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El aplazamiento de Torrent irrita y descoloca al independentismo
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JxCAT y la CUP no se encuentran en el hemiciclo

El aplazamiento de Torrent irrita y descoloca al independentismo

Mientras en el Parlament se reflejan las dudas, las divisiones y las costuras del independentismo, miles de personas marchan hacia el Parlament, muchas con las caretas de Puigdemont

Foto: Vista del salón de sesiones del Parlament de Cataluña. (EFE)
Vista del salón de sesiones del Parlament de Cataluña. (EFE)

El aplazamiento del pleno por parte de Roger Torrent ha descolocado al independentismo. Si la mañana ha sido confusa, la tarde se ha situado en la dimensión de Luis García Berlanga. JxCAT se reúne a deliberar. Son 34 diputados. Seis de ellos, los más radicales, liderados por Quim Torra, salen para coincidir con los diputados de la CUP, que supuestamente están en el hemiciclo, tal y como han anunciado. Pero los antisistema no están. Los 'cupaires', en vez de una sentada de protesta, se han hecho una foto levantando el puño y se han ido. El acto no ha durado ni cinco minutos. Ha sido tan fugaz que muchas televisiones se lo han perdido, incapaces de entender nada. Los seis diputados de JxCAT llegan a un hemiciclo vacío, tampoco entienden nada, y regresan a la sala de reuniones ante los miembros de la prensa que, a sus espaldas, se ríen del despropósito. Incluso los de medios independentistas.

Sí, las fuerzas políticas que querían investir a Carles Puigdemont a distancia han sido incapaces de coordinarse para hacerse una foto. Entre los diputados que han hecho el triste viaje de ida y vuelta, ninguno del PDeCAT. Muchos de ellos saben que están en libertad provisional y que si desobedecen de nuevo, les espera la cárcel.

placeholder Miles de personas se reúnen en las inmediaciones del Parlament. (EFE)
Miles de personas se reúnen en las inmediaciones del Parlament. (EFE)

Mientras en el Parlament se reflejan las dudas, las divisiones y las costuras del independentismo, miles de personas marchan hacia allí, muchas con las caretas de Puigdemont. Las bases piden una cosa pero los líderes que les han calentado la cabeza, a la hora de la verdad, no están a la altura. Puigdemont no se pone al teléfono cuando le llama Roger Torrent, los diputados de ERC han desaparecido del Parlament y el clima es de comedia bufa. JxCAT había insistido mucho en una votación simbólica, teatralizada. Pero el teatro ha derivado en vodevil. Y nadie sabe qué va a pasar.

Si el 27 de octubre fue una DUI con aires de funeral, el pleno de investidura frustrado está siendo extraño. En un clima de todos contra todos. Porque no solo los independentistas están divididos. Los constitucionalistas no han dado mejor imagen. El PP ha cargado contra Inés Arrimadas por no intentar una investidura para la que no tiene votos. Y Arrimadas ha culpado a los populares de los malos resultados obtenidos que, a su juicio, impiden a los partidarios de seguir en España armar una alternativa.

Súplicas y cabreo

La jefa de campaña de Carles Puigdemont, Elsa Artadi, se presenta ante los medios. Y lo ha hecho para suplicar al presidente del Parlament, Roger Torrent, que levante el aplazamiento del pleno y que se invista a Puigdemont presidente de la Generalitat. Artadi parecía más preocupada por preservar la unidad del movimiento soberanista que por salvar la presidencia de su líder. Lejos de la contundencia de la CUP, Artadi se ha mostrado esperanzada en que todavía no se haya roto la unidad de acción entre JxCAT y ERC. “Esperamos que no”, se ha limitado a señalar.

Torrent aplaza la investidura y enfada a los de Puigdemont

En cambio, la CUP lo tiene claro: el presidente del Parlament, Roger Torrent, “ha acatado y mostrado sumisión al Estado y al Tribunal Constitucional [TC]”, en palabras de su líder en la cámara catalana, Carles Riera. “No han tenido la deferencia de informarnos antes”. Ante este panorama, Riera ha anunciado que sus diputados estarían a las 15:00 en el escaño y ha llamado a las masas a concentrarse en el Parlament. Riera ha exigido de la manera más solemne a Torrent que rectifique y vuelva a convocar el pleno. Pero luego su acto de protesta en el hemiciclo no ha llegado ni a resistencia pasiva, se ha quedado en puro postureo.

La prensa empieza a marcharse

Tras lo que todo el mundo ha visto, el portavoz de JxCAT, Eduard Pujol, ha insistido, ante el estupor de la prensa asistente, que la unidad del independentismo está preservada porque “la conjura de todos los diputados está en el mismo punto donde estaba. Que no sufran lo que hoy quieren ver grietas y problemas de unidad. Nuestro compromiso con la unidad es irrefutable”. Pero unidad, lo que se dice unidad, esa ha sido la gran ausente en el Parlament hoy.

Pese a la evidencia, Eduard Pujol ha insistido en este concepto: “No puede haber ningún otro escenario que el de la unidad. Estamos conjurados en esta unidad. No solo queremos representar la unidad de las urnas, queremos mirar a los ojos a los electores que han depositado en nosotros su confianza”.

placeholder El portavoz de Junts per Catalunya, Eduard Pujol. (EFE)
El portavoz de Junts per Catalunya, Eduard Pujol. (EFE)

Pujol no se ha olvidado de los manifestantes que han acudido hoy al Parlament. De hecho, ha asegurado que iba a reunirse con ellos. A darse un baño de masas, aunque esa perspectiva no solo no parecía razonable en un día tan decepcionante para el soberanismo como el de hoy sino que tampoco resultaba verosímil.

Damos la gracias a todos los ciudadanos que hoy se han desplazado hasta Barcelona. Celebramos esta capacidad de movilización. Lo que tanta y tanta gente es capaz de hacer cada vez que se le interpela para ello. Hay que dejar muy claro a la gente de la calle que no desfalleceremos”, ha declarado Eduard Pujol, garantizando que seguirán insistiendo en que se invista a Puigdemont.

Según este diputado, “a todos los que se preguntan por qué hoy no ha habido investidura, un mensaje de tranquilidad y confianza de sus representantes políticos. Es un mandato tan nítido y claro que no fallaremos”. No ha sido esa la impresión que ha dejado la clase política catalana.

Incapaz de entender nada, Antonio García Ferreras, el periodista de La Sexta que llevaba todo el día en el Parlament, se ha marchado, cansado de las idas y venidas sin más propósito que aparentar lo que no es. 'El món es mira', reza una de las máximas que ha movilizado al independentismo estos años. Esperemos que el mundo, hoy, de manera piadosa, haya vuelto discretamente sus ojos hacia otro lugar.

El aplazamiento del pleno por parte de Roger Torrent ha descolocado al independentismo. Si la mañana ha sido confusa, la tarde se ha situado en la dimensión de Luis García Berlanga. JxCAT se reúne a deliberar. Son 34 diputados. Seis de ellos, los más radicales, liderados por Quim Torra, salen para coincidir con los diputados de la CUP, que supuestamente están en el hemiciclo, tal y como han anunciado. Pero los antisistema no están. Los 'cupaires', en vez de una sentada de protesta, se han hecho una foto levantando el puño y se han ido. El acto no ha durado ni cinco minutos. Ha sido tan fugaz que muchas televisiones se lo han perdido, incapaces de entender nada. Los seis diputados de JxCAT llegan a un hemiciclo vacío, tampoco entienden nada, y regresan a la sala de reuniones ante los miembros de la prensa que, a sus espaldas, se ríen del despropósito. Incluso los de medios independentistas.

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