Moreno en los bares y Sánchez abucheado: el presidente andaluz pone el foco en la crispación

Pedro Sánchez y Juanma Moreno coincidieron el pasado lunes en el barrio sevillano de Pino Montano para la inauguración de las obras del metro de la capital andaluza. Ambos fueron abucheados y recibieron críticas de los vecinos, aunque el presidente del Gobierno también recibió consignas a favor para contrarrestar los pitos. Pero el líder socialista hizo su clásica visita exprés para seguir la ruta en Dos Hermanas, otro bastión de su partido. Y Juanma Moreno aprovechó para pasearse por los bares del barrio con el alcalde, su compañero de filas José Luis Sanz, y dar cuenta de su popularidad, a pesar de que Pino Montano no es precisamente un partido muy propicio para los populares.

Con estas imágenes en la retina, el presidente andaluz ha querido poner tierra de por medio con Sánchez, no solo por sus diferencias políticas, sino por una crispación que, según el barón popular, está "alimentada" por Sánchez. "Tiene una enorme capacidad para dividir a la sociedad", ha defendido el jefe del Ejecutivo andaluz este miércoles en una entrevista con La Ser y El País, donde ha aludido incluso a las "dos Españas". "Eso no ocurre con otros dirigentes", ha dicho en referencia a los gritos de distinto signo que se registraron en el barrio sevillano. Fue allí donde hace año y medio surgió el lema Que te vote Txapote, aunque aquello fue una protesta organizada por personas cercanas a Vox en una visita pensada, precisamente, para acercar la figura del presidente del Gobierno a los ciudadanos.

Moreno se ha pronunciado así cuando ha sido cuestionado por la afirmación de Alberto Núñez Feijóo sobre la "peor clase política" y ha justificado la estrategia del PP respecto a la crispación, con ataques furibundos al Gobierno. "Dos no se pelean si uno no quiere, pero si te están dando patadas en la espinilla es muy difícil no contestar" ha justificado el presidente de la Junta de Andalucía. En su entorno habían apuntado ya en esa dirección, a pesar de que el estilo duro de oposición que está poniendo en práctica Génova no casa con las formas del propio Moreno. "No podemos quedarnos cruzados de brazos porque se están traspasando los límites", admitían hace unos días desde San Telmo.

"Yo intento siempre bajar el diapasón, encauzar desde la educación y la corrección", ha dicho Moreno en Sevilla para dar cuenta de su marca, que apuesta por la moderación y que le ha reportado éxitos en su carrera política cuando se cumplen 10 años desde que se hizo con las riendas del PP andaluz por decisión del propio Mariano Rajoy. Las encuestas no detectan, por el momento, ninguna mella en el liderazgo de Moreno, con el PSOE en horas bajas y Vox aplacado si se compara con lo que ocurría en la pasada legislatura, por lo que la mayoría absoluta PP parece consolidada cuando la legislatura encara su ecuador, ya que las elecciones están previstas en la primavera de 2026.

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Moreno descarta en público y en privado que tenga aspiraciones nacionales y este miércoles ha abierto la puerta de forma expresa a presentarse de nuevo a las elecciones. Su compromiso inicial pasaba por mantenerse durante 8 años en el Gobierno, pero ya hace años que flirtea con extenderlo, siempre con la coletilla de que, para hacerlo, necesita el apoyo de su partido. En el acto en la Fundación Cajasol ha admitido que se ve "con fuerza e ilusión" para afrontar una nueva candidatura, que sería la cuarta, y afrontar un posible tercer mandato. "El día que no me vea con fuerza o no tenga el apoyo ni de mis compañeros ni de mi familia, buscaremos otras alternativas y daremos el relevo", ha dicho, aunque ha asegurado que "queda todavía mucho por hacer en Andalucía".

El presidente andaluz, a preguntas de los conductores del acto, se ha referido a la posibilidad de cambiar su gabinete en esta etapa de la legislatura, descartándolo. Moreno no es muy propicio a los cambios de cartas, salvo motivo de fuerza mayor. Pero sí a los movimientos de competencias dentro de la arquitectura del Gobierno si detectan necesidades. Para ello, ha dicho, están "reevaluando" de forma constante el funcionamiento del equipo, que tiene ahora mismo dos puntos débiles.

Uno está en la Consejería de Salud, que vive una crisis casi constante desde las elecciones y que ahora está centrada en la polémica por el fichaje frustrado, por el momento, del exnúmero dos del departamento en la aseguradora Asisa. La otra es la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte, bajo los focos por los contratos realizados en la anterior etapa con la RFEF de Luis Rubiales en el contexto de los acuerdos para revitalizar el estadio de la Cartuja de Sevilla.