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El Bronx catalán pasa del 'procés': "Sin dinero para comer, ¿quién va a comprar banderas?"
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LA INDEPENDENCIA NO LLEGA AL EXTRARRADIO

El Bronx catalán pasa del 'procés': "Sin dinero para comer, ¿quién va a comprar banderas?"

En el barrio obrero de La Mina, al norte de Barcelona, no hay esteladas ni carteles a favor del sí. Apenas hay debate sobre la independencia. Los problemas son otros

Foto: Un grupo de chicos en La Mina, donde el 'procés' no cala. (R. M.)
Un grupo de chicos en La Mina, donde el 'procés' no cala. (R. M.)

En La Mina, el 'procés' es algo muy lejano. A este barrio obrero y con fama de peligroso de Sant Adrià de Besòs, a unos cinco kilómetros de donde se concentran los manifestantes independentistas, no ha llegado el debate sobre la independencia. No hay esteladas ni pancartas a favor del sí. Como buena parte del extrarradio, están ajenos al debate político. “Si no tenemos para comer, ¿cómo vamos a comprar banderas?”, se ríe un joven que toma algo junto a su grupo de amigos. El extrarradio no sigue el 1-O.

Si uno pasea por el centro de Barcelona —y no digamos por pueblos del interior—, la presencia de esteladas es constante. Hay carteles a favor del sí, pancartas pidiendo democracia y, paseando estos días, es fácil que un voluntario de la Asamblea Nacional Catalana te ofrezca un cartel pidiendo democracia con el logo de una cara tapada (ya tengo de dos tipos). Cuesta cuadrar esa movilización con el hecho de que el apoyo al independentismo no sea abrumador en las encuestas.

placeholder No hay esteladas en La Mina. (R. M.)
No hay esteladas en La Mina. (R. M.)

Está la explicación de la mayoría silenciosa. Pero también la de que a las afueras de Barcelona, en zonas industriales y humildes, hay mucha gente al margen de la política que pasa del 'procés'. En La Mina hay enormes edificios populares, manzanas enteras con ventanas uniformes. En la calle, los contenedores de basura rebosan y en un descampado hay muebles usados. Sin embargo, no parece peligroso. Es como un barrio de tantas ciudades, en los que si eres de fuera no pasearías de noche, pero de día no hay problema.

En La Mina los periodistas no tienen buena fama. Demasiados reportajes sobre la droga en lo que alguien ha bautizado como 'el Bronx catalán'. “Vete a sacar las calles de droga que sacáis siempre”, contesta el primer vecino que toma una caña al aire libre en el bar. Más allá, un grupo de chavales gitanos sí que aceptan charlar. No dan su nombre, pero no tienen problema en posar para la foto. “Claro que no ves banderas. Si no tenemos para comer, ¿cómo vamos a comprar banderas?”, responde uno de ellos.

La charla que se monta es caótica. No les ha importado mucho el referéndum. “¿Es el 1 de octubre? ¿Tan pronto?”, pregunta uno ante la risa de los demás. La opinión sobre el referéndum es cambiante y depende de tópicos: “Si va a servir para que no haya inmigrantes o que dejemos de enviar dinero a Andalucía, bien está la independencia”. “Si nos van a poner pasaporte, entonces no quiero la independencia”. "Me quitan un 14% de mi paga en impuestos. Es mucho, compadre, si nos va a ayudar en eso, vale". Uno enseña su tatuaje en el bíceps: “100% gitano. Made in La Mina”. "Somos gitanos. Un día comemos gambas y otro una olla", repiten. Esa es su identidad.

A pocos metros está el edificio en el que hace menos de un año los Mossos irrumpieron en 16 pisos que cultivaban marihuana. Los pillaron en colaboración con las eléctricas por el elevado consumo de luz que tenían. El cartel ajado de El Murciano en uno de los bajos confirma el origen de fuera de Cataluña de muchos vecinos.

placeholder Enrique Fajardo, nacido en Torre del Mar (Málaga), no quiere la independencia. (R. M.)
Enrique Fajardo, nacido en Torre del Mar (Málaga), no quiere la independencia. (R. M.)

Un poco más allá toma el sol en un banco Enrique Fajardo, de 89 años. Nació en Torre del Mar, en Málaga, "donde está Tejero ahora", y vino a Cataluña “a trabajar con pico y pala” hace 54 años. “¿Esto qué es? ¿Un golpe de Estado? ¿Es que no saben que si declaran la independencia van a venir con tanques? ¿Qué se han creído?”. Enrique, que lleva sombrero marrón, una serie de crucifijos al cuello, fuma en pipa y tiene delante su andador para ayudarse a volver a casa, cree que en La Mina los problemas son otros. “Hace siete años le dieron una paliza a un guardia civil. Ahí no puedes entrar. Es peor que Corea. Te sacan una pistola enseguida. Aquí no estamos con la independencia. La gente quiere ganar 10 duros y si puede ahorrar cinco para cuando sea mayor, y que nos recojan la basura como en Málaga. Ese es el problema de La Mina. No la independencia”.

En La Mina, el 'procés' es algo muy lejano. A este barrio obrero y con fama de peligroso de Sant Adrià de Besòs, a unos cinco kilómetros de donde se concentran los manifestantes independentistas, no ha llegado el debate sobre la independencia. No hay esteladas ni pancartas a favor del sí. Como buena parte del extrarradio, están ajenos al debate político. “Si no tenemos para comer, ¿cómo vamos a comprar banderas?”, se ríe un joven que toma algo junto a su grupo de amigos. El extrarradio no sigue el 1-O.

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