Cataluña al saber que vamos a salir y ganar". Y, aún sobre los presos, constató: "Desde la prisión defienden la dignidad de Cataluña, y nos toca hacer lo mismo desde fuera. Vamos a salir, vamos a ganar, serán libres ellos y nuestro pueblo también". Mantener la movilización en la calle es clave para el nuevo presidente catalán, según apuntan fuentes cercanas al nuevo Govern.

Enfado en ERC

La falta de Govern ha enfadado a ERC. Como siempre, ha sido Joan Tardà quien ha dado la cara. “Necesitamos un Gobierno para dar respuesta a los problemas de los catalanes, sean o no independentistas", ha asegurado Tardà, desmarcándose de la táctica dilatoria de Torra. Una postura que Quim Torra tampoco reconoce como tal. Desde ERC hubieran preferido un Govern ya, porque consideran que eso es lo que más ayuda a los presos. Y ERC tiene más presos que el PDeCAT.

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ERC quería romper el bloqueo. Pero no ha sido posible. Torra solo ha confiado al grupo parlamentario que el aplazamiento es indefinido. Carles Puigdemont está supuestamente satisfecho: se mantiene la imagen de falta de normalidad política en Cataluña.

Soledad política

Mientras Puigdemont colecciona victorias judiciales fuera de España, políticamente cada vez se encuentra más aislado dentro del país. El PNV hizo todo lo posible, pero al final optó por apoyar los Presupuestos de Mariano Rajoy. El aislamiento del independentismo es muy obvio. Y el PP se ha apuntado otro tanto en un momento muy difícil. El independentismo ha interiorizado este voto de los nacionalistas como un bofetón.

Nadie en Cataluña sabe cuánto puede durar este nuevo paréntesis. Cinco meses sin Gobierno en Cataluña, después de otros seis meses de alta inestabilidad, con Puigdemont al frente, hasta desembocar en los hechos del pasado mes octubre. La única diferencia, que no es poca, radica en que ahora Quim Torra ocupa el Palau.

Quim Torra ha conseguido lo que quería, ser un presidente de la Generalitat entregado a Carles Puigdemont. La imagen de ayer de Torra encabezando el grupo parlamentario bajo una pantalla gigante en la cual Puigdemont se conecta por videoconferencia dice tantas cosas que casi no se echa de menos que Torra haya optado por no explicar la aplazada toma de posesión del Govern. Que la imagen haya sido en el Parlament y no en la Generalitat, también es relevante. La presidencia se ha quedado vacía de contenido hasta que Mariano Rajoy no desbloquee la constitución de un Govern o hasta que Torra decida cambiar los cuatro 'consellers' encarcelados o fugados.

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