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Cataluña cree que llega tarde la oferta de Rajoy para mejorar la financiación
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EL GOBIERNO CIERRA LA PUERTA A LA CONSULTA

Cataluña cree que llega tarde la oferta de Rajoy para mejorar la financiación

En la era de Internet el correo ordinario no parece el medio más eficaz para comunicarse, en especial si el presidente español Mariano Rajoy necesita tres meses para

Foto: Artur Mas en la inauguración este sábado de una empresa dedicada al comercio de pescado. (Efe)
Artur Mas en la inauguración este sábado de una empresa dedicada al comercio de pescado. (Efe)

En la era de Internet el correo ordinario no parece el medio más eficaz para comunicarse, en especial si el presidente español Mariano Rajoy necesita tres meses para contestar una carta. Oficialmente, la misiva de Rajoy en respuesta al máximo responsable de la Generalitat, Artur Mas, que solicitó celebrar una consulta sobre la independencia catalana, todavía no ha llegado. Pero todo el mundo sabe que cerrará la puerta a un referéndum y sus equivalentes y abrirá la mano en la cuestión de mejorar la financiación. Una alternativa que llega tarde.

Fuentes políticas de la Generalitat y cercanas a ERC y al PSC coinciden en una cosa: ahora ya no es tiempo de mejorar la financiación. Rajoy tuvo un año para hacer frente a las peticiones de Cataluña de un reparto más justo de la financiación autonómica, una idea que incluso defendía el PP catalán. Rajoy prefirió esperar, pensando que la burbuja independentista se desinflaría. Pero como ha puesto en evidencia el éxito de la cadena humana por la independencia el pasado 11 de septiembre, el estado de la opinión pública favorable a una secesión no sólo ha crecido, sino que se ha consolidado.

En esta situación, Artur Mas y su ejecutivo ya están demasiado comprometidos con las tesis de ERC para dar un giro de timón, aunque se ofrezca una mejora en el volumen de fondos para la Generalitat en el nuevo marco de financiación autonómica que prepara el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro. O hay votación, o el eje CiU-ERC seguirá adelante con su plan. Esperar sólo es una estrategia válida si el tiempo juega a tu favor, lo que le sirvió a Rajoy para desactiva el escándalo de Francisco Camps en Valencia, por ejemplo. Pero éste no es el caso de Cataluña.

En este sentido, la carta de Rajoy es la crónica de una muerte anunciada. Este sábado en Cataluña todo el mundo conoce la respuesta final antes de que llegue. El debate político y el riesgo de fractura social es tal que o hay votación, y por tanto se convierte a Cataluña en un sujeto político diferenciado de España, o cualquier oferta alternativa caerá en saco roto, según todas las fuentes políticas consultadas.

Zanjar el debate

Por otra parte, desde la ciudadanía catalana tampoco se entiende que se cambie la Constitución para la estabilidad financiera que propone Bruselas o que se vaya a hacer lo mismo para que reine Leonor y que no exista la misma disposición para que los catalanes voten sobre su independencia. En Cataluña, hasta los unionistas son partidarios de un referéndum, fundamentalmente para zanjar el debate de una vez por todas.

placeholder Artur Mas con la asamblea que convocó la cadena humana para la Diada.

Las apelaciones de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría a la "mayoría silenciosa" han sido respondida por la Generalitat y ERC con una sola réplica: si hay una mayoría silenciosa, qué mejor favor se le puede hacer que convocar un referéndum para que pueda abandonar su silencio.

Mariano Rajoy está pagando ahora la falta de iniciativa política que ya se denunciaba en los días previos a la Diada. Mientras tanto, el independentismo sigue creciendo en Cataluña, más por los errores desde Madrid que porque presente una propuesta coherente. De hecho, unos de los puntos débiles de la propuesta independentista es su incapacidad para concretar nada de lo que pasará después en la Cataluña independiente: retos económicos, apoyo internacional, encaje en Europa. Pero el independentismo ha generado ilusión en una sociedad muy castigada por una larga crisis de seis años.

Fuentes cercanas a la Generalitat aseguran que, en el entorno del ministro de Justicia, Alberto Ruiz Gallardón, ya se están estudiando alternativas para celebrar una votación que no obligasen a cambiar la Constitución. Algo que el Gobierno no reconoce y de lo que Rajoy no es partidario. Una salida sería convocar el referéndum en toda España, con resultados provinciales diferenciados que permitisen saber qué piensa Cataluña. El riesgo es que, como el debate ha agotado tanto a la opinión pública española, podría salir un alto porcentaje de votos a favor del sí... en el resto de España. Otra posibilidad sería una consulta bajo la ley catalana, con diversas modalidades posibles.

Rajoy, en este momento, no se platea ninguna de ellas, a la espera de que el independentismo se rompa como consecuencia de sus propias divisiones internas. Sin embargo, el Ejecutivo español está perdido en este tema, tal y como se percibe en Cataluña. Que sea el ministro de Exteriores, Manuel García-Margallo, el que esté dando muchas veces la réplica a Cataluña desde el Gobierno ofrece la confusa sensación de que Cataluña sea de facto, otro país.

Mayor cohesión

A medida que pasa el tiempo, el frente soberanista aparece más cohesionado. Si Rajoy quería esperar a que pasase la Diada para enviar su carta, ahora ya sabe que el suflé no se ha deshinchado. Ni siquiera Unió está en posición ya de marcar distancias. La última Diada dejó la imagen del diputado Josep Sánchez Llibre enfretándose físicamente con un grupo de fascistas que atacaron la sede de la Generalitat en Madrid.

En una Diada que quería ser, desde el punto de vista independentista, la manera dar la voz al pueblo y quitarselas a los políticos, al final hubo un héroe indidual. Y que fuese Sánchez Llibre, un político catalán que no participó en la cadena humana y quizá la persona que más ha trabajado en el Congreso en los últimos 20 años para crear vínculos entre Cataluña y el resto de España, es otra mala noticia para Mariano Rajoy.

En la era de Internet el correo ordinario no parece el medio más eficaz para comunicarse, en especial si el presidente español Mariano Rajoy necesita tres meses para contestar una carta. Oficialmente, la misiva de Rajoy en respuesta al máximo responsable de la Generalitat, Artur Mas, que solicitó celebrar una consulta sobre la independencia catalana, todavía no ha llegado. Pero todo el mundo sabe que cerrará la puerta a un referéndum y sus equivalentes y abrirá la mano en la cuestión de mejorar la financiación. Una alternativa que llega tarde.

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