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La investigación que une covid y contaminación acústica: "Fue un oasis. No hemos aprendido"
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ESTUDIO ESTADÍSTICO EN ANDALUCÍA

La investigación que une covid y contaminación acústica: "Fue un oasis. No hemos aprendido"

Tres investigadores escriben un libro en el que analizan la combinación de ambos fenómenos a través de distintas variables que reflejan que el confinamiento fue un paréntesis y que la sensación mayoritaria es que la polución sonora crecerá

Foto: Obreros durante una obra en una calle de Granada. (EFE/Miguel Ángel Molina)
Obreros durante una obra en una calle de Granada. (EFE/Miguel Ángel Molina)

"Mis sonidos son música; los de mi vecino son ruido". Esta es la cita que encabeza la introducción de ‘La contaminación acústica en las ciudades andaluzas y la incidencia del Covid-19’ (Editorial Universidad de Almería), un libro que analiza el impacto en Andalucía de la polución sonora durante la pandemia y que muestra la creciente intolerancia a un fenómeno que "afecta negativamente al 56% de los andaluces".

El trabajo se apoya en 1.152 encuestas realizadas a una muestra de vecinos de más de 18 años de las 29 ciudades andaluzas con más de 40.000 habitantes. Este acotamiento se debe, en parte, a que una investigación previa elaborada en 2011 puso de relieve que el ruido no era un gran problema en los pequeños municipios y ésto podía distorsionar los resultados del nuevo análisis.

Juan Carlos Checa, doctor en Sociología, y coautor de esta obra impulsada por la Fundación Unicaja y la Universidad de Almería, sostiene que sólo hay que salir a la calle de cualquier ciudad para darnos cuenta de que "no hemos aprendido nada". El confinamiento "fue un oasis" frente a una problemática que cada vez afecta más a la población y por el que los partidos políticos pasan de soslayo.

"Aproximadamente el 70% de los encuestados considera que su municipio es algo, bastante o muy ruidoso", aunque esta contaminación acústica es "negativa" para el 46,5% y afecta "muy negativamente" en el 9,4%, señala la socióloga Rosa María Mañas, otra de las partícipes en el estudio.

Esta diferencia en la somatización del sonido molesto se debe, según el doctor en Geografía Urbana Fernando Fernández, a que "las personas reaccionamos de forma distinta ante el ruido". Influye "el sexo, la edad, la cultura, la clase social o el lugar de residencia", explica, para añadir que el valor académico de esta investigación, de la que también es autor, es que muestra la incidencia de este problema desde el prisma de las sensaciones.

Foto: Un día más en una de las ciudades más ruidosas del mundo, Nueva York. (iStock)

"Los sonómetros y otros medidores, que permiten realizar un estudio de manera técnica, realizan su función siempre igual, pero las personas reaccionamos de forma distinta" ante los sonidos fuertes o desagradables, reafirma Fernández, y remarca Checa, quien ofrece un dato llamativo en este contexto: a pesar de que casi tres cuartas partes de los sondeados declaran que su ciudad es bastante o muy ruidosa, sólo el 2,5% ha llamado "siempre" para denunciar un exceso de ruido.

La percepción de este fenómeno, que "tenemos tan interiorizado que no nos damos cuenta de sus efectos nocivos", varió notablemente durante la pandemia como consecuencia de "los efectos del aislamiento humano, la falta de movilidad de las personas, la reducción de las actividades económicas y productivas y, sobre todo, la merma del funcionamiento del transporte de locomoción".

El 7,3% de los encuestados señaló que, antes de que nos tuviésemos que quedar en casa por el covid, "siempre" sufría molestias de ruido. Un porcentaje que bajó al 1,9% durante el confinamiento. Esta tendencia se agudiza más en el caso de las personas ‘inmunes’ a los sonidos molestos. El 14% que dijo que nunca los padeció durante la primera etapa, se elevó 50 puntos en la segunda.

El 50% de los encuestados cree que los actuales niveles de contaminación acústica "se mantendrán o aumentarán" en el futuro

Los expertos lo achacan, principalmente, al notable descenso del "tráfico rodado" o a "las voces en la calle de las personas", que con el 60% y el 30%, respectivamente, son los ruidos más desagradables para los andaluces. Llama la atención que los generados en los domicilios por sus moradores, las tareas del hogar o los electrodomésticos —radios, televisiones, aparatos de aire acondicionado...— se mantienen casi inamovibles en los dos periodos de estudio, aunque el nivel de tolerancia fue mayor mientras duró el encierro en las viviendas.

Los autores de este trabajo sostienen la hipótesis de que esos meses fueron un paréntesis y alertan de que la visión futura de este "gran problema" no es positiva.

Es, al menos, lo que se plasma en el libro, donde se refleja que el 50% de los encuestados cree que los actuales niveles de sonidos molestos "se mantendrán o aumentarán", precisa Mañas. Una perspectiva ante la que el responsable de Literatura de la Fundación Unicaja, Francisco Cañadas, recomienda que "tomemos conciencia de la importancia que tiene el ruido en nuestra salud".

placeholder Rosa María Mañas, Juan Carlos Checa, Francisco Cañadas y Fernando Fernández durante la presentación del libro. (Fundación Unicaja)
Rosa María Mañas, Juan Carlos Checa, Francisco Cañadas y Fernando Fernández durante la presentación del libro. (Fundación Unicaja)

Los autores lamentaron que "los partidos políticos no tienen la contaminación acústica entre sus prioridades" y observan una "falta de interés en las administraciones" a la hora de tomar medidas para atajar esta cuestión. Fernando Fernández, por ejemplo, apuntó a la paulatina desaparición de las calles de los agentes especializados en el control del ruido. Mientras que Rosa María Mañas acude a los resultados del estudio para cimentar esta argumentación: "Observamos que en 2021 sube mucho la proporción de personas encuestadas que afirma que ningún partido se preocupa por este problema".

"De hecho, si analizamos los programas políticos de las elecciones de 2018, tan sólo el PSOE y Adelante Andalucía —en los apartados de infraestructuras y transporte y movilidad— hacen mención a la contaminación acústica". No obstante, es el PP el único que hace una propuesta concreta para paliarla: "unas pantallas antiruidos en la A-8028". "Aunque entendemos que aborda la polución sonora como un asunto puntual de un lugar en concreto".

Foto: Incendio en Yeongdeok, Corea del Sur. (EFE/EPA/Yonhap)

Los investigadores censuran que las formaciones políticas no traten esta cuestión como un problema estructural que afecta a toda la población. Y reclaman una mayor implicación para dar respuesta a la preocupación ciudadana sobre este problema.

"Mis sonidos son música; los de mi vecino son ruido". Esta es la cita que encabeza la introducción de ‘La contaminación acústica en las ciudades andaluzas y la incidencia del Covid-19’ (Editorial Universidad de Almería), un libro que analiza el impacto en Andalucía de la polución sonora durante la pandemia y que muestra la creciente intolerancia a un fenómeno que "afecta negativamente al 56% de los andaluces".

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