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'Intergrupos de Amigos', la red que creó Puigdemont para moverse por Europa
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'Intergrupos de Amigos', la red que creó Puigdemont para moverse por Europa

Se lo encargó a su 'consejero de Exteriores', Raúl Romeva, y la mimó desde el Govern durante los dos años que lo presidió. Hoy la usa para viajar por el continente

Foto: Una bandera de la UE ondea en el Reichstag en un mar de esteladas de una manifestación por la independencia catalana en Berlín. (EFE)
Una bandera de la UE ondea en el Reichstag en un mar de esteladas de una manifestación por la independencia catalana en Berlín. (EFE)

Quien siembra, recoge. Eso es lo que hizo el expresidente catalán, Carles Puigdemont, durante los menos de dos años de su mandato: establecer una red clientelar de asociaciones afines y mimadas que ahora utiliza para 'internacionalizar' el conflicto con España. Durante su mandato, Puigdemont ordenó al consejero de Exteriores, Raül Romeva, crear estructuras en el exterior para promover la independencia y tener aliados internacionales. De hecho, esta red exterior era fundamental en la estrategia independentista de ruptura con España. No pudo incardinar ninguna de esas estructuras en administraciones de gobiernos exteriores, pero sí en determinados círculos, que ahora le pagan los servicios.

Romeva solo pudo crear tres de esas estructuras, a las que llamó Intergrupos de Amigos de Cataluña: en Suiza, Finlandia y Estonia, que comenzaron a formalizarse a partir de abril de 2016. El senador del Sinn Féin Trevor O’Clochartaigh comenzó a mediados del año pasado la constitución de otro 'intergrupo' de amistad en Irlanda, aunque este no ha estado especialmente activo ni el Gobierno catalán realizó actos concretos en aquel país. Los dos primeros países son los que ha visitado precisamente Puigdemont en esta semana para extender su discurso independentista. Y en el primero se esconden Anna Gabriel y, desde este jueves, Marta Rovira.

La invitación para que Puigdemont visitase como 'president' exiliado el Parlamento finlandés este jueves partió del Intergrupo Amigos de Cataluña

Porque la invitación para que Puigdemont visitase como 'president' exiliado el Parlamento finlandés este jueves partió del Intergrupo Amigos de Cataluña. En noviembre de 2016, Romeva pronunció una conferencia en Finlandia en un acto organizado por el think tank Magma, una entidad finlandesa que promueve el idioma sueco y que aboga por el bilingüismo en Finlandia, justamente lo que rechazan los independentistas catalanes. El Gobierno catalán intentó que pareciese que era una cosa institucional de la Cámara finlandesa, aunque nada más lejos de la realidad: era la iniciativa de un grupo de amigos capitaneados por un diputado.

Ahora vuelve la misma estrategia: el diputado Mikko Karna, alineado desde hace años con el independentismo, ha echado un capote a Puigdemont y lo 'invitó' a su país para hablar de 'lo suyo', es decir, de la independencia. Además, presentó a Puigdemont como "un campeón en la defensa de la libertad, la democracia y los derechos humanos en Europa".

placeholder Puigdemont con el parlamentario finlandés Mikko Karna (i) y el profesor Teivo Teivainen en Helsinki. (EFE)
Puigdemont con el parlamentario finlandés Mikko Karna (i) y el profesor Teivo Teivainen en Helsinki. (EFE)

Conflicto con el embajador

Karna ya es un viejo conocido de la diplomacia española. En septiembre del 2017, el polémico diputado acusó al embajador español en Helsinki, Manuel de la Cámara, de amenazarle. Karna hacía en Finlandia campaña por la independencia de Cataluña y pidió la intervención de la UE ante la "represión del 20-S". Es decir, ante el registro de diversas sedes del Gobierno catalán con orden judicial. "Sí, OK, pero si un día Finlandia tiene un problema de seguridad y necesita la solidaridad de sus socios de la UE, podría buscar esta solidaridad en Cataluña", le dijo De la Cámara.

Para el finlandés, esa respuesta fue una "amenaza mafiosa" del embajador español. El asunto fue ampliamente difundido entre la prensa independentista, especialmente entre los medios de la Corporación catalana de Medios Audiovisuales, o sea, las cadenas públicas, aunque más que 'amenaza mafiosa', visto desde la distancia, parezca solo un ligero tirón de orejas.

Foto: El expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont (c), junto a los exconsellers Antoni Comín (2i), Clara Ponsatí (2d), Lluís Puig (d) y Meritxell Serret, en una comparecencia poco antes de fugarse. (EFE)

Estos medios aprovecharon entonces para anunciar, sin fundamento alguno, que Finlandia y otros países "podrían debatir mociones para reconocer a Cataluña" tras el referéndum del 1 de octubre. Es más: el 28 de octubre, al día siguiente de la proclamación de la República en el Parlament, Karna fue uno de los (pocos) dirigentes europeos que felicitó "a la nueva República", según los medios de la CCMA.

Se da la circunstancia de que el cónsul honorario de Finlandia en Barcelona, el empresario Albert Ginjaume, fue cesado hace menos de un mes a petición de España. Ginjaume era un activo independentista y fue rechazado por España por realizar "actividades inadecuadas para un cónsul honorario", según las explicaciones que el Ministerio de Exteriores dio al Gobierno finlandés. Según los protocolos de la diplomacia, Finlandia estaba obligada a cesarlo tras el rechazo del país anfitrión. A los pocos días de anunciarse su cese (que fue efectivo a partir del 1 de marzo), el presidente del Parlament, Roger Torrent, recibió al ya excónsul para solidarizarse con él. Guinjaume, por su parte, denunció una "caza de brujas" por parte del Gobierno español.

Quien siembra, recoge. Eso es lo que hizo el expresidente catalán, Carles Puigdemont, durante los menos de dos años de su mandato: establecer una red clientelar de asociaciones afines y mimadas que ahora utiliza para 'internacionalizar' el conflicto con España. Durante su mandato, Puigdemont ordenó al consejero de Exteriores, Raül Romeva, crear estructuras en el exterior para promover la independencia y tener aliados internacionales. De hecho, esta red exterior era fundamental en la estrategia independentista de ruptura con España. No pudo incardinar ninguna de esas estructuras en administraciones de gobiernos exteriores, pero sí en determinados círculos, que ahora le pagan los servicios.

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